A Salvador (Lesmo)

Vuelvo a disfrutar de este excelente soneto con que me regalaste y me regalas. Cuando lo leí por vez primera comenzaron a bullir en mi interior las palabras deseosas de llegar hasta ti, querida amiga. Y se reunieron en esto que te dejo junto a mi abrazo grande y fraterno. Mil y mil gracias por todo.

Salva.

NOTA: En un comentario más abajo vuelvo a reproducir lo que dejé aquí por haberse desecho en la disposición de las estrofas al intentar corregir un error que tenía.

Lesmo:

Entrañable amigo y compañero de regiedad Poética. Un enorme ser humano, un hermano al pie de la letra. Vaya pues raudo y alegre mi abrazo perenne, a Salvador, mi amigo, a quien feliz yo bendigo con un aplauso perenne.
Gracias querida Ligia Calderón Romero, un beso y abrazo...

Anthua62

El trueque

Después de ennegrecida y de doliente,
mi vida malpasada, bruna y fría,
de un ascua sola y una que tenía
mi anhelo resurgía incandescente.

Y quise retornar del mundo ausente
no viendo en el lugar un nuevo día,
y pude comprobar que el alma mía
soñaba amaneceres del Oriente.

Entonces, sin temores del ocaso,
del cual fuera el cautivo mudo y ciego,
con brío me espetaba a dar el paso.

Y fue que al escucharte decir luego
mi nombre, que el calor aquel, escaso,
tu voz me lo trocaba en vivo fuego.

Salvador González Moles.​

¡Me pongo de pie y aplaudo con lágrimas de orgullo y alegría en mis ojos, "BRAVO, BRAVO" compañero querido y Gran, Inmenso Poeta!
¡Engarzas con fino oro a tu letra!
... Con todo lo amplio de mis brazos abiertos te saludo y abrazo mi querido Salvador ...

Anthua62

Vuelvo a sentir ese abrazo transatlántico que viene a rodearme en forma de delicadas palabras con acentos mexicanos, las cuales también envuelven a la poeta Ligia Calderón Romero en su esmerado blog. Y ese abrazo llega, precisamente, del magnífico poeta Anthua62 que da valor a este Portal literario con sus poemas finísimos y deliciosos. Efectivamente el abrazo es perenne, porque perenne es el sentimiento de amistad fraterna que nos une no solo a nosotros sino también a nuestros pueblos. ¡España y México, México y España!, ¡hermanos de sangre y de lengua! Hago mías las palabras del gran Dámaso Alonso, ¡hoy más que nunca al decir con él!:

Hermanos, los que estáis en lejanía
tras las aguas inmensas, los cercanos
de mi España natal, todos hermanos
porque habláis esta lengua que es la mía:

yo digo "amor", yo digo "madre mía"
y atravesando mares, sierras, llanos,
–¡oh gozo!–, con sonidos castellanos
os llega un dulce efluvio de poesía.

Yo exclamo "amigo", y en el Nuevo Mundo
"amigo" dice el eco desde donde
cruza todo el Pacífico y aún suena.

Yo digo "Dios", y hay un clamor profundo;
y "Dios", en Español todo responde,
y "Dios", solo "Dios", "Dios" el mundo llena.

Pues claro que el abrazo es perenne, ya no puede ser de otra manera.
Salvador.