Soy.

Soy lo que siempre he querido
y en versos me he fabricado,
un corazón alocado
latiendo al son preferido.
Todo lo que he conseguido
no sabe de monederos,
ni de lujos altaneros
ni de engaño bien bruñido.

Soy mi camino pendiente
-lo sabe bien mis zapatos-
me hago amanecer a ratos
iluminando mi frente.
Muchas veces confidente
me confieso bien bajito
y la luz que necesito
la recojo de mi gente.

Soy quien camina conmigo
y me conmueve por dentro,
soy quien me sale al encuentro
si la ocasión pide abrigo.
Soy el único testigo
de mis veladas visiones,
el vigor de mis pasiones
cuando en pasiones me obligo.

Soy mi Domingo de Gloria
después de un mal Viernes Santo,
vivo abierto a cal y canto
sin mancharme con la escoria.
Hace tiempo que la noria
no me aturde con sus vueltas;
ya no temo las revueltas
que alborotan mi memoria.

Soy sin más, sin egoísmo,
quien me da su mejor parte,
brindo el arte por el arte
y me compro por lo mismo.
Me hago ahijado del abismo
si quererlo es mi deseo,
creo en todo lo que creo
si lo asume mi lirismo.

Soy la extensión colindante,
pequeña, casi invisible,
de un milagro inaprensible,
eterno, santo y gigante.
Soy la letra suplicante
de algún verso enamorado,
voy del todo enajenado
para no andarme distante

Soy lo que soy sin atuendo
-desnuda el alma y la vida-
soy mi punto de partida
y el lugar a donde tiendo.
Soy la duda que no entiendo
si de Dios viene esa duda,
soy la dicha testaruda...
soy lo que busco escribiendo.

Soy.