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OTROS 17 POEMAS ANTIGUOS
Publicado por Luis Libra en el blog El blog de Luis Libra. Vistas: 983
GAME OVER
El día que él (o ella) ya no se pueda levantar,
el día que uno de los nuestros no se pueda levantar,
el día que nosotros no nos podamos levantar,
el día que ninguno de los levantados de hoy
se puedan levantar.
El día que nuestras brújulas, relojes
y veletas se detengan de repente,
nuestros recuerdos y sentidos,
nuestros paisajes y miradas únicas -y preciosas-
se esfumen como Drácula al amanecer.
Ese día que nuestros triunfos y tonterías,
nuestros pecados, elucubraciones
y trampas en la declaración de la renta
dejen de importar.
... Que a nuestras televisiones y portátiles
se les nublen para siempre sus pantallas. Ese día
que faltemos de nuestros trenes y sus estaciones,
nuestros aviones no vuelvan a despegar,
nuestros barcos e ideales ya no encuentren puerto,
y nuestras imaginarias naves espaciales
y sueños se queden sin combustible
y ya no transiten más mundos paralelos ni lunas
habitables de color añil...
El día
que nuestros libros y bunkers cierren para siempre,
nuestros negocios y glándulas lagrimales cierren para siempre,
nuestros fantasmas y conductos biliares cierren para siempre,
nuestros labios y trasteros cierren para siempre.
El día que la magia de la cerveza y el rock callen,
nuestras llaves y volantes ya no giren,
la lluvia, los grifos y nuestras playas favoritas no nos mojen,
y nuestros cajones, frigoríficos
y cubos de basura ya no se llenen.
Cuando desaparezca nuestro nombre
de los teléfonos, el censo y los buzones;
nuestras camas olviden nuestro peso
y nuestros orgasmos; nuestros microondas,
vitros e interruptores el tacto de nuestros dedos,
y ya no nos huelan los calcetines...
Entonces, ese día, amigos, justo ese día
la gravedad de la Tierra debería pedir disculpas
(al ser descubierta su gran mentira),
y alguien tendrá que explicarse
y dar la cara ante semejante broma:
por este juego -con reglas escritas
en algún dialecto marciano
y sin opción de cambio ni reembolso-
donde nunca quedó nada claro
si en realidad fuimos el jugador
o el jodido juguete.
________
LOS DÍAS MALOS DE LAS ARAÑAS
Hasta las arañas saben
que hay días que nada funciona.
En su caso el fallo puede deberse
a que las moscas se fueron de vacaciones
hacia una mierda de destino
turístico con buffet libre
del primero al treinta y uno de agosto;
o tal vez a la quincenal ducha
de un guarro integral
que derrumba su esmerada tela
en la esquina superior de esa cabina
de baño, que hasta ese momento
era su maravilloso país
y mundo de araña.
Si las arañas tuvieran sentimientos
también podría ser su martes y trece
el día que su prima araña
que reside dos filas de azulejo más arriba
es aplastada por un dios bípedo cualquiera
ese inesperado festivo que toca limpieza general.
Y es que una araña es solo una araña.
Nunca tuvo un padre-roca
ni un amante con dotes psicológicas
a quienes agarrarse,
tampoco un bar donde levantar la voz
con la excusa de haberse pasado de cervezas.
Y quién sabe si las arañas sienten
rabia, tristeza y/o frustración
los días que nada funciona.
Lo único que está claro es que las arañas
no tienen teclado ni papel ni boli
para extender una reclamación formal
(llena de indignación y asco)`
para quien quiera que la escuche,
a modo de desahogo, a modo de colmillos,
como yo hoy,
en formato de poema.
_______
SOL CABRÓN
¡Vaya con el sol!
¡Este sol de narices!
que me arde las esquinas y las entrañas.
Que me sube los verdes,
me destiñe los septiembres
y me licua la vieja y elaborada topografía
de mis sombras amigas.
¡Vaya con este sol cabrón!
Que me roba (y me riza) los grises amados,
que remata a los muertos
y revive a los primos.
Que insemina de horteras y chillones colores
las mañanas y los floreros.
... Este astro instigador y traicionero
que me constipa los hemisferios
y me desmelena los duendes;
que me saliva los ejes
y derrite las enmiendas
en la cámara de mis congelados
polos y dogmas.
¡Ay este sol...!
Este sol sin coartadas,
este sol entrometido...
que me revuelve las hormonas,
que me hierve los hígados y las yugulares,
que flamea mis pólvoras húmedas
y alcohólicas.
¡Este sol!,
que decora de bobos arco iris los tornados
que me oxigenan y me vuelan,
que me seca los charcos que me flotan
y me navegan,
que archiva las causas,
levanta las vedas
y me estriñe las musas.
Este jodido sol que me restriega sus fuegos,
que me agita los posos
y me empadrona las brisas;
que me enmarca las olas,
y me barniza de empalagosos brillos
y ron con miel las tormentas.
Este sol que me quiere
otro lagarto feliz más
en la pared de sus mediodías,
que se piensa que me va a hacer el lío
con la deslumbrante luz de sus espejismos
y mentiras;
... que no sabe de mi puto contrato,
vinculante y vitalicio,
con el vaho de la noche,
los desencantamientos expréss
y con la luna.
_______
PUEDE QUE HOY SEA EL SILENCIO
Reciclando últimos alientos nuevamente...
desde aquellos superhéroes
con mirada y testículos de kriptonita
engullidos bajo el peso de su capa,
de Bellas que ya no supieron despertar,
de bunkers de silencio que un día rompieron a llorar.
Desde aquellas princesas de los toldos azules
que escaparon de nuestros sueños
por las puertas traseras de los mapas del tesoro
y la cara b de los vinilos.
Encaramados a un escaparate de lunas y ceniza
y alguna que otra alfombra flotando sobre el abismo,
capeamos estribos en el pecho
donde se desarticula como agrio trámite
para los labios lo que nunca quisimos
o supimos decir.
Y hoy, amiga, ya lo sabemos...
mil versos a la orilla del Támesis
no serían suficientes para cumplir
con la sola raíz cúbica de cada paraíso prometido,
con cada puesta de sol aplastada
bajo el remasterizado polvo de nuestras huellas.
Desempañando ese haz de luz que atraviesa
las paredes, habríamos de subirnos
al último cielo en marcha
con un brillante e insólito amanecer como única verdad
que aún cabe en los bolsillos
y una galaxia de sombras, -mis jodidos destiempos de siempre-
enroscada bajo el brazo.
Ayer cuando yo te recetaba abrazar el sol con el perímetro
de mis enceradas y derrumbadas razones,
en esos tiempos de pupilas nerviosas
y químicas aún por inventar
en que encendíamos cualquier materia oscura con solo un chasquear de dedos,
de canciones interminables y charcos que se tragaban el mundo.
Caladas de ternura y complicidad en aquella playa
donde siempre regresan para morir
las ballenas desorientadas,
donde la bruma delinque sobre la conciencia
y tocan hueso los esqueletos grises y lluviosos
de indelebles juventudes.
Puede que hoy sea el silencio mi mejor poema.
Hoy, tras los insomnios que prenden ocasos
en la halógena ingravidez de los hoteles,
en las avenidas que crujen, perennemente húmedas,
las candentes miserias de la soledad;
en esos ascensores de la memoria,
fríos e impertinentes como cuchillas de ida y vuelta
o entre el álbum de aquellos añejos amigos
enjaulando futuro (mientras asomaba un hilo de pus
por la comisura de sus risas)
Hoy asumo y reconozco que a pesar de todo
aún me visto de salmón volador
y consumo espumas vivas,
que todavía riego espinas que desinflen
mis intolerables letargos,
y oteo sirenas de sangre caliente que me embrujen
y me arrastren hasta el fondo,
a ese altar donde se pudren las piernas y las agendas
al contacto con las olas y la sal.
A ese país donde claudican los sofás-burbuja unidireccionales
y ultracelosos, los es demasiado tarde
y los adivinos del espacio-tiempo a X descarrilamientos luz...
Donde la felicidad no es solo dormir el infierno tras la esquina,
donde la vejez sería firmar un tratado de paz
con el rebufo de nuestros embarrados zapatos,
y recuperar aquel cruce sobre el horizonte donde nos dejamos
olvidados un día.
Puede que hoy sea el silencio mi mejor poema,
puede que hoy solo sea el silencio...
________
AQUÍ NO HAY
Aquí no hay pastillas contra la derrota.
No existe botella donde quepa el mar
ni copa a prueba de traiciones.
Aquí los libros no muerden las lenguas,
y bajo el anonimato de la bruma
no nacen nuevos sueños
ni rejuvenecen - aun a golpe de cremas hidratantes
milagrosas o eminentes cirujanos- los viejos.
En esta ciudad no hay sol para tanto eclipse
ni mareas que precisen luna.
Aquí hay monstruos de miedo
que trotan sobre otros miedos,
y de miedos que dan risa,
y una carcajada de miedos monstruosos
para morirse.
Aquí hay cables y ondas invisibles que se cosen a los tendones,
humedades que pudren la sangre,
héroes enfermos de luciérnagas
cristalizados a los pies de las estatuas
y en ventanales de aeropuerto
a la hora de la cena.
Aquí hay oscuros secretos de oscuros hombres-rata,
tetas como palacios,
y lámparas de genio imposible,
que se masturban -y se mecen- mutuamente,
que se apagan día tras día
como burbujas de soda
en la inexorabilidad del viento.
En esta ciudad hay virus que se multiplican en la carne muda
y lluvias que respiran entre pájaros sin cielo,
y humos con sombra,
y brillos en coma.
Y también hay perros callejeros con los ojos de dios,
con silencios de galaxia en la pupila
(ellos bajan la mirada ante el dolor
y marcan con su orina nuestras huellas)
Aquí hay más de doscientas razones
para vivirse y para morirse.
¿Y es aquí mi minuto de escalofrío
o de gloria,
tras el escaparate incandescente de mis estulticias
y edades?
... Y es que no hay poesía sin suciedad en la recámara,
sin vello en las axilas,
que no desvirgue el hueso,
y que a ciertas luces de la madrugada
no sepa a piel muerta.
________
VIENTO
Un día va el viento y sin avisar
lo empieza a borrar todo.
Da una vuelta a la manzana
y se cuela bajo la puerta,
entra por las rendijas de la ventana
del salón y descoloca
lo ayer cuidadosamente ordenado.
Arranca la pintura de la pared,
se lleva el imperceptible y desapercibido
susurro de los muebles,
la radio muda de la abuela,
el impar olor de los cajones...
Arrasa con todo a su paso.
Irrumpe avasallando por la memoria.
Deja los recuerdos tambaleándose,
-solo descoloridas sombras tras de sí-.
Tu primer beso, ese innombrable
y trastabillado primer polvo,
la mano guía de tu madre,
el arrugado manual de vida de tu padre.
Aquel viejo instituto,
tu rayada discografía de The Police,
tus amistades más o menos ciertas,
tus amantes más o menos amadas,
los decibelios de tus risas, tus intoxicaciones
de sueños y de lágrimas...
Y también
tu interminable colección de decepciones,
el brillo efímero de tus triunfos,
tus realidades, tus fantasías,
la lista de tus memorables siniestros,
tus alas de cera, tus funerales,
el escabroso muro de tus utopías,
tu miedo a los huracanes...
Entonces va el viento
y como si una pluma,
como la casa del primer cerdito,
de una patada
lo manda todo al reino gris
de lo dudosamente cierto.
De algún modo no te entristece demasiado,
el peso empezaba a ser insoportable,
tanto trago amargo en la boca
y los dulces que ya comenzaban a fermentar.
Tú lo intentaste.
A veces incluso te adelantaste
y sorprendiste a lo inevitable
(hasta ganaste alguna mano a la banca)
Hoy ya, con la mirada encapotada,
las uñas gastadas y
las botas rendidas,
como que no vamos arriar velas.
... Y al fin y al cabo,
a estas alturas,
¿quién tiene ganas de discutir
nada al viento?
______
LA INFINITA INITILIDAD DEL DISCURSO
Si la vida enseña algo sin duda es a callar.
Algún día solo resisten unas cuantas palabras
vestidas de certeza, de integridad.
Palabras como huecas brotando de nuestra boca
sin esfuerzo, sin elocuencias excesivas ni entusiasmo:
sí, no, ¿cómo te va?, bien gracias, un beso, un abrazo,
hasta luego, no sé, a veces, me duele aquí, ¿qué hora es?
yo también, yo nunca, gracias amigo, nos vemos...
Y entonces algo dentro de ti te dice
que ha llegado el momento, ese momento crucial,
inaplazable de detener la función, de parar el tiempo,
de rebobinar este jodido e indescifrable film.
Y es como si volviéramos otra vez
a mirar en aquella agujereada caja de zapatos
donde guardábamos de niños aquellos gusanos,
lentos y blandengues, entrañablemente suaves y glotones.
Cómo engordaban, cómo crecían, y luego
cómo tejían y se envolvían en sus habitáculos de seda
de brillantes y hermosos colores pastel
para resurgir como blancas y despistadas mariposas,
(o en realidad feuchas polillas)
Y cómo copulaban y llenaban la caja de diminutos huevecillos.
Después morían y vuelta a empezar.
El ciclo mágico de la vida y la muerte.
Dentro de una caja de cartón.
De primavera a primavera,
Tu dedicación hacía esos frágiles seres
al recoger cada pocos días las hojas frescas de morera.
Ellos no te pedían nada, ni te daban las gracias.
No era necesario. Tú tampoco les pedías nada.
Tú solo les observabas y alimentabas.
Defendías su ciudad de indeseables intrusos.
Limpiabas su cuadriforme hogar al volver del colegio
y antes de acostarte. Ellos te mostraban su vida.
Dócilmente se dejaban manipular.
Recorrían tu dedo y tu mano
sin ningún miedo, como si la rama de su árbol.
Acto supremo de armonía y simbiosis
entre dos especies
tan diferentes y tan cercanas.
Y entonces, sin saber muy bien por qué
un día te da por pensar en aquellos gusanos,
y en ese niño triste pero fuerte que no lloraba
la muerte ni la vida. Las aceptaba sin necesidad
de teorías ni explicaciones.
Ese niño que cuidaba su ciudad de cartón
cada primavera. Después el silencio total:
miles de diminutos huevecillos oscuros
pegados a las cuatro paredes
de una mágica caja de zapatos.
Y piensas también que tal vez por eso
las estrellas crecen en el desierto
y las cuerdas de una guitarra son capaces
de interactuar con la sangre,
o que quizás el amor sea un capullo de seda,
y la verdad el torpe aleteo de una mariposa
que no puede volar
tras una vieja caja de zapatos
en el planeta secreto de un niño.
_______
TRAYECTOS DE NAVIDAD
¡Jóder!
Que a esa veinteañera del anorak negro-luto
le han asesinado vilmente
hasta el último pájaro del corazón,
sus sueños, y todas las toneladas de su antigua risa
aniquilada, ayer, de un solo disparo,
a la puerta de una discoteca de Malasaña,
su príncipe flaco y la bruja de su ex-mejor amiga.
A su derecha, este tipo de espíritu graso
con visión recién aterrizada desde algún inhóspito
planeta del sistema transolar que expele
ondas de metal pesado y radioactivo,
que ha sido fulminado por multienésima vez,
junto a su multipisoteado orgullo
de escuálido cristal antioctubres.
... Y ese señor de mandíbula insomne,
con el grito encogido en la caverna sin aire
de sus huesudos puños, pelo nieve
y prescrita razón.
Abrigo de lana con perfume a ancianidad
prematura. Roble muerto de biblioteca,
-28 diplomas-, semen rancio y altos techos
por currículum vitae,
observa a esa pareja adolescente
con mudez crepuscular
(cual jilguero de jaula
declarado culpable al nacer)
¡Ah!, ese chaval reo del acné, pulso de ola
y estampidas interiores
derrite a la chica de culo levis
que a su vez derrite la ventanilla espejada.
Y ese otro tipo del fondo, que carga toda la tristeza
y el cansancio del mundo
en los dos agujeros negros de sus diminutos ojos.
No quiere mirar a nadie
por si la gravedad que le comprime
engullera a alguna víctima inocente,
y lleva la sangre de su último suicidio inacabado,
incrustada en el dibujo de la goma de sus suelas
(aunque mantiene erguida la sombra de su dignidad
e incluso muerde
si algún inconsciente rematarle osara)
... Y aquel traje con hombre
que viaja dentro de su cartera de piel, Titto Bluni,
de virtud portátil (o cocaína & Ballantines)
y sin un resquicio superviviente
de música en las venas.
¡Ay, aquella mujer a su izquierda...!
¡Aquella mujer que derrocha primaveras a destajo!
con su estridente y barbitúrico halo de palomas
y amores gatunos.
Pero nunca nadie supo llegar al estribillo de su escote,
ni siquiera al do re mi de sus tacones.
Arriba nieva. La joven de anorak negro-infinito,
dos minas de luz rabiosa como pupilas.
cruza mirada con un viejo de curtida pluma
y tinta fotográfica en las suyas.
Y envuelta en dulce olor a lunes y andén
nace al instante (como por cosa de magia)
una obra de arte en algún túnel
del espacio-tiempo perdido de la galaxia,
(... por ejemplo, entre Bilbao y Alonso Martínez)
_______
MI AMIGO ÁNGEL, THOR, BART Y YO
Ángel ha sobrevivido
a aquellas mieles tóxicas
que juegan a los edenes sanguíneos
y especulan con la misma vida.
Entonces yo nadaba sin saber nadar
(pero la corriente empujaba a favor).
Ángel saca a pasear a Thor.
Thor y Bart son amigos.
Ángel y yo también.
Los órganos de Ángel rugen excesos.
A veces maldice errores irremediables
incompatibles
con los alfombrados e innegociables
jardines de futuro.
A veces Ángel me hace sentir afortunado.
Bart le quiere con locura.
Thor, con ojos de miel y pretérito maltrato
confía en mí.
Recorremos ministerios de pájaro,
arrugadas canciones y veinteañeras a lo lejos.
Los dos libamos (ayer) hasta la extenuación
de las savias del paraíso.
Hoy Ángel acuna a sus viejos
huérfanos de hijos.
Su horizonte es el humo cervical
y cansado
de una estrella antigua.
La fortuna son los dados trucados
de un destino tramposo.
Ahora somos cuatro amigos.
Y algunos viernes
nos emborrachamos de oxígeno,
cerveza y galletas de carne
en fuentes comunes
hasta la hora de la cena,
sin alimentar razones
ni vendettas de ningún tipo.
_______
LOS VIEJOS Y EL VIENTO
Ay los viejos...
ante tanto pájaro y gato nuevo,
entre tanta flor y personita nueva.
Ellos, en proceso irreversible
de niños gruñones
muy a su pesar
y en cada alba.
Ay, los viejos: Aferrándose al paisaje
con su lluvia escasa y monótona,
con su latido soberbio y dolorido.
Sabios a deshora.
¡Mirada traspasadora de historia viva!
Ellos
con su paso vago de elefante,
con su desfile leve y malherido
de héroe en retirada,
(víctimas hoy de filiales dictaduras
e imberbes doctores)
Ay, los jóvenes...
con su derecho de incendio
y su mecanismo de cocodrilo
megalómano.
Con sus modales
de tigre enjaulado
y en celo.
Ay los jóvenes,
carne fresca de cañón,
violadores de la lengua y la matemática;
estrella sin órbita definida...
Y ay el viento.
Ay el viento
que marea los relojes
y embarca hacia las nubes
las garantías
-y hasta el mismísimo Marte
los libros de reclamaciones-
Ay el viento...
que ningunea huellas y sombras,
que vacila himenópteros y mares
y nunca da la cara.
Ay el viento que flipa como él solo...
que desparrama por las banderas,
los altares y las cortinas
la tinta inconsciente de unos,
y confisca para siempre
el trazo funámbulo
y desentallado de los otros.
_______
LA PANTERA
Negra como el ónice.
Rayo invisible
en la noche de la selva.
Su error fatal:
cruzar el río a nado
en el peor momento.
Ella gana la orilla.
Su compañero se cruza
con el mismo diablo
y el mismo diablo son
tres jóvenes
sobre una barca
con una cámara de vídeo.
La orilla y su vida
hoy son metas inalcanzables.
No puede nadar más deprisa.
Uno rema,
otro remo le rompe el cráneo
y el tercero lo graba.
Y termina el miedo
y el dolor
para la bella
y salvaje criatura.
El turbio agua verde ahoga su último rugido.
-Más de 10.000 visitas en youtube-
(solo pienso en qué pasará
por el limitado cerebro
de la pantera que alcanzó la orilla
al contemplar la escena)
Y supongo que ella no puede sentir
indignación u odio.
Pero hoy yo,
en este mismo instante,
lloro,
rujo,
y me descubro,
irrefrenablemente, pantera...
_______
MI SUPERHÉROE
Mi superhéroe se está haciendo viejo
aunque no lo reconozca.
Con el tiempo se ha ido acostumbrando a la caída libre
low cost. Tiene lagunas de memoria
y le falla el rayo láser de los ojos a corta distancia.
Ha cogido cariño al barro,
al sueño reparador y a guardar las heroicidades
bien dobladitas bajo los jerséis.
Sus gustos generales, eso sí, han cambiado poco:
le siguen tirando el punk-rock,
las primaveras madrileñas
y los inviernos junto al mar;
contemplar la dinamita de la juventud y los ocasos rosas
desde las cornisas de los tejados,
mientras comparte con las discretas gárgolas
una charla trivial, unas cervezas
y un par de cigarrillos bajos en nicotina.
En realidad se ha vuelto un vago de cojones,
pero aunque no lo creáis,
aún conserva parte de sus poderes.
El muy cabrón me sigue recordando
que estamos para algo en el mundo,
que aunque no lo cambiemos sustancialmente
ni acabemos con todos los malvados
siempre queda una línea roja que cortar,
una Lois Lane que asistir,
una injusticia flagrante que atender.
Mi superhéroe y yo ya casi ni hablamos.
Cuando discutimos le digo que él es el superhéroe
y yo solo soy un insignificante mortal,
que no me cuente películas, que es un farsante,
pues los superhéroes no existen.
El listo me pregunta
que dónde quedaron mi capa y mis ansias de volar,
le explico que colgadas
en alguna vieja habitación con vistas a las nubes
o en algún ex-jardín (hoy recalificado y
con defecto de cabida)
Me amenaza con denunciarme a la liga de superhéroes,
convertirme en otra gárgola
con la que beber, charlar y echar unos cigarrillos,
y con que el humo del tabaco y los trenes antiguos
me explote en los pulmones.
Ante su regañina opto por invitarle a unas rondas,
quizás con suerte le pueda emborrachar
(a ver si así se estrella de una puta vez
y deja de molestarme)
_______
POR TI (POR VOSOTRAS)
Yo, que allá por mi infancia
-en el hoy borroso videoclip de una guardería-
te entregué mis primeros
y más tiernos sentimientos.
A ti, niña de nombre olvidado,
mi primer arco iris, mi primera vez en ese mar salvaje
del amor, insoportable dolor de tripa
y obnubilación boba e incontenible...
Sí, yo, que una tarde
al salir de la aburrida catequesis
me imaginé un futuro de alucinantes colores
infinito a tu lado.
Y frotar de mayores nuestras narices a lo esquimal
cada día antes del desayuno.
Y ver pelis de miedo acurrucados bajo una manta en invierno.
Y besarnos como en un anuncio de pegamento superglú.
Y pescar sardinas para barbacoa cogidos de las alas,
juntos
como dos gaviotas que vuelan siempre en paralelo
sobre los tejados y las calles
de una ciudad portuaria sin rotondas,
perdigonazos traidores
ni problemas de aparcamiento...
Yo, que recibí mi primer puñetazo
cual enclenque y bajito quijote
entre un corro de niñatos
por defender tu honor
en el embarrado patio de un feo colegio de barrio...
Que años después descubrí la magia de la música
bailando una de Scorpions contigo:
Recuerdo
tus pequeños y mullidos pechos apretados contra el mío,
y tus ojos verde esmeralda,
y nuestros corazones a mil,
y mi primera y traicionera erección en público
-en aquel cumpleaños de la Trini del 2ºA-
Yo, que por ti bebí como un vikingo,
que fumé hasta toser el alma,
que gasté cada ángulo y cada centímetro
de cada espejo que encontraba,
que regué con mi sudor
cada centímetro del gim-center
como un despiadado e incansable pirómano de calorías
o que expuse mi fresca piel hasta el límite del incendio
como un cangrejo idiota y enamorado
al terrible peligro de los rayos ultravioleta.
Y solo para que me regalaras
un sábado de sexo nuclear
sobre la torturada hierba
y ante la mirada envidiosa de la luna
en esa arboleda de nuestra resplandeciente
e irrepetible juventud.
Yo, que te concedí la exclusiva de mis sueños;
que te comía la boca diez veces por noche
pero sin ti,
que me corrí más de cien veces contigo
pero sin ti.
Que te engañé por puro acojone
(y un poco, sí, por cuestión hormonal)
Que robé tu corazón sin que te enteraras,
y que luego se escapó sin enterarme.
Y hasta encontré un sentido a la vida
durante casi un agosto entero...
Yo, que jodí el morro del 127 de mi madre,
que quemé la culata de mi Corsa
negro brillo como tus ojos,
que me arruiné con el jodido Audi de quinta mano;
y aprendí yoga, mecánica, poesía,
respeto, locura (de la buena) y paciencia
solo por ti...
¡Que me estrellé, me reconstruí,
me hundí, levité, reí, lloré,
me volví a hundir, volví a reír,
me rendí y me volví a levantar
también por ti...!
¿Y ahora me dices que si no sé colgar
un puto cuadro en la pared,
que si mi apoteósica inmadurez es
digna de los mundos azules de Avatar,
que no sé lo que es el amor
y que no entiendo a las mujeres...?
_______
PUTO MUNDIAL
Son las 5,
... las 5 am.
Te despiertas sobresaltado,
el corazón acelerado y la frente
empapada en sudor.
Recuerdas que hoy es domingo,
un domingo cualquiera,
un domingo más de julio,
un julio como otro cualquiera
de la madurez de tu vida.
No recuerdas haber tenido ninguna pesadilla,
de hecho sólo haber soñado con Raquel,
esa morenaza, amiga de una amiga,
que conociste en Mallorca veinte años atrás.
Te sorprende haber tenido dicho sueño,
la verdad no cruzaste con ella
más de veinte palabras seguidas,
no tuviste ningún flechazo con ella,
estaba bastante buena sí, pero ni antes ni después
tuviste la intención de ligártela ni nada parecido.
¡Qué extraño!, nunca antes habías soñado con ella,
y en tu sueño parecíais tan felizmente compenetrados...
En ese momento, desvelado, a las 5.05 am
sientes una extraña y desalentadora sensación,
algo así como que tu vida es una monótona
y auténtica mierda,
y entonces vas y sientes la acuciante necesidad,
de dar un vuelco a tu vacía existencia.
Te pondrás esa misma mañana el chándal
y te irás a hacer footing,
dejarás por fin el tabaco,
y no más de dos cervezas al día.
Visitarás más a menudo a tu pobre madre;
llevarás a tu sobrino a ese parque temático tan guay
que llevas años prometiéndoselo,
y tú siempre tan ocupado.
También deberías buscarte una chica
y reencauzar tu vida.
Hoy será un buen día para el cambio.
Tirarás los tejos a toda mujer
medianamente atractiva que veas por la calle,
y sin demasiada exigencia respecto
a sus dotes filosóficas o intelectuales,
mucho menos culinarias.
Buscarás en internet,
algo que ciertamente nunca fue contigo,
pero ¡qué coño! ¡hay que echarle huevos a la vida!.
Invitarás a cenar a esa camarera tan mona
del bar de la esquina,
sabes que te mira de manera especial,
y siempre te invita a la quinta caña,
puede que sea algo joven para ti,
pero qué más da,
el aclamado poeta Villa se las coge más jóvenes todavía
y nadie dice nada.
Enciendes el último cigarrillo,
vas a la cocina a por un vaso de agua,
te tomas una pastilla para dormir
y te vuelves a acostar.
Entonces sin saber por qué, te viene a la memoria
esa máxima del fútbol que decía:
lo que no hayas hecho en 90 minutos
no lo quieras arreglar en el tiempo de descuento,
no sea que vayan y te jodan
y pierdas definitivamente el partido.
Y te empieza a volver el sueño,
medio feliz de saberte con tu triste
pero honroso empate con la vida.
Apagas el cigarrillo
y te vuelves a dormir.
¡Puto calor!
¡Puto Mundial!...
_______
A VOSOTROS, MI GENTE
¡Ay, mis amores,
examores, duendes, héroes
y sobre todo heroínas de mi vida!
¡Dónde andaréis a estas alturas de la película!
Vosotros, que recorristeis conmigo
esos tramos, a veces intransitables,
a veces cual pista de hielo
u otras como vereda que atraviesa
jardines rebosantes de flores exóticas
de mil colores y perfumes, bajo nubes
de algodón azucarado que no engorda,
o en bares decorados de hogar celestial
donde quedarse a vivir para siempre
entre barriles y barriles derrochadores
de cerveza, humo y punk rock
al volumen del mismísimo infierno...
Mi gente, mi familia, mis animales,
mis viejos amigos y hasta mis borrachos,
majetes e imperfectos colegas
de noches con denominación de origen.
Y vosotros,
las víctimas inocentes de mi estupidez,
cagadas e irracionalidades,
(mil, un millón de perdones)
Los que me inculcasteis empatía,
que en algún momento me hicisteis
hasta creer en dios y en la raza humana.
Y también vosotros:
mis talentosos doctores/as,
mis simpáticas dependientas de supermercado,
mis empleados de banca sinceros,
mis funcionarios de alta resolución,
mis psicólogos, mis abogados
y mis reformistas vocacionales;
mis antiguos profes disidentes,
mis socios de locas aventuras empresariales,
mis eventuales amigos de trayecto de bus;
Spielberg, Ibáñez, Matt Groening,
Mercury, Joe Strummer y mis mecánicos baratos
(Gracias, compañer@s, gracias)
Y sí, también, vosotros,
los que me tocasteis los huevos
y me jodisteis por envidia, por bullying,
por vuestra naturaleza,
por enero o por martes,
con razón o sin ella; vosotros, que me hicisteis
más fuerte, más duro, más feliz
o arrepentido cuando os la devolvía.
Los que me ayudasteis a conocer
el saludable bouquet del barro fresco,
(e incluso las que pregonasteis
mis ocasionalmente limitadas
o egoístas virtudes amatorias)
También vosotros, también mi gente.
Dónde andaréis, dónde...
Pues sabed que de un modo u otro
todos y todas habéis sido
y sois mi mundo, mi camino, mi poesía,
mi facebook interior, mi sombra,
mis compañeros de acuario,
de selvas, asteroides o estrellas
de mi universo, imprescindibles
habitantes de mi adn vivo...
¡Qué grandes!. Vosotros, para vosotros,
a unos con más y a otros con menos
cariño pero igual dedicación,
van estos versos, allá donde estéis,
mis entrañables compañeros
de tormentas, de tragos dulces,
de loca y disparatada aventura.
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ROCK EN SAMIL
Tarde de julio.
Despido voluntario y fulminante.
Finiquito urgente. Depósito lleno.
Un gramo de la buena
en alguna granja tapadera
del viejo edén militar.
Juventudes a tumba abierta.
Cinco canciones rockabilly
en el radiocassette: bucle sonoro
durante siete horas de viaje.
"Camarero sírvanos
el mejor bourbon de Texas.
Brindaremos porque ayer
nos separó ella
y hoy nos une esta botella..."
Dos amigos y una luna cómplice.
Carretera Madrid-Vigo. Tornado de risas,
sueños a medio cocer
y pseudomelancolías al dente.
Amanece. Dos sirenas en jeans
haciendo auto-stop.
4 cafés mañaneros. Playa de Samil.
Book fotográfico entre transparencias y salitre.
Una mansión abandonada
y amor travieso de un solo día
(el de verdad quedó en casa)
Al siguiente amanecer: un ¡nos escribimos!
Fernando, allá donde estés,
tú sabes que ocurrió,
(en realidad yo ya no estoy tan seguro,
pero qué más da)
"... nos vemos en el infierno:
el mejor sitio para dos pillos
que vivieron sus días con el dedo en el gatillo.
Me conocerás por mis botas de montar,
te conoceré por el negro Cadillac..."
¿Cadillac u opel corsa...?
(no lo recuerdo)
Y jóder, ¡qué pelota es a veces la luna!
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FIN DE SEMANA
A veces ocurre que el mundo gira
alrededor de una postrera pizza 4 estaciones
(tamaño familiar) sobre una pequeña mesa de salón
y entre un desangrado ejército de vidrios.
Ese cenicero que amenaza con hacerse cordillera
y un par de bolsas vacías (en las que antes cupo
un gramo de cielo en polvo procedente
de algún ejemplo de paraíso terrenal fallido)
Cuatro piratas ebrios con las pupilas como soles,
que detienen la obligada rotación del planeta,
dejando a la luna en pause durante 48 horas.
Donde la prehistoria es aquella tarde
que su amor definitivo les dejó
por su amor definitivo.
Donde una pandilla de ilusos treintañeros
siguen creyendo en el día H del mes uno
del Año de la Cabra, y en que otro día de estos
los mares se van a abrir a su paso
con solo mojarse los labios
y entornar estudiadamente la mirada.
Una banda de entrañables idiotas creyéndose
los amos del tiempo, domadores de abismos
impermeables a lanzallamas sociales y ultimátums
de tormentas definitivas, que vienen acompañadas
de fondo por alguna banda sonora de canciones
electrocardioscópicas de autores igual de idiotas.
Creyéndose los James Dean que sabrán frenar
a tiempo de su generación,
más listos que el chaval agobiado e imberbe
que trajo la pizza en su moto quinta mano;
... los protas de la peli.
Legítimos Señores de algún zodiaco
o universo paralelo a esa franja horaria
en que la coherencia y los desvelados vecinos
telefonean a las autoridades.
Y al ir al baño el espejo se empieza a reír de ellos;
y por el grifo del lavabo se escapa un mensaje
urgente de la oficina de sueños perdidos,
de algún monstruo aguafiestas
con la cara de sus viejos, de esa o ese ex
(reconvertidos en estatua de hielo),
o de alguien con casi su mismo rostro
años atrás
disparándoles verdades carnívoras
y misiles de realidad entre ceja y ceja:
justo al centro de todo aquello que aún pudiera
conservar un mínimo atisbo de lucidez
y cordura a esas inescrutables horas
de un glorioso fin de semana cualquiera...
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