Un destello de verano

Fue un grato arrebato,
el culmen a tantas noches.

Una luz de verano,
ante el incipiente otoño,
que quedó en destello de equinoccio.

Huracanes de lluvia presta,
arrastrante de toda fuerza,
o sentimiento cualquiera.

La triste amargura de quienes,
aún queriéndose, no muestran
el verdadero nacimiento de su rivera.

Comprendiendo a Marlowe,
cuando con Mefistofeles entreveía:
el infierno no es un lugar,
es un estado o sensación.

No mostrándote como querías,
dudando de mi actual capacidad,
yo no queriéndome entregar,
dudando de tu forma de capitular.

Parecíamos uno,
al final fuimos ninguno.