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Glosando a Miguel Hernández, Mario Benedetti, Pedro Salinas y Rubén Darío.
Publicado por Alonso Vicent en el blog El blog de Alonso Vicent. Vistas: 922
MIGUEL HERNÁNDEZ
El palomar de las cartas
abre su imposible vuelodesde las trémulas mesas
donde se apoya el recuerdo,
la gravedad de la ausencia,
el corazón, el silencio.
Miguel Hernández
El palomar de las cartas
hoy me acerca hasta estos pliegos
y al espacio donde vuelan
las plumas entre los dedos
y en el aire centellean
antes de llegar al suelo
y al domicilio preciso
del hogar de nuestros sueños.
Un trayecto que entre letras
abre su imposible vuelo
para llevar un presente,
carta con la firma y sello
del que en el centro se abre
y la cierra con un beso.
Besos hay que se liberan,
besos que llegan de lejos,
bocas que exigen su boca,
sobres, papeles, tinteros
y un alma que las escribe,
un alma que quiere serlo
desde las trémulas mesas
al palpitar de otro pecho.
Cartas nuevas, cartas viejas
donde se apoya el recuerdo
y se posan las miradas
que nos miraron sin vernos.
Dormitan en un cajón
o se esconden en un hueco
donde se mide el latido,
donde descansan los huesos,
la gravedad de la ausencia
y un lejano pensamiento.
Pasión que en amor mudó
todo su estremecimiento
y que guarda de lo humano
la inconsciencia de lo eterno.
Cartas viejas, cartas nuevas,
el corazón, el silencio.
MARIO BENEDETTI
cuelgo la soledad en el perchero
y ella me mira con sus ojos pardos
entonces me conmueve y la descuelgo
y la llevo conmigo a conocerme
Mario Benedetti
Cuelgo la soledad en el perchero
por si acaso en mi espalda se incomoda
tanto cargué sobre su vasto eco
que me basta saber que sigue cerca.
A veces callo digo o me desdigo
y ella me mira con sus ojos pardos
sus ojos de saberme en los colores
y en los matices que de tanto en tanto
ni yo mismo me atrevo a confesar.
Otras veces se ofende y es tristeza
se hace toda un ovillo y es olvido
entonces me conmueve y la descuelgo
y la acuesto digamos en la cama
para intimar con todos sus silencios.
Cuando salgo no siempre me acompaña
y aunque a veces burlarla reconforta
las más suelo invitarla como aliada
y la llevo conmigo a conocerme.
PEDRO SALINAS
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres
¡qué alegría más alta
vivir en los pronombres!
Pedro Salinas
Para vivir no quiero
que me lleven o traigan,
pero sí que me digan
y ser en las palabras.
Mi morada eres tú;
islas, palacios, torres
los dejo para otros,
me bastan tus adobes.
Y ser, y ser, y ser,
y que seas conmigo;
¡qué alegría más alta
cruzarme en tu camino!
Confundir nuestros pasos
sintiéndonos los bordes.
Vivir, vivir, vivir,
¡vivir en los pronombres!
RUBÉN DARÍO
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Rubén Darío
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
que se deja llevar incluso por el viento,
que espera primaveras para volverse aliento
y a sus muertes resiste, albura de lo esquivo.
Dichosa la finura de la arena y el polvo
y más la piedra dura, porque esa ya no siente,
maldita la erosión del múltiple accidente
sangrante que es la herida que con el tiempo azolvo.
No nos duelen los años ni el tiempo ni la espera,
nos duele más el ansia que existe en el motivo;
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
en el esfuerzo eterno del remo y la galera.
Hoy, callarme podría mas digo abiertamente
que es tránsito la vida, una quimera el cielo,
y entre colores siento que no hay peor desvelo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
A Anamer, Desairado postrimero., catia-love y 1 persona más les gusta esto.
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