Un tango asesino

Un tango asesino, un ritmo asesino, puedes matarme y esperar que mi aliento se consuma, puedes huir luego y sentir como mi recuerdo te persigue a través de mi nombre, escucharas como la hojas caen antes del otoño y como el desconsuelo inunda tus primaveras, intentaras sembrar azucenas, pero serán marchitadas por la mala hierba, mi mala hierba, la tierra absorbe mi sangre y envenena cada fruto.

No pretendas negar que no sentiste compasión, mientras rodeaba tu cuello con mis brazos, cuando mis gritos se apagaban producto de la presión en mi pecho, cuando mis uñas, desesperadamente se hundían en tu piel.
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No puedes ser cruel, no dejaras que las llamas extingan el olor en tus sabanas, mi aroma; tu alma pesa, deja que la cargue ahora yo, ahora que puedo traspasar tu carne, ahora que te veo sumido en la pena y confusión, quizás debas tranquilizarte y comprender, que mataste a la niña que vivía a lado tuyo, pero no pudiste hacerlo con la mujer que invadió tu cerebro, tus pensamientos, tus frustraciones. No me mataste a mi