Una bachata y un bolero

Ni era por voluntad, ni asumo de presumir,
decía ella que había yo ganado la discusión
y en el currículo me puse a escribir
que hay ocasiones en que se entusiasma el corazón.

Y se sorprendió de que aun tuviera en la memoria
la opinión sincera que, de mí, pensó,
y fui contando otra historia
que al final del día, ni el sol se la narró.

“Veme cuando quieras que tengo tiempo de sobra”
me dijo más de una vez, cuando me despedía,
y no sabía ella, que entre broma y broma
a mi cuarto para las diez, me hacía corto el día.

Ni era por voluntad, ni asumo de presumir,
pero aprendí que siempre hay cosas que aprender,
que siempre hay alguien que te haga reír
y que es lujo vivir, donde se recuerde el ayer.

Y se fue bailando una bachata y un bolero,
en plena rehabilitación dijo la duda “voy”,
el valle fue hasta el cerro
y yo, siendo un peón, sigo siendo lo que soy.