Tierna explosión vulgar-.

Aquí han volcado ladrones

oscuras las lenguas hablan

como leones tristes enjaulados

depositando su mansa blanca nieve

en lo hondo de la anchura de un rey

tan triste como elemental, su esfinge

proyecta luz inmemorial, rosas oscuras,

que el tiempo arrasa. Sólo sombras, ondas

de agua, luces subacuáticas. Y el cielo

poblado de orquestinas celestes, de vírgenes

adecentadas, monumentos patrios, vergeles

indecisos: originales círculos de conveniencia.

Aquí han volado gorriones, petirrojos,

como en la violencia se hallan músculos

misantropía de un viejo alcohol de garganta suave

donde entra el ardor de un mago en agonía.

Voy tras el patibulario don de gentes

la hermosa redondez de un pétalo sin flor

la tierra con su explosión divertida, ese afán

de rosas en lo oculto, exploración de lenguas

vernáculas. Luego, más adelante, finjo

mi misión: oscuramente, el trayecto se disipa.

Y arrancan luces del agua turbia de la acequia

malgastada. Del asno o cabrito que incendió

su esmoquin transversal. Doy su alimento,

no ves?, estoy llorando por rocíos y espesuras-.



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