Amor en casa de Dios

No esperaba encontrar
a quien yo pudiera amar
tan cerca y en un lugar
donde Dios tiene su hogar.

En la misa del domingo
noté tu profunda fe
y allí nomás me presenté,
diciéndote en ti distingo
a quien será mi mujer.

Respondiste sin pensar,
que no podías creer
lo que acabas de escuchar
pero que lo ibas a pensar
para pronto contestar.

Y no te hiciste rogar,
pues al domingo siguiente
un besito me viviste a dar
y también a confesar
que nos íbamos a casar
para ser una pareja ardiente.