¡Gracias Señor!, te digo, sin palabras, y en mi silencio. No soy creyente, al menos practicante, y tú lo sabes. Pero hace años me diste un gran regalo llamado "vida" Y allí te vi, amigo y compañero, tal como eres. Y nos hablamos, charlamos de mil cosas y hasta soñamos. ¡Cuánta inocencia me diste, sin pedirla, con amistad! Aquellos días reviven, en mi alma, y los añoro. Días de paz, de amor y poesía, sin pensar más. Hoy, un susurro, me viene hasta los labios para llamarte. Quiero volver al mundo de la infancia, y amar contigo. Quiero ese amor tan lleno de inocencia que me enseñaste. Y quiero amar, Señor, a quien más amo, en este otoño. "Mi mariposa" Rafael Sánchez Ortega © 02/10/22
"-Avanza y rema que viene la tormenta y nos atrapa". Y era verdad, las nubes de la costa eso anunciaban. Recuerdo a padre, contando en la cocina, esos recuerdos. Fueron palabras del pobre del abuelo, ya fallecido. Era la pesca del pancho y la lubina de un día de otoño. "-Rema, no pares, ignora al barlovento y no lo mires. Mira, si acaso, al mar por sotavento, que está tranquilo. Tenemos cerca la barra y, al oeste, Peña Mayor-". Se hacía lenta, la boga y la remada de aquella tarde. "-Pero logramos, vencer a la galerna, decía padre". Cosas del mar, relatos del invierno junto a la lumbre. ¿Fueron verdad?, ¡no sé, tampoco importa, saben a sal! Rafael Sánchez Ortega © 01/10/22
Aquella tarde nos fuimos de paseo hasta la playa. Estaba cerca del pueblo y de las casas, pasando el puente. La fina arena, guardaba nuestros pasos, tomando el sol. Junto a la orilla el mar dejaba las olas de la resaca. Vimos gaviotas. Algunos cormoranes y también algas. Se olía el yodo, salitre de la brisa, que refrescaba. Fuimos, sin prisa, al cabo, no lejano, tan atrayente. Allí, en su cala, el mar nos esperaba para bañarnos. Y entre sus aguas, sentimos a la vida y nos amamos. Rafael Sánchez Ortega © 30/09/22
Dejan los niños la risa en los rincones y en donde juegan. Dejan los padres miradas sin reproche, con regocijo. Deja la pluma la tinta del poeta formando versos. Deja el susurro del alma enamorada que ansía vida. Deja la rosa el beso que ha robado a las estrellas. Deja, en el labio, el beso tembloroso que le han prestado. Deja que busquen tus manos a la mano que tienes lejos. Deja que, entonces, se unan los latidos enamorados. Déjalo todo, no temas corazón, y ama sin miedo. Rafael Sánchez Ortega © 29/09/22
Seré feliz contigo y con tu mano entre la mía. De todas formas iremos por el mundo a recorrerlo. Veremos sitios perdidos y desiertos para nosotros. Escalaremos montañas muy nevadas que nos esperan. Nos perderemos por rutas y senderos entre los bosques. Tendremos fuentes con aguas cristalinas y refrescantes. Veremos nidos de alondras y cigüeñas en primavera. Y si tú quieres pondremos amapolas en nuestros dedos. Seré feliz, contigo, no lo dudes, porque te amo. Rafael Sánchez Ortega © 28-09-22
Color del mar con tonos tan diversos en cada instante. El verde azul, que cantan los marinos en las tabernas. Azul celeste que lleven en sus ropas tan peculiares. El gris, proclive, de vientos y galernas que asusta un poco. Color dorado que deja, en los ocasos, el tibio sol. El amarillo, mezclado con naranja amaneciendo. Y el plateado, con besos de la luna y manto negro. ¡Cuántos colores, y algunos que me quedan en el recuerdo! Pero, entre todos, me queda el de tus ojos, color de amor. Rafael Sánchez Ortega © 27/09/22
Juegan los niños ajenos a la vida en su inocencia. Quiero ser niño, decimos muchas veces y con nostalgia. Y es que despierta el niño que llevamos en nuestra alma. Niños y niñas jugando, indiferentes, ante la vida. Chicos y chicas creciendo y madurando año tras año. Y en el otoño, tan largo, de la vida, algo se añora. Es la niñez, los días y las noches interminables. Allí, los cuentos, los sueños y las risas, eran frecuentes. ¡Bendita etapa, pasada y que no vuelve, más que en recuerdos! Pero llevemos al niño que añoramos y que queremos. Seamos niños, no importen los otoños, ni los inviernos. Rafael Sánchez Ortega © 26/09/22
Llegó el otoño nos dicen los hayedos en el paseo. Se ven bellotas llegadas hasta el suelo desde sus ramas. Allí se quedan dejando filigranas al paseante. Cojo un par de ellas. Parecen un pendiente original. Pienso en tus labios besando las bellotas con gran candor. Llegó el otoño, me digo en el silencio mientras te sueño. Y vas conmigo, te veo entre las nubes con manto gris. El otro, blanco, dejaron en el cielo, en sudoeste. En esta fecha tú avanzas un peldaño entre mis brazos. Porque te quiero y ansío tu sonrisa, en este otoño. Llegó tu día, la fecha de tu cumple y el año del amor. Rafael Sánchez Ortega © 25/09/22
Quiero una nube, Te dije, sin palabras. y me la diste. En unos versos con formas muy diversas me la pasaste. Preciosas nubes, serenas y tranquilas, cruzan los cielos. Y yo, extasiado, trataba de entender lo que decían. Nubes y versos unidos por tus ojos y corazón. A mi llegaron dejando el fiel mensaje de la amistad. Éramos niños, parábamos el tiempo, para jugar. Y nuestros sueños creaban fantasías sin descansar. Porque en las nubes dormían nuestros sueños con la inocencia. Así aprendimos que hay versos en las nubes como en las almas. Rafael Sánchez Ortega © 24/09/22
Vi tu ventana cerrada, todavía, en la mañana. Era muy pronto y tú descansarías durante un tiempo. Quería verte y también saludarte con "buenos días". Pero no importa, prefiero que descanses y recuperes. Estás cansada. Los días y el trabajo no te acompañan. Te sientes sola, aislada en una celda que es de cristal. Sé que quisieras romper tantas barreras que nos separan. Volar muy alto, subir a las montañas y huir muy lejos. Buscar las nubes que en medio de los cielos tienen su lecho. Y allí soñar, sintiendo intensamente tu vida en paz. Rafael Sánchez Ortega © 23/09/22
Busco la fuente con agua cristalina que me refresque. Así, mis labios, te ofrecerán un beso algo distinto. Tendrán frescura del agua, y mi sonrisa para los tuyos. Busco el sonido que emiten los jilgueros en los jardines. Y silbaré su adagio entre tu oído, para dormirte. Quiero que sueñes, que vueles en mis brazos al infinito. Busco la sombra que dejas, cuando pasas, por la alameda. Quiero fundirme en tu sombre y, sobre ella, estar contigo. Quiero abrazarte, amarte todo el tiempo y sin final. Rafael Sánchez Ortega © 22/09/22
Hay "calma chicha", decía el marinero, al no haber viento. Pero la pesca espera que yo acuda hasta la playa. Iré con remos, bogando con mis manos, poquito a poco. Así, despacio, siguiendo la corriente lo lograré. Para la vuelta, si logro buena pesca, será más fácil. Por la ribera, muy cerca de la orilla, lo intentaré. Aprovechando que suba la marea en ese tiempo. De todas formas si pesco, me conformo con cualquier cosa. Porque preciso vender los calamares a un precio justo. De esa manera podré ver la sonrisa de mi familia. Rafael Sánchez Ortega © 21/09/22
Te vas, septiembre. Te llevas el verano que ya es recuerdo. Atrás nos dejas los días de utopías y de ilusiones. Viene el otoño cargado de colores y medios días. Es un suspiro en medio de la vida y ante el invierno. Pero vivamos septiembre intensamente, en lo que queda. Horas que restan, verano que se marcha y otoño en puertas. Vendrán los versos formando mil poemas y corazones. Volverán sueños a llenar de sonrisas en muchos labios. Y vendrán otras, sencillas mariposas, con tierno vuelo. Rafael Sánchez Ortega © 20/09/22
Como un volcán de lava enfebrecido arde mi pecho. Late con fuerza buscando en tu silencio unas palabras. Te quiere a ti y tú bien ya lo sabes, "mi mariposa" Es un suplicio el tiempo y la distancia que nos separa Pero así fue como nos conocimos y nos amamos. El tiempo pasa, se alargan los silencios en las entrañas. Surgen suspiros, susurros y monólogos al ser amado. Hablamos solos buscando el mensajero y la paloma. Y sonreímos en medio de galernas y tempestades. Dicen que somos dos locos, sin remedio, pero no importa. Si estamos locos, bendita es la locura que da este amor. Ruge el volcán, las almas se impacientan... ¡Quieren amar! Rafael Sánchez Ortega © 19/09/22
Altas almenas rodean la ciudad frente a nosotros. Es en el libro que leo en este instante como novela. Un caballero persigue a la princesa desconocida. Ante la almena se para y se detiene, igual que yo. Pero en mi caso descanso los ojitos de la novela. Salgo de casa y marcho a la alameda junto a la gente. Allí hay vida, personas que pasean, niños que juegan. También ancianos, sentados en un banco y hasta palomas. Hoy, las almenas permiten a mi alma soñar contigo. No con novelas, tampoco con princesas, porque estás tú. Y tú eres vida, en verso y en poema, "mi mariposa" Rafael Sánchez Ortega © 18/09/22