Todo por ella

En la quietud nocturna
cuando todo se apaga
el reloj marca la hora
del poeta y de su amada

Y en su recio sosiego
ve regresar a su amada
aquella dama tan bella
que una tarde se le fuera

Quiso cruzar otros lares
y buscar otros amores
llora en el día el poeta
y en la noche va con ella

Ella era una niña triste
que una tarde tropezara
en una fuente sentada
con el hombre de su vida

Ahora llora en la distancia
por el hombre que alejara
mientras que en la noche, a solas
sueña el poeta con ella

 

Este bello contraste, realmente es un clásico de todos los tiem-pos. Porque ciertamente se da mucho en el mundo real. A ve-ces el exceso de orgullo o, simplemente nuestras apreciaciones equivocadas de lo que se convivió con la otra parte; nos llevan hacia estas separaciones, realmente imposibles.
Cordialmente: