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17 VIEJOS POEMAS MÁS

Publicado por Luis Libra en el blog El blog de Luis Libra. Vistas: 1043

AMIGO LEONARD

Sí, amigo Leonard, no te enfades,
en realidad te utilizamos vilmente.
Ni siquiera nos gustaba demasiado tu música
(éramos más de Mercury y luego de Strummer)
Aunque sí, no lo niego, nos eras útil
para resquebrajar los diques delgados
y suicidas de las chicas en esa edad que a las chicas
se les comienzan a desbordar
los ríos de verano, como los nuestros
-igual de insistentes y furiosos que los suyos-
Sí, Leonard, solo eras una herramienta más,
un destornillador que sacaba los tornillos
sin apretar de aquellos escudos invisibles
sobre su piel y sus muros de algodón ajustados.
Pero no, no te compares al vómito dulcemetálico
de esas guitarras insolentes
o a la arritmia que nos regalaban las salvajes baterías.
Tu voz, vale, tu voz era especial
(la aguja del tocadiscos nos abría e inoculaba

su droga de tristezas genéticas y futuras)

Y sí, también es cierto que se mezclaba
con el oro marchito de la coca-cola seca
y con el atlas de semen muerto,
más alguna lágrima de adorno
descuidada, sobre el viejo colchón común
de aquel piso encima de la carnicería.
Pero te repito, tampoco te las des de importante;
porque tú sabes que todo eso en el fondo
era mentira, que casi todo es mentira.
Entonces tú ya sabías que la juventud
es un tigre hambriento con el corazón de peluche,
y la poesía, la flor fugaz que destila la tormenta,
la jodida gravedad de cierta raza de inadaptados.
Y es que tú, tú y tu música
os quedasteis pegados a mí junto al humo
de esas paredes (hoy seguro repintadas
una docena de veces), y también la tela
de ese sofá y ese par de sillones cómplices
que acabaron sus días en cualquier basurero
que probablemente ya tampoco existe.
Y después, después vinieron otras notas,
otros pisos, otros muros, otros demonios...
Universos que surgían,
se expandían y chocaban entre sí,
incontables universos, que implosionaban
y luego se transformaban o se apagaban para siempre
(llevándonos a nosotros con ellos)
¿Recuerdas cuando nos crecían pantallas
con fondos de mar y colores imposibles
en la mirada, hasta que se fundía la última bombilla,
el último fusible de la luna de turno?
¡Qué puta broma debe ser la vejez, compañero!
Y hoy, con mis botellas de metáforas
resistiendo estoicas y en fila en la nevera,
y en pleno aperitivo de la derrota final,
debo reconocer que cuando un día
alguna emisora o la tele vierten tu canción,
tu voz, al aire,
jóder, se me congela y me arde a la vez
algún líquido desconocido que llevo en el cuerpo.
Pero ya te digo amigo, tampoco te lo creas,
que no eres el único; aunque eso sí,
no lo dudes, viejo cabronazo,
... tú, Leonard, eres uno de ellos.

________

TU MEJOR AMIGO

Es tu sombra útil tu mejor amigo.
Es Dios en su consulta
aconsejándote dentro de un microchip.
Son cien mil sabios incrustados
en un rincón de tu cabeza.
Son, están
las 24 horas a tu más entera disposición.

Un trillón de bytes guiarán tu camino
al éxito. La felicidad en oferta.
Es la Historia la ciencia de milenios
al servicio de tu causa.
Conectado a tu red neuronal.
Vinculado inexorablemente
al mar revuelto de tus emociones.
Es el regalo ideal
incomparable
imprescindible
de tu primera comunión.

Maquiavelo a tu vera, frente a la nueva horda
estreñida y hostil de la oficina.
Freud a sueldo, medicina milagrosa
contra tu terremoto psico-sexual.
Hemingway para tus mañanas de resaca.
Gates, Kennedy, Lorca,
Buda, Superman, Einstein,
Séneca, la Wikipedia, Jesucristo, Mary Poppins,
John Lennon y E.T.: Todos...
todos juntos en primera línea contra las fuerzas
parásitas y potencialmente letales
de tu escabrosa
e ingobernable vida.

Escucha. Obedece. Actúa
de acuerdo con sus instrucciones.
No hay duda. No hay error posible.
EFECTIVIDAD GARANTIZADA.
Mil millones de probabilidades,
estadísticas, analizadas al segundo
y sabrás, siempre, al instante
elegir la mejor opción.

No más remordimientos.
No más lamentos.
No más abisales cagadas.
No más zancadillas traidoras.
No más si hubiera...

¡Nunca más!

Porque tú, amigo,
eres la rosa azul sobre el guano,
el vértice de la pirámide,
la guinda que sobrevivió al apocalipsis del bizcocho.

Porque tú, amigo:

Tú eres el futuro
y la razón.
El legítimo,
el verdadero,
el afortunado,

el puto heredero del Paraíso.

(¡... Sí, tú!)


_____

LA CALLE 15

Infiltrada bajo la piel
la tormenta les volaba
como en un viejo tema tecno pop de los ochenta.

Una chica en el chalet de la calle 15.
Siempre hay una chica (o un chico)
en algún chalet de la calle 15.
-Y sangraban a borbotones

Bohemian Rhapsody
o los Leño sobre el pupitre
de aquel segundo de BUP.
entre cauces ultraurgentes-

En otra calle, a cien horizontes
por esquina, levitan
diosas en topless clavadas en la pared.
Un templo de terrazo mate
y esa brisa recurrente
con olor a rueda de ciclomotor y vinilo.

En la calle 15 todo se urde
a base de silencios. Las brillantes pieles
de animales muertos
crían dientes y muñones de abismo.
Cruce natural después de la nieve primera.
¡Y qué puta es a veces la aurora!

Autopista de luces imposibles.
A este lado de la ciudad arden los minutos
en una danza paralela entre olas agridulces
y relámpagos en polvo
rugiendo tras papel doblado.

Y al final:
otro rastro de estrellas muertas
por los márgenes,

ese regusto químico
con el mejor color de la noche
vomitado hasta el infinito.

Traspasados los límites del sueño,
desde algún ayer rabioso,
último y polar: Amanece
el mundo sin subtítulos
y una calle cualquiera de Madrid,

... casi como en una vieja canción de Los Secretos.

______

EL ORANGUTÁN

¡Qué mono que es!, (y qué feucho también)

¿Has visto cómo se espulga con sus hermanos?
¿cómo se acurruca entre las palmeras?
Malpeinado. Con esos brazos de aquí a Lima
y las plantas de los pies tan sucias, tan callosas...
¡Qué tierno el animalito!

Y esa cara, hecha para la típica caricatura fácil
(cual logotipo de dibujo animado
en los envases de galletas para niños)
¡Ay, esa nariz aplastada...!
Si hasta parece un hombre de otro tiempo,
castigado por algún dios infantil, chistoso,
hijoputa y retorcido.

¿Y qué,
qué me dices de esos ojos, juntos y redondos
como monedas oscuras y de escaso valor?
(y sus ademanes ridículos)
Seguro que ni en tres mil años sería capaz
de apreciar mínimamente la sublime metáfora
que subyace tras un empalagoso poema de amor.

Se diría que es un lapsus de la naturaleza:
un triste equívoco de la evolución.
¡Hay que ver!, ¡con lo gracioso que era de pequeño!
(si hasta la mujer de tu primo parece más lista)

¡Y encima, el muy cabrón, se atreve
a enfrentarse él solito, y a manos desnudas,
contra esa enorme máquina de acero
(y fabricada en Alemania)
para defender su puto árbol!

¡Y encima osa dar a los humanos
una lección de dignidad y de valentía!

¡Ya le vale!
¡Quién se creerá el jodido mono que es!

Valiente idiota;
en vez de buscarse un nuevo trozo de selva
en algún otro lugar...

¿No entiende que el aceite de oliva está por las nubes?
¿y que a los pobres indonesios les sobra verde
y también tienen derecho a subsistir?
¿A quién le puede extrañar que termine
disecado o en un zoo
el resto de sus miserables días?

__________

HE BESADO

He besado como si no existiera un mañana.
Mi lengua era un monstruo hambriento
a punto de fundirse en la roca y de arrebatar
hasta el latido último de una mujer.
He reído como si esperara el armagedón
(en una noche donde un dios en horas bajas
invitaba a la penúltima en un antro de mala muerte
que nada tenía que envidiar al paraíso).
He llorado con la rabia del diluvio universal.
He bebido hasta secar cualquier atisbo de sed
y compostura. Y he volado entre las estrellas
escuchando una vieja cinta de los Midnight Oil,
intoxicado de kriptonita y adelantando
como un loco y por la derecha al mismo Superman.
He tronado versos a la salud de todas y cada una
de las piedras y duendes que me abrigaron
/o mordieron/ en el camino. He muerto en el reflejo
de la lluvia sobre la palma de mis manos,
y he despertado abrazado al sol mientras hervíamos
arroz en una cocina (la más bella cocina del mundo)
pintada de amor del bueno y de absoluto abril...
He olvidado tanto lo que nunca y tanto fui
que ya no sé ni quien soy (pero aún guardo
un milagro entre las uñas y busco ese sitio
casi perfecto donde caer)
... Y todavía me delata el niño que algunas noches
inventa una cabaña-búnker bajo las mantas.
El adolescente que pelea a muerte con sus átomos
y sus sombras, el soldado que rinde su colina
y su bandera por una canción. Y soy el adulto
que cruje en la sensatez de los árboles, que ha aprendido
a mirar el fondo de sí mismo sin ahogarse en los bordes.
Y el viejo que necesita volver a creer en calabazas
que no lo son y en ranas que hablan.
El que nunca necesita a nadie,
el que siempre necesita a todos.
El que un día chuleó al mundo y al siguiente
lo tuvo que encender a golpe de piedra.
Alguien capaz de desangrarse mil veces
y mil veces fabricarse otras venas capaces de arrancar
de nuevo (cual bucle inercial y absurdo)
En fin, ese idiota que aún reza sin saber a quién
entre volutas de humo o con códigos secretos,
desde algún lugar que ya no existe
cuando el universo le da un ultimátum,
cuando lo vuelve a intentar y siempre la vuelve a joder.
Un tipo que al fin se sabe mosca pero todavía se hunde
en la miel y se agarra a las nubes por decreto
y por los mismísimos genitales de su sueño...

______

DE LISTOS E IDIOTAS

Richi siempre supo predecir el tiempo.

Debido a influencias paternas -según se dice-
también sabía hablar chino,
(al menos para hacerse entender
en aquel primer y valiente restaurante oriental
que desembarcó en el pueblo)

Y cómo no,
desde muy joven le pusieron el mote de "el chino"
en aquel municipio a 30 kilómetros (o a cien mil
según otras magnitudes espaciotemporales)
de la gran urbe.

Siempre supo también encajar
con insuperable estoicismo toda clase de vejaciones,
hostias e insultos.

Algunas veces se atacaba y se convertía
en un muñeco ridículo y torpe,
(... más torpe aún de lo que ya era),

como un muñeco que arrojaba lágrimas
ardientes, inútiles y furiosas,
como un pequeño y regordete dragón,
acorralado y provisto de un fuego imprudente
e incoloro que a nadie quemaba
pero del que todos se reían-

Y entonces su mami se quejaba
a las autoridades competentes que tampoco veían.
Al día siguiente volvía a predecir tormentas
(y a veces acertaba)

Hoy recuerda todos nuestros nombres;
su expresión transparente, su eterno gesto
alegre, sin rencor a nada ni hacia nadie.

-Richi, ¿qué tiempo va a hacer mañana?
-Ay, Fermín, ¡qué cachondo eres!


Pero ya nadie se ríe de él.

Se sientan a su lado, le saludan y le sonríen
desde sus miserias, con sus miradas idas y torpes
(como de viejo perro arrepentido)

Y a menudo esos mismos tipos de antes,
con un nuevo upgrade parecido al respeto
le preguntan por el devenir de las nubes

e incluso le pagan la coca cola.

_______

VENUS FUTURA

En la introspección
de mi propio firmamento
he vuelto a recolocar
mi constelación
y cual pulga en el cielo
increpado a las estrellas.

En el paraje más recóndito
de mi ser,
como punto de un círculo,
viajando entre mareas,
mis pulmones fueron branquias
en un océano de luz
bajo el desierto,
y mi corazón diseccionado
en la cubeta, de acaso,
un experimento
cruel e infame.

El sol se tornó negro,
un viento gris
exudó las burbujas
que desataron las velas.
Entre el granito irresoluto
del pasado
y amagos, sin diagnóstico leve,
de futuro,
somos fruta que amarga
con el tiempo
entre volutas de eternidad
y arpegiados abriles
que endulzan la espera.

En la necrosis crónica
que carcome la carne
del tallo que me sustenta
quiebra la razón del ciprés
que me eleva, y se pudre
la adrenalina de los sueños.
Comparto con los cocodrilos
el barro y los peces
sobre la espalda;
se clavan y crujen
bajo el cántaro epitelial
de mis amaneceres
las lágrimas y el sarro
de mi descabalado recuerdo.

En el declive de mi discurso
sudan frío las palabras,
en el alzamiento del lamento
vomito mi silencio;
en la dictadura de mi pecho
me reivindico y asumo
la contradicción que me nombra.
Vendo mis ojos, y pido la vez
en un mercado de almas frescas,
en un puesto
de congeladas primaveras.

------------

Y es hoy el sitio
de mis viejas canciones
mi protocolo de sal,
el molino de mis versos,
donde riego de música mis venas,
amordazo al mundo
y abanico las horas;
y te reinvento y me descubro
cada mañana,
y al despertar...
en cada sombra,
en cada nueva arruga,
en la acritud y la mar rizada
de cada uno de los espejos.

________

RAZONES DE CERA

Demasiados pétalos de flores silvestres,
demasiado pronto que se secaron.
Demasiadas convicciones pesan bajo plumas
de alas ágiles, pero inútiles por desperdiciadas.

Demasiados rayos de sol que ciegan
para una joven ave de vista larga y mundana
pero de corto vuelo.
Demasiadas perlas dulces y fluorescentes
mezcladas con oscuros sueños.

Demasiadas ideas prestadas,
demasiados evangelios,
tatuados sobre la carne plagiada
de pieles diferentes,
pero con una sangre común
en una fábrica de cuentos.

______________

EL ESQUELETO DE LA TORMENTA

No miraste detrás de la arena
cuando galleaba tu pecho
entre las golondrinas.
No mediste las olas que, como látigos de sal,
desentumecían tus latidos.
Preguntaste a la noche:
por qué te coronaron de luciérnaga las estrellas,
y al amanecer
llenaron de pájaros el camino...

No dicen los muertos que andan
de hambres ni velas,
solo hablan cuando interrogas a su silencio.
Yace el hueso hueco de pena y marfiles.
Corazón de tierra fértil que acechó falto de vértigo,
falto de magia, los abismos. Recorre hoy
su polvo como un polizón de sueños los días.

Son venas rotas que sangran el humo
de chimeneas sin boca. Eminencia
de herrumbres; monóxido de insomnios
que contamina el plancton
de un océano sin abriles.
No se insinúa tras pupilas de luna
el eco de ningún dios cercano.
Decidme, viejo amigo:
¿Por qué palideció la erubescencia del alba?,
¿por qué escuecen tanto las horas?.

Comprendiste al viento cuando enarboló
tras la servidumbre del horizonte su cresta;
te acordaste del cielo cuando te clavó, cual uñas
de hielo, en la espalda sus gotas. Hoy ha despertado
una montaña de sombras en el norte de tu mirada.
Hoy te zarandeó de la solapa del alma
el ferruginoso fantasma de un apremiante augurio,
de un innombrable vacío.

Cuánto de amargo cupo
en una lágrima inútil y desmemoriada,
que de derrota y rocío inundó hasta quebrar
la frágil ductilidad de tus deshabitados labios.
Cuánto aliento en vano, descoyuntado
a golpe de muela y granizo, recolocó
como una duna de hormigón
el muelle de tus exiguas quimeras;

... demasiada tormenta
para una sola vida.

________

SENTIDO DE VIDA

Ella
venía de volar
por todo el espacio aéreo,
antes vedado,
de sus descatalogados sueños.
Recopiló cada margen, cada arista
y cada poro de subconsciente
traspapelado. Reivindicó
la desnudez integral
del pensamiento
y el deseo, la melanina no alunada
frente al ejército
de sus acantilados.
Recordó
con una sombra de nostalgia,
dos dedos de urgencia
y tres hielos
la tierra donde aún sudan
los ojos yermos de sus afelpadas
arritmias,
donde mucho tiempo atrás
había arraigado su desapego
a los imperativos y duendes
primaverales:
la onerosa dicotomía
que la condenaba.

Entonces se supo aire puro,
se supo extra de un (su) cuento
al que ayer se le robó la magia
y su mejor capítulo.
Vomitó sus muertes más antiguas
desde la cornisa de sus cuarenta
y muchos abriles.
Añadió un par de conceptos
inclasificables
a su vida
y debatió a solas con la malvada
bruja del espejo
hasta toserla en la nuca.
Arrojó un verso a vuelapluma
al arcén de sus premisas,
y se lo fumó
mezclado con la lluvia
(y el polvoriento retrato
de unos desconocidos),
justo antes
de rendirse sin condiciones
ni escalas
a la altisonancia exenta
de metáforas
de un cuerpo arrebolado
e incorrectamente húmedo.

Ahora ya sabía
dónde termina el invierno.
Por fin había desentrañado
el simple pero escurridizo
sentido de la vida.

_________

NO LO DUDARÍA

Si pudiera traspasar esa atmósfera impenetrable,
ese oscuro y blindado cielo que son tus ojos,
quizá comprendiese ese mundo de híbrida fábula
del que hablan los callejones que te transitan
y sus insobornables duendes:
residentes laboriosos al servicio del insondable celaje
que cierra los escasos resquicios abiertos
-inusualmente desprotegidos-
en la trastienda de tu universo.

Si viviera en tus manos
podría tocar sin quemarme
ese fuego líquido que derrocha tu ser:
riada que abrasa todo aquello que te navega
las noches que la luna naufraga
en ese tu mar de estrellas torcidas
y cometas asesinos.

Si habitara tu pecho
podría escuchar la tormenta que inventa los rayos
que convierten en ceniza a todo aquel que acampa
sin invitación en la desnudez de tus orillas,
en las alas espinadas de tu silencio,
a todo aquel que piensa que puede guardar bajo llave
en su mediocre y hortera vitrina de luceros
un solo pedazo de alma tuya.

Y si pudiera no quererte,
si pudiera desandar el camino de tus ojos
tus manos y tu pecho,
y en algún oasis de extraordinaria lucidez,
tras la caótica disfunción sentimental
que habitualmente ha acompañado mis convulsos
e interminables otoños vividos junto a ti...
Creo poder afirmar -sin temor a equivocarme-
que no lo dudaría:

devolvería mi suerte
y regresaría al dulce incendio que me provoca
sentir de cerca tu mera presencia,
aun cuando hablamos sin escucharnos,
y nos tiramos los trastos a la cabeza,
y no nos soportamos
y nos odiamos
¡... y hasta nos fulminaríamos!,
y acabamos riendo,
(y reinventamos de nuevo la mañana)
Siempre tan lejanos,
siempre tan unidos;
como dos mitades de diferentes naranjas
pero del mismo árbol,

como un par de empecinados adolescentes
sacando la lengua
al amor
y a la vida.

__________

EN TIERRA DE NADIE

En tierra de nadie
el jinete vencido espolea
el lomo de una bestia dormida.

La lluvia seca
destapa la certeza del hueso.

Lleva la venganza del frío
y
la espina negra de la salumbre
infligidas en la mirada.

Porta en sus sombras
el equipaje de un sueño vital
sin memoria de alambre

Pero
con la experiencia terrible
y azul
del mar
agarrada en las venas.

------------

El jinete clava su semilla
de acero
en el vientre aletargado
de una roca vedada
a sangres extranjeras.
(La montaña gris no entiende)
y su corazón es una inversión
regalada
de crisol y futuro.

Acumula el rebufo de
la noche
en el litio de sus ojos.
El vagido de los cristales
oscuros
será su montura,
su continente y
su palabra.

----------

Los jinetes
cabalgan en círculos
al ralentí
de vértices y olvidos,

de culpas
y mierda entretejidas

pero la ciudad no les comprende,
la Urbe no les perdona.

----------

En otras tierras de nadie: todos
yerguen sobre árboles,
exentos de albarán/ ni savia
su bandera;
todos quieren
grabar su paraíso
en el viento,

y el viento les devuelve
(en forma de pregunta):

la incertidumbre de su piel,

las psicofonías de sus raíces,

... el afilado
y penetrante
silencio de las piedras.

___________

SURF

Venías con una flor salada en la cara
y aquella mochila,
presumida y amaestrada:
devoto apéndice y jovial
guardaespaldas de tus andares.

Y ese océano ineludible
de tus ojos,
que traía al mismo sol
bajo su mando,
derritiendo mi ultra estudiado/insolvente
guión diario,

... remolino estelar que desencajaba
y al segundo se tragaba
de un solo bocado
la horma de mis tan trabajadas
seguridades de tiza
y cristal caramelizado.

Venías con un centro comercial
de feromonas
emboscando a la estruendosa
y babeante nidada adolescente,
con la hisca de tus brillos
y no transparencias afiladas,
venenosas,
subrayando a pincel
esa rima prolífica
que era tu cuerpo
de diosa juvenil.

Solíamos surfear en las orillas
de aquel instituto,
para envidias insanas
de fantasmales
y multiclonados transeúntes,
desalados y unicolor.

Aquella primavera, cuando tú,
con esa playa en tus labios,
aliviabas mis prematuras
arcadas existenciales.
Entonces espolvoreabas
tu adictiva y candente seda
sobre mis alas de zángano azul.
Alguna vez, también te llovías
a mi espalda, y entonces
yo moría varias veces
(hasta la siguiente cita)
en un interminable invierno
de veinticuatro horas.

Intuíamos el frágil
desequilibrio de aquellos días
entre ecuaciones de pétalos impares,
gramáticas furtivas y silenciosas,
maremotos familiares
y otros arrecifes
inevitables de la edad.

¡Cuánto surfeábamos
en esas tardes de lunas rosas
que aceleraban mis arterias
e insuflaban sus palpitantes
atolones emergentes!.

¡Cuánto confluían en mi estómago
aquellos puertos nocturnos
y sus tormentas de mariposas carnívoras,
desinventando los relojes
tras cada poro
de nuestro inverosímil reino
de cera, salumbres y miel!

Luego regresó el frío.
Y yo ya solo podía ver
una aleta de tiburón
rondando la sopa
a la hora de la cena,
una boca de cocodrilo
dibujada en tus labios
que ya no me veían.
Y junto al viejo acantilado de hormigón
y aquel último rayo de sol
hincándose en mi pecho,
aquellas náuseas
de escolar en su primer día
de colegio.

Y entonces las olas se desinflaron
junto a mi risa.
La playa me gruñía.
Y otra vez volví a mi esencia,
a mi versión original
de náufrago,
... o de común -y eterna-
sardina gris,
orbitando a coletazos
entre el tráfico ciego y hambriento
de la desencantada
y mate ciudad

sin mar.

___

SABIDURÍA FELINA

A menudo
he visto tipos dispuestos
a colgarse con la cadena
del inodoro
tras la octava cerveza,
mientras suena obsesiva
y cruelmente
en el hilo musical
alguna canción
de su grupo ochentero
favorito.
Gente a punto de rebanarse
las venas
con el filo de alguna estrella
fugaz, o de las que siempre lucen
en el mismo resquicio de cielo
las madrugadas febriles
y comúnmente otoñales
llamadas a paroxismos
y eméritas harturas.
He conocido también
algunas personas
con la extraña disposición
a despeñarse con el coche
cada día
al volver del trabajo,
por el mismo acantilado,
en el mismo atardecer,
desde la misma carretera
con vistas al mar
y a ese horizonte
risueño y de mágicos azules
como los de su infancia.
Gente dispuesta a arrojarse
al foso del zoo
para servir de almuerzo
a los tigres de bengala,
(o incluso a los perritos de las praderas),
quizás atraídos por la compasión
hacia los desesperanzados animales,
o por el hipnótico brillo de su pelaje,
las solemnes jornadas
de lluvia y tormenta.
Hasta yo mismo
me he creído capaz
más de una vez
de inmolarme
en el casete de la chimenea
las noches
que sobre el sistema solar
que flota en mi salón
empieza a cuajar la nieve
y el viejo Misi
me atraviesa
con esa mirada
tan insolentemente clínica
e interrogante,

tan suya...

____

EL VIGILANTE

En aquellos días de vigilante
el corazón repartía sangre con la genial
exactitud de una máquina del futuro
prohibida por los incuestionables y decrépitos chefs
del lugar y el momento.

Noches de pladur, café y uralita,
otras de neón y decibelios cómplices,
en aquel reino de muertos vivientes
sabían a pócima amarga (elixir divino
de piratas kamikazes y contrabando)
junto a intermedios de cerveza rubia
de grifo y bourbon. Zonas eternas sin sol,
y entre las mugres de soledad y graffiti,
siempre alguna buena chica sin nombre,
guapa, enganchada y puta,
(en la mirada, una tormenta eléctrica
clavada hasta el tuétano de sus ojos)

Era la lírica del amor al desamor (o la épica de la cucaracha)
Y los versos, insultantemente torrenciales,
llovían ajenos a las leyes de la intransigencia
en versión punk&garage

"Cuando la vida es un himno no la estropees,
ya lo hará ella sola",
dijo el duende maligno y arrepentido
que esta medianoche agoniza
sobre la playa de un mar en bucle.

Y a ti, que sabes de qué va esto que digo,
te pregunto:
¿Saboreaste la avenida vacía
y vestida del silencio más dulce
que jamás escucharás?,
¿te enrollaste con la luna sin tren de aterrizaje
y a vena descubierta?, ¿ordenaste a los peces
y a los grillos que nadaran y cantasen
para vosotros en aquel rincón privado de río
entre el tráfico infinito de la Urbe?,
¿o quizás te fumaste tu rutilante presente
hasta escupir los pulmones...?

Y hoy la ciudad, con su alzheimer lógico,
el estadio recalificado y en ruinas
(como tu factoría de sueños),
el metro de la Plaza, que ya no huele a metro,
esas canciones, que ya no dicen nada;
la lúgubre y crujiente ex-embajada filipina
(ahora hotel mil y una estrellas)
o aquella discoteca en el sótano de la memoria
(antiguo templo de aquel joven emperador
con camisa a rayas azules y blancas,
ahora en venta y liquidación
como nuestro vademécum de verdades-burbuja)

Luego el sol siguió cayendo,
cayendo,
y cayendo...

Y el vigilante que ayer contaba estrellas,
hoy cuida sombras vía satélite y abre,
mecánicamente, la puerta del viejo casino
a cambio de generosas propinas
a elegantes dinosaurios:
crueles y encarnizados asesinos de grillos.

_______

EN EL FONDO NO SON TAN MALA GENTE

Son poetas mediocres
(y no se enteran)

Son mentes mediocres
(y tampoco lo saben)

Obligan a sus mascotas a suplicarles
por una triste golosina
con forma de hueso.

Y es que
nunca saborearon el universo entero
dentro de una habitación perfumada
con humo de mágico
mientras The Dark Side Of The Moon
derretía sus paredes.

Sí, saben lo que es el amor,
pero cuando les quema culpan a la moda unisex,
a la nueva ministra de igualdad
-y telefonean a sus abogados-

Cuando se emborrachan son los más destroyers
arreglando el mundo.

Llaman a la policía cuando la juventud
se burla de ellos.

Hacen barbacoas con sus semejantes
y ponen en la lista negra
a los que no ríen sus chistes sobre el gobierno.

En las bodas y celebraciones sudan
y hablan más alto que nadie,
y levitan cuando su selección alza la copa
y lagrimean como grifo roto
-mano en pecho- cuando suena el himno.

Son anti mil cosas pero usan la libertad
para su capricho, a Jesús
y al dinero de endeble escudo.
Despotrican a pares pero lloran a medias.

Metafóricamente hablando
son los que nunca supieron ver
a Dios en los ojos de un animal,
el verdugo de la raíz salvaje,
el azote mugriento de la red,
la leña que tapa el volcán.

Pero en el fondo no son tan mala gente.

Quizás
solo vivieron en un tiempo que mordía
los ladrillos de su ruinoso
y fantasmal castillo con saña.

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YO TARZÁN POETA, TÚ LOLITA JANE


La verdad, era un poco creída y cabrona,

pero la condescendencia habitual de la naturaleza
con la juventud
y el talento en el arte de lucir vestuario
minimizaban esos pequeños inconvenientes.

Era un marzo casi primaveral
y como todos los marzos casi primaverales
los lindos pajaritos se comían a las lindas mariposas,
los lindos gatitos se comían a los lindos pajaritos,
las ratas seguían pululando bajo las calles
(pues a ellas no les engañan
las trampas propias del cambio climático)
y la Humanidad, como suele pasar
en esas extrañas épocas de bienestar y paz contenida,
comenzaba a oler un poco a podrido.

Yo seguía asesinando a mi karma
con bombardeos cerveceros,
negocios fallidos y versos afilados.
Aquel marzo, ella me dijo:

"¿jugamos a yo Jane con veintipocos
y tú Tarzán, ahogado de experiencia
y abrazado a la última liana de la selva?"

Y es que resulta que a veces,
cuando menos lo esperas, la vida te chupa la oreja
con su lengua cosquilleante y sibilina
y luego sigue hacia abajo,
y entonces funde tus circuitos caducos,
aparecen margaritas sobre tu sombra,
estrellas fugaces en los ojos
y tonos fresa resurgen febriles
sobre la incipiente desertización de tu piel,

y logra que ese creciente sudor frío que te inunda
algunas noches sin avisar
se evapore como humo del mejor cannabis
entre los viejos y agotados perales de tu recuerdo.

Y eso, amigos, despierta el apetito,
las ganas de estirar un poco más
esa noche oscura y tenebrosa
pero hoy clara y llena de revoltosas
y luminiscentes luciérnagas viniéndose arriba.

Porque de repente llega Jane
con su cuerpazo de top model,
con su piel fresca y reluciente,
su informal y húmedo despeinado,
su insultante inconsciencia y explosión de vida
(y con ese vestido negro ceñido y ultracorto)
y te dice:

"Después de estar conmigo te podrás morir a gusto y feliz"
"Te importará un huevo que Trump vuelva a ganar las elecciones en USA"
"Te importará el otro que un puto virus chino acabe con media Humanidad"
"Yo enjuagaré todos y cada uno de los sinsabores y sinsentidos de tu mediocre existencia"
"Elevaré tu espíritu (y sin químicas ni psicoterapias de moda) hasta la exosfera y más allá"

Y tú te lo crees
o te lo quieres creer
o no te lo crees
pero en realidad te importa dos cojones que sea mentira.

El caso es que Jane de veintipocos asalta tu mundo
desde la suela de tus zapatos hasta el último pelo
de tu decadente y canoso sucedáneo de tupé
mientras te dice relájate y disfruta.

Y entonces tu jefe te coge manía
y tu ex te deja de hablar
y la panadera te sonríe lascivamente
y tu madre dice ¡al fin!
y tu sobrino dice ¡qué tío!
y los morbosos de tus lectores piensan:

Vaya mierda de poema,
pero ya puestos cuenta los detalles ¿no?

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