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Como te iba contando.
Publicado por Alonso Vicent en el blog El blog de Alonso Vicent. Vistas: 174
Cuando hables de los ríos
no olvides los rápidos,
los remolinos,
las orillas resbaladizas;
no creas que los cursos
transcurren sobre papel mojado
ni que el agua tenga que ser tu salvación
cuando nadas a contracorriente.
Pero, por supuesto,
puedes centrar tu pensamiento
en ese discurrir eterno
que es el meandro de la vida;
digamos un simple poema.
Cuando hables del campo
siente los putos riñones,
las manos a la intemperie,
las piernas de largo recorrido,
la sequía, la lluvia,
los pies mojados o encendidos;
piensa en un poema realista.
Cuando hables de la montaña
no olvides las tormentas,
ni los riscos, ni las piedras;
pero sí que puedes olvidar la distancia
hasta un falso espacio de confort.
Intégrate, invéntate y, libre,
adapta tu mente.
Puedes pensar en un haiku interminable
sin reglas y con( )sentido.
Cuando hables de los dioses
(esos que no entienden
de las penurias del pueblo)
no creas a pies juntillas
todo lo que te dicen,
ni que están en todas partes.
Ellos, posiblemente,
también estén únicamente de paso
y recen para que la palabra
no sea mal interpretada,
ni sean los hechos cohechos;
otro juego sucio y al escondite.
Creo que aquí no cabría
un poema místico.
Pero ahí están los ríos,
los campos, las montañas
y los dioses (si los hubiera)
para aportar sus certezas
y sus interrogantes,
y pasar o ver cómo pasamos
por este laberinto
qué justamente queda
entre la tierra y el cielo
y en el que, no más,
(en verso o en prosa)
nos encontramos.
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