A los que ya no están

Las personas de todo el mundo hablan idiomas diferentes y a menudo no imaginan su vida fuera de su pequeño universo pero hay algo que nos une a todos. Alegría, desesperación, amor, odio, valentía, interés hacia la vida y un deseo infinito de luchar por ella; estas son las emociones universales que todos conocemos.

Se siente un disparo, todo queda en silencio,
se siente un zumbido, comienza la guerra,
empieza a morir entre el espacio y el tiempo,
la paz y el amor, a la prisión se aferra.

Comienza a sentirse profundas palabras,
comienza el eco capaz de ofrecer,
toda la verdad, la mentira macabra,
termina la oscuridad, comienza el amanecer.

Detrás de las rejas se siente su voz,
pronunciando palabras fuertes, ni siquiera un gemido,
no existe el escalofrío, no existe el adiós,
no existe el temor, donde está el enemigo.

El tiempo derriba las fronteras, navegan;
el sentimiento los une, el dolor no los detiene,
estan en sus huecos todo el tiempo que puedan,
mientras el frío se va, una sombra luego viene.

Mapas sin límites, la voz de un pueblo,
la voz del mundo, la voz que los ayuda,
el interés insensato, el paradigma terco,
el enimigo que hace, que el otro sufra.

Siguen en la niebla esperando la luz,
esperando que acabe la débil maldad,
la puerta se cierra, la tarde es azul,
el día no acaba, el viento a soplar.

Pronto llegará el día en que todos esperemos,
el día no muy lejos que está por llegar,
donde el enemigo débil, desaparezca con un trueno,
cuando la verdad impune, les de la libertad.

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