La despedida

La despedida

Entre’ con mi equipaje listo, en aquel cuarto de juegos y recuerdos
Imagine’ la luz que penetraba atravesando el viejo ventanal.
Olí’ el perfume del añoso árbol, vestido a pleno con sus flores azuladas,
Para decirme adiós en este tiempo de ausencias y distancia
Pero no había luz, ni había perfume, lo adivine´ sentado, allí’ en penumbras
cubierto apenas con la vieja manta, que fue escenografía de juegos compartidos
un día, fue la carpa india, que cobijo los sueños de guerreros
y más tarde fue pared de fortaleza, detrás de la cual nos protegíamos
Vi también aquel viejo sillón que se hamacaba, de soportar intrépidas caídas
Pero que triste realidad la que veía, ya su figura no mostraba fuerza
solo era un hombre casi desvalido, que me miró con ojos de triste
al vislumbrar la inexorable despedida.
Casi no hablo’, tomó mi mano con ternura, y en ella colocó aquel viejo reloj,
que marcó uno a uno minutos de alegrías pasadas.
Nos abrazamos sin decir palabra, sabíamos los dos que partir yo quería,
en busca de nuevos horizontes, para cumplir los sueños que vendrían
Quise evitar la sensación de desamparo, que comenzaba ha recorrer mi cuerpo,
al cortar con esa parte de mi vida, y sentir que tal vez ya no podría,
volver a revivir aquella infancia de juegos y alegrías
Salí del cuarto solo envuelto en silencio, llevando la esperanza del recuentro,
tal vez en esta vida, si nos quedare tiempo.