Sucedido en un colegio

Cae una lluvia fina,
todos ya sentados en nuestros pupitres
esperando el comienzo
de la clase de literatura.
El señor V entra en clase con un perro,
pequeño y suave como Platero;
lo esconde bajo los abrigos,
al fondo de la clase, en el ropero.
El señor D.C., indignado, dice:
sacad al perro de la clase.
(Él es el delegado,
vela por el cumplimiento de las reglas).
Avanza hasta el ropero y coge al can
entre sus brazos.
Abandonan el aula,
hombre y perro.
Mientras esto sucede,
el señor V, indignado, grita:
¡devuélvenos al perro, asesino!
¡Ha condenado al perro!,
repite con gran escándalo.
Arengados por el animalista,
algunos, muchos, partidarios
de dar cobijo al can,
se unen en coro a la protesta.
Y en eso llega el Hermano X
— la cara sonrojada,
algo tomado por el vino —
y pronuncia esta frase lapidaria:
“no me calienten, no me calienten...”
Entonces todos callamos,
el tiempo parece detenido;
nuestro eficiente delegado
regresa satisfecho de su hazaña,
y el perro, bajo la lluvia
calado hasta los huesos,
a la espera de un indulto que no llega.

 

Sí, desde luego. Abrazos.

 

... a veces yo me pregunto: ¿ Porqué hay que infligir daño para corregir la transgresión de una norma? Y lo peor de todo, en ocasiones quien sufre el daño corrector es el que menos culpa tiene.
... ¡Pobre perro! mejor le estaría estar bajo la lluvia atado al Sr. V y más aún al Hermano X por presentarse a clases en esas condiciones y sobre todo al indignado DC, para que se espabile con la lluvia y si es tan garante, responsable y defensor del orden y por lo tanto protector de los débiles debería intervenir con el Hermano X y avisar a dirección o a la jefatura de estudios...
La pena de todo esto es que es extrapolable al resto de la sociedad. Por ahí empieza la corrupción, en la laxitud del defensor del orden ante el poder...
Por lo tanto, para mí, quien debería estar atado bajo la lluvia tendría que ser el "Sistema", no hacemos lo suficiente para corregir desde la base, empezando por el colegio.
Gracias Luis, por hacernos pensar...
Un abrazo. José I.

 

Gracias a ti, una historia como otras muchas que hemos vivido todos. Simplemente la recordé y escribí el poema. Es verdad que toda historia invita a la reflexión, y ejercitar la mente siempre es bueno. Gracias, José. Abrazos

 

El perrito paga las consecuencias de las conducta del señor V, que debería estar enterado de las normas, que quizá deberían ser revisadas, pero eso sería tema de otro poema...Muy buen trabajo, amigo poeta!! Un afectuoso abrazo.

 

Pues no te falta razón, ja,ja.ja... Un abrazo

 

Pues no te falta razón, je,je,je...

 

Me ha gustado tu poema, Luis, y también me ha parecido interesante (por tristes) las respuestas de los amigos Maramín y Font.
Dos conceptos sociales, políticos y existenciales muy distintos: uno, por desgracia, aún vigente, y el del humanismo progresista, que es el único que puede construir un mundo mejor.
Afortunadamente, aunque a trancas y barrancas, y con el tiempo, siempre acaba imperando la evolución y el lado bueno del ser humano.
El animalismo real (no el falso que "pintan" sus detractores) es una de las mejores expresiones de la evolución humana. El sentir empatía por un ser supuestamente "inferior" es algo absolutamente necesario para poder construir un mundo más justo y habitable para todos.
Los señores DC y los señores X en el fondo solo son fruto del miedo, ...a veces "las normas" son el "arma" con el que defenderse del miedo a que peligre su lineal,"segura" e inculcada manera de ver la existencia. En realidad habría que compadecerse de ellos..

Un abrazo amigo.

 

Gracias por tu paso y por tu comentario, siempre interesante. Un abrazo, tocayo.