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LA FELICIDAD, ALEXANDRA Y ESE VIEJO TEMA DE LOS QUEEN Y CARNE DE DUDA

Publicado por Luis Libra en el blog El blog de Luis Libra. Vistas: 538

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La felicidad es como ese amanecer
tras una noche de Oscar al mejor guión
donde tañen todas las campanas
y relumbran más que nunca los colores;
donde, como un cosquilleo, sientes
en tu piel veinteañera
el resuello de las flores y los árboles,
y sus hojas parece que te aplauden
a tu paso.
Y luego ese amanecer
en el que los pájaros cantan solo para ti,
las mariposas mueven el aire para ti,
y el humo de un cigarro compartido
huele a libertad, a ascua de encina
y a Channel.
Donde los acordes de viento primaveral
entonan la más bella e hipnótica
banda sonora que impregna
el lienzo impresionista de un paisaje
que corre como a cámara lenta,
emborrachando los sentidos,
cual orgasmo múltiple
con sabor a eternidad y a fresas.
Y ese mismo viento te besa la cara
al entrar por las ventanillas de tu Renault 5
al que le han crecido alas
(como las que le han crecido a tu pecho)
Y se abulta la camisa
y también tu pantalón,
mientras ejecutas con tu mano diestra
la vuelta de reconocimiento
por las carreras de las medias
bajo la minifalda a cuadros
del joven bombón de ojos de luna rota
y miel,
de ondulada melena negra
similar al azabache
que llevas de copiloto,
(quien a su vez juguetea con sus traviesos
dedos con los botones de tus jeans).
Y el viento
y el paisaje,
y los pájaros
y Alexandra,
Alexandra y tú,
melosamente abrazados,
surfeando el asfalto
en libidinosa y bendita comunión
igual que la espuma a las olas,
o la arena al desierto...
Y aquel viejo tema de los Queen
sonando en el radiocassette del R-5,
que penetra hasta la última célula de tu cuerpo
y te estremece
cual coro celestial de guitarras.
Todo ello confabulado en una sinfonía
sublime y perfecta compuesta
solo para vosotros dos.
El paraíso, el nirvana, ¡... el Top Ten de la felicidad!
Y los fantasmas del pasado,
y ese reloj que empieza a apretar tu muñeca
y algún día correrá más veloz
que un Redbull,
más la inminente confirmación
de que el egoísmo y la estupidez
son los eslabones centrales
y esenciales del adn humano;
y la vida, la muerte, dios,
la paz mundial...
todo ello son ahora conceptos sin importancia,
porque la luz de todo el universo, el Big Bang...
ahora están dentro de ti,
en ese instante anegado de divinidad,
en ese mágico amanecer.

La infelicidad es el mismo amanecer
pero veinte años después,
con otros pájaros,
otras mariposas,
otras flores,
otro aire
y otra luz.
Viajando en un desahuciado autobús gris
a juego con tu ilusión,
camino de una sucia fábrica
incineradora de residuos oníricos
que apesta a cruda y podrida realidad.
Soportando la infumable antología
de chistes matutina a modo de monólogo
de ese cabrón encargado tuyo
de abultada panza.
Donde la jodida hipoteca,
la dolorosa sodomización en seco
a la que te someten los vampiros
y garrapatas del poder día tras día, año tras año,
la pensión a tu ex,
tu acidez de tripas y de alma,
al ver ayer por internet las imágenes
de unos hijos de puta antediluvianos
de la República Olímpica y Popular de China
despellejando vivos a miles de perros y gatos
en una granja de pieles de Shandong,
tu adicción a todo tipo de sustancias
químicas y alquímicas para no pensar,
junto con la profunda apatía existencial
que, como una telaraña-nido de voraces tarántulas,
se te pega y reproduce por millares
en los congestionados túneles de tus venas,
son ahora realidades de creciente importancia;
Y encima las noticias sobre
el hallazgo de no sé qué gen,
que produce hemorroides, 7 tipos de cáncer
distintos y calvicie galopante
a los amargados, solteros
y pesimistas crónicos como tú,
sonando en el pionner del autobus
para arruinar tu breve pero profunda
cabezada
en la que volabas de nuevo,
desabrochando el horizonte con aquel R-5
de tercera mano,
y la tuya, navegando sobre
el bronceado y terso muslo de Alexandra,
aquel joven bombón brasileña
de ojos de luna rota y miel,
al ritmo del "Bohemian Rapsody"
de los Queen...

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Reconócelo. Siempre fuiste un triste
y resignado hijo de la indecisión.
Si tu vida tuviera un título
con toda certeza sería "La duda".

Dicen que eso es bueno,
que la duda es el fundamento de la sabiduría.
¡Y una mierda!

Será fundamento de lo que sea,
pero ¿quién coño quiere ser sabio
si a cambio te convertirás en un puto infeliz
y un eterno náufrago existencial
durante tu corta (en magnitudes universales)
vida.

Y es que ya empezaste a dudar muy pronto
(casi ni lo recuerdas)
Siempre igual: ¿qué hacer?, ¿qué no hacer?
¿Decir a ese amor de la guardería
(con trenzas a lo afro y babi de flores)
que querías pasar con ella
el resto de tus días, y exponerte
a una llantina de dimensiones bíblicas,
a la vergüenza más atroz,
a un capón de tu madre
y/o a una posible expulsión del lugar,
o esconder tus sentimientos
cual vil cobarde?

En el cole más de lo mismo.
Hacerte amigo del capullo
más estúpido y fuerte de la clase
o sacar dieces como un einstein imberbe;
ir de justiciero y sufrir bullying a destajo
o sentirte cómodo en la servidumbre
y seguridad que otorga
ser parte de la manada.

Y en la adolescencia la misma película.
Reciclarte en un chulo abusón
(gracias a las clases de judo)
para que se fijara en ti
la chica más guapa del insti,
o por el contrario ser un marginal
e inadaptado social con sueños neoapocalípticos
bienvenido en la cómica pandilla
de frikis y raritos del barrio?

Rebobinemos hasta la juventud.
De nuevo qué hacer. ¿Quizás vestir de negro
"yo muerdo primero", ser fan de bandas
alternativas que promueven el consumo
de toda clase de trincheras anti-tormenta,
litronas de desayuno, o ser un universitario
o trabajador modélico con el fin de algún día
ganar 3000 euros al mes y así
poder proporcionar felicidad garantizada
a esa chica de anuncio y madre vocacional;
una honda satisfacción a tus papis,
a tus suegros, a tu país
y a tu futura camada de ninis,
(y de paso ser la envidia insana
de tus vecinos más sin sangre que tú...)?

Ahora de repente eres adulto. Resulta
que tus antiguos amigos guays
hoy están amargados, divorciados
y/o se reflotan quincenalmente
en apoteósicas terapias de puticlub,
tus amores platónicos de ayer
usan una XL de pantalón,
el millonario de tu jefe te llora en el hombro
cuando toca sumar a tu nómina el IPC

y para colmo tus calvetes colegas exhippys
que aún viven votan a la ultraderecha.
Mientras, tú, con la duda de si seguir el juego
o mandar todo a tomar por culo
e irte a vivir a una cabaña al Canadá
junto a un par de fieles san bernardos
para contar estrellas hasta que te mueras.

Y a lo mejor con suerte llegarás a anciano.
Y entonces si por fortuna tus descendientes
-en caso de tenerlos- han salido buena gente,
dudarás entre ser un estorbo en sus vidas
o recluirte en un puto almacén con jardín
para viejos hasta que el cielo, el infierno
o la nada te reclamen.

Y en ese momento probablemente
llorarás, reirás a carcajada limpia,
o si aún tienes el hígado medio sano
te darás el penúltimo homenaje
con dos botellas de Chardonnay y la abuela de la 18.

Y ya solo te quedará la última y definitiva
duda de si meterte del tirón
el contenido de la bolsa que esconde
en su taquilla el hijo de puta
-y camello en sus horas libres-
del Benítez, tu enrollado enfermero,
o correr a tu minicueva con bidé
next-gen tras el almuerzo de la una treinta
para no perderte otro día más
la jodida Ruleta de la Fortuna
en su 47 aniversario
y al bombón de su decimoquinta azafata
y sus piernas kilométricas...

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A nelson majerczyk le gusta esto.
  • nelson majerczyk
  • Luis Libra
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