Arriban barcas las redes arrastradas plateadas brillan.
Se oye un aullido que cala en el silencio de las guaridas.
A tientas busqué el amor a golpes lo he recibido ahora muerde por temor mi corazón malherido. No me quites mis penurias mis penurias que son mías son lo único que queda del amor que me tenías . Andando por está vida me he clavado mil espinas toditas me las quité solo me quedé las tuyas.
Cuando la noche caiga abrasadora golpeando los cimientos de mi alma apiadete de mi y de mi impotencia en esta penitencia ya anunciada. Aciagos pesares me condenan recelo que esconde el subconsciente calvario inevitable de la muerte de aquellos que el amor nos va enlazando. Despojo del amor arrebatado desgarradora oscuridad por desplomarse busco refugio en el tiempo inexorable que cual verdugo cruel me está esperando. Maldigo el castigo de la vida que roba todo aquello que va dando que engaña de ilusiones y hermosura robando el fruto de los años. Odio la vida cual amante enjaula al amor libre en si salvaje guadañas que recogen en su vientre despojos de lágrimas y sangre. Odio la vida y la quiero tanto como el amor, libre sin anunciarse como olas que golpean mis heridas dejando cicatrices de corales. Odio la vida y la quiero tanto.
Bebe de mis lágrimas carcelero para que sientas lo que yo siento ¡la tristeza y el dolor que llevo dentro! Pajarillo, ven a los barrotes de mi ventana, pintame de color la fría mañana. Dame calor, pero no te quedes ...¡Vuela! Vuela alto, vuela libre, vuela siempre, nunca dejes que te encierren para enterrar tu cantar. Vuela como las ideas vuela con el corazón vuela hasta las estrellas, hasta el día en que te mueras. Pero ven a visitarme cuando puedas... Y me cantas los olores, los colores, primaveras... Los amores y los mares. ¡Las estrellas! Y los montes ... Lo que quieras. Pero luego vuela libre. ¡Con la cabeza bien alta! Vuela Pajarillo, vuela. -En recuerdo del gran hombre y gran poeta, Marcos Ana. Allá donde estés, camarada,
El que me tiende las manos cuando las tengo vacias es amigo de verdad los demás no los tenia .
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