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Hipsipila I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, Y IX

Publicado por MiguelEsteban en el blog El blog de MiguelEsteban. Vistas: 972

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Entre sierras y montañas



de verdes y valles de ríos sangrientos,



ven pasar la espada de Hipsipila



árboles milenarios



asolando a los caídos,



ven lejos los astros prepotentes



de sí mismos,



desconocen el hijo del viento y el Sol



que va por los senderos,



¿Dónde irá ese hombre?



-Sólo él lo sabe,



a una princesa vampiresa



le prometió una flor



de la montaña más remota y alejada



pasada la Torre de Hércules.



Con raíces la trajo,



sin un solo pétalo perdido



ni hoja caída,



a la orilla del río la puso,



a la orilla del río ella la quiso.



Cada primavera iba a visitarla,



cada primavera su flor



de color distinto vistió.



Un año notaron triste a su flor,



extrañaba su montaña.



Su amada le pidió piedras y tierra



de donde fue encontrada,



a si lo quiso, a sí sería.



Al llegar a la montaña



en el lugar de donde estaba la flor,



allí una serpiente sabia encontró,



cual ella le dijo:



Si muere esa flor morirá tu alma,



-¿Qué misterios entraña



pues dicha hermosa flor?



Es hija de los cielos como tú, contestó.



Sí quieres saber más pregunta



a la reina de las mariposas,



que yo estoy tomando el sol.



Cogió las piedras y tierra y marchó,



en el camino una mariposa



se posó en su hombro,



le dijo al oído



sígueme mi madre te espera en el bosque,



allí fue,



la reina de las mariposas,



le dijo que esa flor fue



de las más antiguas en crecer



después de los helechos,



tan antigua que tenía



capacidad de sentir intacta



como los humanos.



De ella se despidió



tras darla permiso



para beber de su néctar.



Rodeando la flor



puso la tierra y las piedras,



decidió tras el consejo



de la serpiente y de la reina mariposa,



visitar a la flor cada mañana.



Su princesa también se alegró



y del bosque un lobo para Hipsipila



regaló,



en amor juntos vivieron.



Un día la flor se cerró,



en su interior



semillas latieron hasta



caer a la tierra



con las primeras lluvias;



de cada una de ellas,



brotaron plantas jóvenes



con los colores del arco-iris en sus hojas,



de cada semilla



de esa antigua flor



despertaron las hijas sidhe;



hadas que cuidaron el bosque



y cada arroyo, esa fue su leyenda,



un cuervo un día en su ventana posó



dijo con amplia voz:



A la tercera luna llena



vuestro mundo caerá en guerra



solo el tejo milenario de las runas del padre



Tuyo hipsipila tiene las llaves para a los muertos llamar a volver a vivir



Y a vuestro lado luchar



el árbol inmortal solo pedirá un acertijo



para ayudar mi nombre que es Förüq



os ayudo por traerme sustento cada día



desde que sigo a vuestro lobo del bosque



de la sombra y el manantial eterno.









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Hipsipila, crisálida azogada,



Reflejando su muda,



Y a su dueño abandonarla



para ver lámina de cielo emplomado,



lejano y distante su reino de amor está



Como su princesa por capturar,



El pájaro único, igual a todos,



Blandea en estiaje gris lánguido,



Mientras llueve en el jardín inglés



Bruñido su color añil.



Vientre de hierro



Donde crece su flor de difunto.



Vaga libélula destinada



Al estanque de la vida eterna.



Camina, difumina, rige su cenit.



Viejo lobo reclama



A su enamorada luna



Que le lleve,



Tordo, de la oliva tu fuste



Junto con el córvido tesoro



De nueces,



El duende su pipa humeando



El esfumino del sonido del grillo.



El reposo de castilla



Sin preludio de su princesa



Que no amará su tierra



Si no a su hipsipila captor de su vida



Alba más preciosa



Que su anterior atavio triste



Mira los ojos de zinc de su dragón



Y la magia vuelve a su Amor.



Fúlgido insecto primero en descubrir



El estanque y al beber



Dragón tornó su ser.



Ahora le vendrá el reino



De los valerosos hombres



Él con ojos de fuego y sangre



Mimetizarse puede y en voz



Deslizarse, fúlgidas cabelleras



Cual hombre del norte,



Nada le oculta a su princesa



Que ya Más no quiere



seguir sus tareas de castillo



Ella quiere casarse con su dragón locuaz inmortal que le guiará



Al estanque de la vida eterna



Un pensamiento divaga



Del ser en que ella abrirá



El albita de la cuerda



Del grillo que marcará su son



En violín y oro caracol



Con siniestra forma de corazón.

































Grama fría



en la aguja que mece,



que sostiene la enhebrada parca



de la mente que clama



la muerte de la conciencia



y su desdoblado humor.















Gris el hálito crepitando



que cayeron los templos



de huesos mientras



Hipsipila nacía



de la fuente de la vida



en reino inerte cobraba lugar



él lloraba piedras de montañas



subió los montes,



los hielos derritió con paso lento y decidido



a las plantas les dió voz,



el reino del hombre cabalgó



sin entender su religión



que no era basada en el rayo de Sol



Hipsipila cabalgó y cabalgó



Sangrando su dolor en rocío de flor.















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Un día se detuvo en un castillo



de las tierras del norte



allí descubrió una princesa



de ojos color tierra



y unos cabellos color de su fulgurado



Sol y su ilusión se encendió



pidió cobijo y allí conquistó aquella princesa



para luego hacerla su compañera eterna



compartiendo su secreto del manantial



ningún reino pudo más que al



de Hipsipila inmortal que a su castillo llevó



que traía toda simiente vegetal



y todo pájaro trinó Hipsipila siempre vivirá.



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Legaba su destino a Hipsipila la segunda



luna nacarada, repleta en el ojo distante



del castillo reino del inmortal albor nacido



crepitando en la hoja de aquella crisálida bajo la flor



el bosque de la sombra y el manantial



con el que despertó aquel inmortal dragón



era iluminado en golondrineras y yedras siniestras



el lobo corría marcando sendero



hacia el tejo milenario puerta de la vida de los muertos



un torcaz mensajero llegó al castillo



con premisa de ofensa para hipsípila



pedía la vuelta de su amada a las tierras del Norte



si era negativa la respuesta todo humano reino se alzaría en armas



contra ÉL denominado en aquella carta capataz y jardinero del Demonio



sólo la sangre le hervía en dorada rabia cuando su origen



era el origen de todo lo visible



ÉL, último guerrero de la luz



ya ante el tejo guardíán presentado



humilde le pido ayuda todo nuestro origen peligra



el animal humano planea arrasar nuestro reino crecido gran sabio árbol



sólo uusted posee la llave de la tierra que hace temblarla y despertar todo yerto ser que en ella



descansa y reposa y duerme le ofrezco mi humilde vida a cambio para acabar con ésta cruel injuria



que nos azoga el alma y amenaza avanza no descansa de la sinrazón del humano



-Sólo una respuesta tiene mi pregunta y su recompensa sera escuchada



¿Cúal es el nombre en el idioma mán antiguo conocido de cuervo negro



que mora nuestras hojas?



























-Förüq es la respuesta, contestó Hipsipila



tomad la llave y salvad este mundo de la maldad del hombre



fue presuroso en compañía de su amada y su lobo



a la orilla del manantial de la vida eterna sólo allí se encontraba la cerradura



del cerrajero universal llamado Hierro



al meter la llave se escucharon todos los grillos cantando al únísono



del mundo entero y la princesa tropezó del susto cayendo al manantial



toda el agua torno color rojo hierro fundido y una silueta en roja sangre se iba dibujando



en corazón naciendo del agua abriéndose



una mujer dorada con alas de murciélago y ojos sangre



dijo al despertar:



Hola mi amado Castellano soy la súcubo Leannán-Sídhe dueña de la sombra.































































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Mundo salpicado de colores



de líneas decadentes y sumisas



al poder del linaje



el reino del hombre se alzaba a la tercera luna



como un pintor de batallas



él estuvo allí combatiendo



entre galeras y cañones de fuego



los mares teñidos de rojo Hierro



tuvo que combatir pero regresó a su castillo



allí su mujer le esperó



recordó quiénes fueron sus antepasados



y un temor le invadía



el denominado Diablo y su anterior existencia



con el nombre de Caballito del Diablo



vaga libélula que zigzagueaba buscando agua.



Le esperaba su nueva oportunidad de servir



a su padre darle un nieto en albor,



la sangre de Hierro le aguardaba



y le pidió a su mujer un lecho de flores de estramonio



trompetas de Higueras del Demonio



aquella noche sin luna



cabalgó la pasión de la victoria



con todo el reino de fieras yertas a su lado



codo con codo contra todo humano guerrero,









los animales le ayudaban decía la leyenda,



le prestaban sus ojos



la verdad él solo lo sabe porque sigue vivo.



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La pasión le envolvía



aquella noche que su mujer se transformó



en la verdadera Señora Hada Lhiannan Shee



y el deseo cabalgó aquel Hipsipila en dragón de ojos de zinc



como su nombre dragón volador voló



adentrándose en el cielo encerrado de su mujer



todos los murciélagos del mundo



fueron a colgarse del castillo del inmortal y su mujer



nueve meses nueve días y nueve horas



dieron para que naciera de Leannán-Sídhe



la más bella hormiga León del mundo conocido



esperando hacerse adulta y beber



aquel hijo de Hipsipila del manantial ahora férreo



de la eternidad,



a espensas del ser futuro que avanzará de su muda



la joven Hormiga León Nepa Grandis.



Pasaron lunas



pasaron soles



mudó de pupa Hormiga León alimentada por sus padres



ya adulta lucía un cuerpo de libélula y alas enormes preciosas de cristal



acompañó a sus padres al manantial



y al beber



fueron naciendo pelos en su cuerpo que se iba quebrando



finalizando en la más bella Araña Lobo con alas de dragón



teniendo comienzo el reino de los inmortales



Hipsipila y Leannán-Sídhe









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Iba avanzando el esplendor, de la dibujada primavera



de Ostara en resquicios parcos de vidas entre el reino vegetal



del castillo de Hipsípila,



el otro reino inerte alzado eterno al meter la llave



en la cerradura del cerrajero universal, cobraba en fiesta



su segunda existencia sin condición



hasta duendes y elementales de cinco siglos de vida



jugaban y correteaban por las plantas crecidas del castillo



dragones volaban rojos amaneceres del cielo



en este mundo sin el humano ser



sólo reinaba la bondad, no existía envidia ni odio



los caracoles hacían carreras con meta el la planta



que trajo Hipsipila de la montaña más remota



pasada la Torre de Hércules



los seres se agrupaban por clanes haciendo sus competiciones



y torneos del reino de sus semejantes



se daban regalos entre ellos



los duendes celebraban coronación ahora



en el bosque de la sombra y su río de sangre



bañado por el manantial eterno.











Suena el río, agua llevaba,



alma de fada silva ella,



bebía en la orilla alegre



flor roja lloró su tierra,



blanca cierva a fada triste



cazador hiere su flecha,



enhiesta espina gemía



flor abierta brotó en yerba,



fada herida ya descansa



latiendo la parca negra,



yace en helecho silente



suspira su sangre yerta;



Enamorado el helecho



una flor mágica asienta,



tambores suenan la tierra



los duendes lloran su fada,



ahora el helecho era ella,



mueven la piedra ocultada



cazador tropieza cerca,



el río ya lo llevara,



fada flor de helecho yerra



duendes cobraron venganza,



cantó lo que el bosque alberga,



misterio de cierva fada.









Fada flor de helecho inverna,



cicutas toman la sangre



veneno hacen, blanca cierva



cuervos la cena discuten,



cazador ya río lleva,



lleva el río su latido,



campanillas suena yerba



duendes coronaban fada,



fada su vida celebra



los espinos la cuidaban;



Flor de helecho fada bella.



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Enhiesta flor fue semilla,



altiva plántula fue ella.



Quién fuera ella, tan linda.



Él fue y es, ella no yerra.



Aún plántula fue fada.



Valor, honor, sí fue cierta.



Él aún duende a ella la ama.



Ella la flor, no era yesca



ellos cuatro siglos ''juntos''.









Los dos sí saben, ''leyenda''.





















Aquel fauno cazador cayó al río,





y el duende enamorado del hada





preparaba su entrevista con Hipsípila





debido y lanzado a revelar su secreto.





Ya en el alfeizar de la ventana del castillo





llamó con insistencia al cristal





Hipsipila le vio e hizo entrar





a qué se debe su honrada y grata visita





señor duende





-Pues traigo noticias importantes para usted





de mi origen, mi único secreto de vida.





Muy bien cuente sus nuevas si gusta





-Pues resulta que le llevo soñando





y todos mis sueños me indican que usted es el origen





eterno de mi espíritu en cuerpo





usted hipsipila fue y es mi siguiente vida





le agradezco despertarme de la entraña de la tierra





para poder descubrir con resurgir que mi vida





no cayó conmigo,





le pido con este mensaje cierto y verdadero





que me otorgue permiso para beber de la fuente





de la vida eterna para ver mi nuevo cuerpo así como usted luce





apuesto, grande y recio cual hombre del Norte.













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El Castellano y Leannán-Sídhe



















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Afirmativo fue el permiso de Hipsipila









al señor duende resurgido desde del umbral,









se iban hacia el manantial una semana más tarde









de la visita, algo desconocía el duende enamorado









y era la sorpresa que le aguardaba...









Hipsipila cortó una rama con destino agua eterna









para ser injertada en el helecho hada amada por el duende.















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Llegaron tras cruzar el bosque de la sombra









al dichoso manantial ahora custodiado por dragones enormemente armados









de fuego vivo su aliento, Hipsípila cogíó con una tinaja de cristal









agua para la rama mientras el duende se decidía









fue bebiendo y todo su cuerpo se iba rajando por espinas vegetales









sus dos brazos eran dos flores enormes blancas de estramonio









y su cabello eran ababoles rojos finalmente cuatro alas de libélula en cristal









hirvieron bajo rojo color de sangre sus ojos eran como dos botones de hierro fundido.

































La rama de la planta tan antigua empezaba a abrir en flores de difunto









o caléndula a partir de sus terminaciones en hojas









era el momento a la novena luna llena haría Hipsípila el injerto como agradecimiento,









allí fue, se adentró en el bosque guiado por su lobo









injertó aquella rama a partir de la yema de la enorme flor de amapola del helecho hada









al entrar en contacto la savia de ambas plantas el agua eterna comenzó a trabajar









el tallo leñoso iba dibujando la figura y silueta creciente cubierta de hojas









con rostro bellísimo y dos hojas grandes de alas salía de la tierra y la planta









un hada con dos ojos turquesa en llamas para decir a Hipsipila:









Gracias soy Lhiannan Shee dueña de las entrañas de la tierra,









su amado duende al verla no pudo caer en mayor gozo,









y quedó preñada Lhiannan shee dando a lúz a los trescientos treinta y tres días siguientes









un abejorro enorme eterno de ocho patas y alas de cuarzo, sus dos ojos









eran de mercurio y su cuerpo de azabache y vello de hierro.



























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Corría de la vereda a la rambla castellana



el inmortal hálito de quien bebíó de ese manantial de la vida,



decidieron el duende y el hada Lhiannan Shee



llamar a su hijo abejorro Genaro,



él iba feliz cumpliendo recados de su madre



como picar todas las flores del bosque sombrío



y traer el pólen a su madre que fabricaría con él polvo de hadas



con el que todo el reino inmortal viviría en amor y bondad



sin guerras,



un día llegado el verano y su estiaje



planificó Hipsípila un viaje de vacaciones



junto con su señora hada Lheannan-Sídhe



viajaron a la tierra de los mouros gigantes de las tierras del norte



allí cenaron y de la simpatía derramada



el dragón Culebre mitad serpiente mitad duende



se ofreció como escudero guardian del castillo y jardín de Hipsípila



a cambio de alimento Hipsipila aceptó,



aquella noche en las tierras del norte Leannán-Sídhe



reveló a hipsipila que le esperaba incluso antes de conocerlo



debido a que aquella antigua princesa que habitaba



tenía el alma de la despertada Lhiannan Shee



que falleció en cuerpo por aquel cazador fauno del bosque



mientras bebía agua y desde el helecho su alma era capaz de mudarse de cuerpo



hasta establecerse en el de la princesa que desde pequeña jugaba con duendes



necesitando volver a despertar eterna



en su cuerpo de hada con el agua e injerto que hiciste



el duende que despertaste tu antigua vida murió de soledad



regando el helecho con la flor de su hada



y protegiéndolo de toda fiera



debemos invitarle esposo Hipsipila a que vivan en nuestro castillo



y el duende sea real jardinero tuyo.



Así lo hicieron tras regresar con Culebre



y todo el mundo deslumbró de felicidad.





























































































Canta mi sangre yerta,



de agua eterna



el hierro de mi tierra por sembrar,



trayendo toda simiente hasta desde el umbral



canta la amapola vieja,



sangre del corazón carmesí,



sueña mi semilla despertar,



donde el muerto cave su vida,



y mi cicuta triste,



enraize el paraíso,



de pieles sedientas



y hojas muertas,



corre mi otoño desde la vereda a la rambla,



de la fuente eterna



corre mi frío desde el infierno



al río de esta alma por ganar,



encina yerta de mi piel esquiva,



beso de tierra y vid,



beso de trigo y girasol,



canta mi amada Leana en su mirar



de cuchillo de espiga mi cante,



de zarza y espina mi amor



real como intangible nuestra eternidad,



áspero y rígido,



bravo y valiente,



duro y endeble,



metal y simiente,



pan y niebla,



niebla y bruma me desprende,



desde la boca hasta el pecho,



donde canta mi pasión sin despecho,



vive esta sangre caliente,



lumbre de mis tocones,



nube del cielo por dibujar,



a estampa de sed y viveza por entrañar,



canta mi umbral,



quiere tener soles y lunas sin gemir,



invierno llegas,



dibujando transparentes los miedos,



avanzas cada campo sin permiso,



helando hasta el hielo,



oda de mi sangre yerta,



por mi tierra me arde la siembra,



y el beso queda escueto,



parco el sentido enamora el hálito,



de nuestro feliz mundo



quién te viera marchar,



vestida de olivo y centeno,



de olivo y cebada,



de trigo y espada mi guadaña,



por la calma abrasas la esperanza,



en maldición cantas tu canción,



y los cuervos te rinde pleito de negra ala,



de grazno escondido en cada roble,



del humano yerto ser



desde la piedra a la cueva



abrasas oscuridad mi entraña,



dibujas tu vívida estampa,



donde el tiempo yace muerto,



y solo los duendes te entienden,



solo las hojas buscan su nueva vida,



deste sembradío de niebla me avanzas sin piedad,



la dicha y la sombra por ganar,



desde mi tierra encendida hasta la parca bonita,



desde el cante a la maraña,



te canta mi vida quieta



este amor de la mañana



en tu pliegue de sonrisa y en la noche de tu cara,



suspira el rojo,



quiere ser río de alma y arrojo,



quiere nacer abrojo,



el espino mece la espina de mi antojo,



y la amapola amarilla,



solo ella abre a la gran luz,



horizonte de mi piel que quiebra como ayer,



enamorado suspiro de frío,



enamora mi hielo,



donde duerme,



donde reposa el amor de mi sangre yerta eterna.









-Cantaba Hipsipila tras inhalar los polvos de hada de Lhiannan Shee



que juntos en armonía vivían en el castillo antigua y nueva vida





















El Castellano y Leannán-Sídhe
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