Mi amor, mi sed de amor, mis manantiales, la dicha donde en dicha me convierto, el cielo terrenal si en él despierto bañado por sus luces celestiales. Mi amor, mi buen amor, mis santos males, el techo que me deja al descubierto, la vida que me ultima si ando muerto sepulto bajo secos pedregales. Asido a su cintura arrebolada degusto la esperanza redentora que lleva del Ocaso a la Alborada… Mi amor, mi dulce amor, mi paz motora, el fuego que me vuelve llamarada en una pira eterna y salvadora.