A veces me pregunto, ¿en realidad, qué paso, si dos días antes fuimos uno solo, donde hoy baten las olas sobre las sombras de nuestros cuerpos desnudos? Sí, aquella roca testigo del último abrazo dado, más parecía una despedida que un hasta luego, sin embargo, nunca lo intuí. Desde entonces, la distancia aún estando cerca era inmensa, como dos orillas separadas por un mar ancho y largo a la vez, sin un islote cercano donde reposar del largo viaje que me esperaba sin ti. Iguazú