Entre guitarra y Sentimiento

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El pensamiento llega solo y se queda, acaricia o golpea.

Debajo de los árboles, sobre las cornisas, en los tejados, bajo la huella de los arados... aún dentro de las construcciones, te buscaba sin saberlo.

En los capiteles y los dinteles, en los alabastros y aún entre las bayonetas... te buscaba del todo y a fin de cuentas.

Te buscaba sin saberlo.

Las letras quedan dichas. Quedan impresas.

En el flujo del caudal que se decanta
al desangrar una idea
se detecta una sensación poderosa:
un gesto, una sonrisa, un suspiro
de vez primera.

Las letras quedan fijas. Quedan quietas.

En momentos, por segundos raudos o eternos, pareciera que su rasgueo llora, para luego estallar en canto.

Ella clama por la ausencia y luego bibra de gozo entre mis manos.

Su cintura apretada bajo mi brazo y su voz diáfana, poderosa por todo lo alto.

Mi guitarra canta y luego llora, llora y luego canta... pero nunca deja de sonar.

Ya nunca más.

Recibiendo la noticia de la llegada,
me pregunté que era lo que se esperaba
para darme cuenta de que nadie pide nada
a aquellos que aportan su vida de pasada.

Los reclectores de sueños
son los verdaderos dueños
de mirares sobrios
en lides de tenorios.

Recibiendo la noticia de TU llegada
mi vida ya no fue de olvidada.

Nos estamos acostumbrando a la inseguridad y a la impunidad.

Ahora es interesante ver una respuesta programada a hechos que en antaño hubiesen desencadenado un reto a espada.

El joven, el viejo, el alumno y el maestro... se están acostumbrando a lo fácil. A lo ajeno al honor.

Peligroso momento que nos golpea en el rostro.

Las arenas del desierto siguen en hondas al viento
así el sentimiento sigue en espasmos el aroma de tu cuerpo
aúnque no lo desee, no importa si me hago atar al mástil
sigo tu canto de sirena...
Me declaro enamoradamente loco.
Los sentires, viajan hacia ti.
El compás ha perdido su imantación para cambiar de dirección y girar solo hacia donde tu estés.
¡Que vida de amor y placer!.

Veo ante mis ojos el último bastión de esperanza.

La prueba de mi inocencia es el cuchillo con tus huellas que sostienes en lánguida mano.
¡Que golpe para tus padres saber que te has suicidado!

Imagino como se fractura su matrimonio tan fiel y católicamente conservado.

La comunidad negará tu derecho al camposanto, a la vez que tu apellido se cubre de oprobio.

Te harán una autopsia insana, invasiva, buscando causales y tanjentes. ... ... ...

No puedo ni pensarlo. prefiero partir contigo. Para cuando llegue el inspector encontrará la razón de nuestra muerte con mis huellas en la hoja y empuñadura.

Se embotellan las alternativas.

Todo es una romería... ahora cuando más prisas tenemos resulta que es cuando más despacio circulamos.

Interesante idea de remar hacia un solo lado para girar en un bote descontrolado.

No he tocado tu mano y sin embargo recibí tu aliento.

Aunque nos separa la distancia el sonido de tu voz te hace presente en mi estancia y mis dedos recorren tu cabello.

Sé que estoy enloqueciendo, pero es una locura que me hace diestro.

No medites, no planees, no reflexiones.

Deja correr las ideas en pos de un Norte. Las palabras dejalas ir del corazón y luego revísalas con la cabeza.

Vi unas manos cubiertas de sangre.

Las palmas hacia arriba y extendidas, mi comprención al límite de la cordura, soñando que soñaba me desperté.
Solo para darme cuenta que efectivamente tenía el líquido de vida escurriendo entre los dedos. Se escapaban al soltar el vientre lacerado que haciendo holanes no retenía los intestinos colgantes.
El frío intenso que recorre el cuerpo. Y ese ardor... ese ardor en las entrañas al quedar expuestas.

Las manos desaparecieron y con ellas el latido.
Ahora veo un cuerpo que en un distante tiempo, fue el mío.

Palabras escuchadas en mal trago. Dichas al aire por coincidir con algún tropiezo.
Comunicación que lleva el castigo en sus mismos trazos.
Palabras profanas que no merecieran haber nacido.

Hay quien se ahoga en alcohol cada semana, quincena o mes... dependiendo de su nómina.

Yo prefiero ahogarme entre tus piernas cada cambio de luna. Saber que eres la todo poderosa y única que me tiene comiendo sus atributos y amarte más ahora, que en nuestra lejana primavera.

Las medias tintas son una grosería. Una falta de respeto a la inteligencia del interlocutor.

Juraba que no había mala intención de antemano, para darme cuenta que estaba implícita y no como cuestión.