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Palabreando el Idioma Castellano... "La ortografía, el diccionario y la gramática".
Publicado por Katia N. Barillas en el blog EfÍmera ilusión. Vistas: 218
Publicado en la revista digital EN TINTA de Argentina - Edición #6, correspondiente al mes de agosto, 2023.
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La correcta escritura, el buen uso del léxico y el dominio de las reglas gramaticales constituyen los tres grandes ámbitos que regula la norma de una lengua. Por ello, los objetivos académicos, renovados constantemente a lo largo de los siglos, se han concentrado en tres publicaciones emblemáticas: la ortografía, el diccionario y la gramática. La importancia otorgada al código ortográfico aparece ya en el “discurso proemial de la orthographía de la lengua castellana” incluido en el primer tomo del Diccionario de Autoridades (1726): “una de las principales calidades que no sólo adornan, sino componen ´qualquier´ idioma es la ´orthographía´, porque sin ella no se puede ´comprehender´ bien lo que se escribe ni se puede ´percebir´ con la claridad conveniente lo que se quiere dar a entender”.
En la actualidad, junto a la obligación de “establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección”, la Real Academia Española se impone con el fin de que “los cambios que experimente la lengua castellana en su constante adaptación a las necesidades de los hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico” (art. 1). Este ideal de unidad ha inspirado la vocación panhispánica que preside las obras que se vienen publicando en los últimos años: la Ortografía de la lengua castellana (1999); el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la Nueva gramática de la lengua castellana (2009); el Manual de la Nueva Gramática y el Diccionario de americanismos, obras todas ellas del trabajo mancomunado de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias.
La preparación de cualquiera de las obras académicas ya sea la Ortografía, la Gramática o el Diccionario, se realiza bajo el signo de la renovación y de la perfección. Apenas presentada una obra, se abre una nueva agenda en cuya primera página figura como lema renovador que constituye el ideal de toda expedición científica la expresión latina “plus ultra”.
En 1999 vio la luz la última edición de la Ortografía de la Lengua Española, la primera que recibió el refrendo de todas las corporaciones que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española y la primera que fue presentada antes en América que en España, en acto solemne y simbólico que tuvo lugar el 7 de septiembre de 1999, en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, la “Casa de Bello”, tan ligada a los avatares de la ortografía hispánica. Era una obra breve, sencilla, clara y didáctica, que alcanzó gran difusión en el mundo hispánico y cumplió satisfactoriamente con los fines que perseguía.
En aras de la sencillez y la brevedad, la Ortografía de 1999 sacrificaba muchos detalles, casos concretos y problemas prácticos sobre la norma gráfica que asaltan de forma continua a los usuarios de la lengua. Tal carencia halló solución a través del servicio de consultas lingüísticas del Departamento de “Español al día” de la Real Academia Española. Diariamente se ha venido ofreciendo respuesta razonada a cientos de preguntas, desde las más teóricas hasta las más puntuales. Este proceder continuado ha incrementado progresivamente una rica base de datos que acumula de forma ordenada problemas y explicaciones sobre la norma lingüística, recopilación que, en su momento, fue fundamental en la elaboración del Diccionario panhispánico de dudas y que ahora constituye el arsenal básico para construir una nueva edición de la Ortografía más amplia, más detallada y, mucho más minuciosa.
De acuerdo con el proceder habitual, el camino hacia la elaboración de la nueva edición de la Ortografía se inicia muy pronto y se halla jalonado por importantes acuerdos asumidos en congresos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. En el de San Juan de Puerto Rico (2002) se decidió revisar la edición de 1999. Comenzó entonces un proceso de examen de ese texto por parte de todas las academias, complementado con el estudio de las reseñas y comentarios de autores particulares, que culminó en la ponencia que, por encargo de la presidencia de la Asociación de Academias, presentó el director de la Academia chilena de la lengua, don Alfredo Matus Olivier, en el XIII Congreso de la Asociación (Medellín, Colombia, 2007). Tal documento, que recogía las conclusiones del minucioso análisis del texto de 1999 y establecía las directrices fundamentales de la nueva edición, fue aprobado en sesión plenaria del congreso y ratificado posteriormente en su desarrollo práctico por el pleno de directores y presidentes de las academias durante una reunión celebrada en Madrid en noviembre de 2007. Entre sus líneas básicas, destacan las siguientes:
A) Las academias consideran necesaria una revisión de la Ortografía, pero se descarta la idea de una reforma ortográfica exhaustiva.
B) Es conveniente eliminar, dentro de lo razonable, la opcionalidad abierta por las llamadas normas potestativas.
C) Es necesario vigilar su coherencia con otras obras académicas.
Se acuerda entonces encargar al Departamento de “Español al día” de la Real Academia Española la preparación de los borradores de la nueva edición de la Ortografía y constituir la Comisión Interacadémica coordinadora de las tareas. Todos los materiales han sido exhaustivamente revisados por las academias, cuyas observaciones están incorporadas al texto. La Comisión Interacadémica se ha reunido en dos ocasiones para debatir las cuestiones más controvertidas y alcanzar un cosenso: primero en Santiago y Valparaíso, Chile, durante los difíciles días del terremoto que asoló el país (del 27 de febrero al 2 de marzo 2010), y después de san Millán de la Cogolla, España, del 1 al 4 de noviembre del mismo año. Finalmente, el texto básico de la obra fue aprobado por el pleno de los directores y presidentes de las academias reunidos en Guadalajara (México) en el marco del homenaje que la Feria Internacional del Libro rindió a la lengua castellana el 28 de noviembre del año 2010.
Siguiendo el modelo de la Nueva gramática, fundado en la tradición académica, la nueva edición de la Ortografía de la Lengua Española se presentará en dos versiones: una de referencia, amplia y razonada; y otra más reducida, esencial y manejable.
La redacción de la nueva edición de la Ortografía se realiza desde una perspectiva teórica y aplicada que considera que esta disciplina, como señalaba don Alfredo Matus en la ponencia citada, “no es una cuestión menor” en el funcionamiento de una lengua de cultura. Para la gramática tradicional constituía una de las cuatro disciplinas básicas:
- La morfología: que es la parte de la lingüística que estudia las reglas que rigen la flexión, la composición y la derivación de las palabras.
- La sintaxis: que es la disciplina lingüística que estudia el orden y la relación de las palabras o sintagmas en la oración, así como las funciones que cumplen.
- La prosodia: que es la parte de la gramática tradicional que enseña la pronunciación y acentuación correctas.
- La ortografía: que es el conjunto de las normas de escritura de una lengua. Forma correcta de escribir las palabras y de utilizar los signos auxiliares de una lengua, respetando sus reglas.
Sin embargo, los movimientos iniciados a finales del siglo pasado otorgaron preeminencia merecida al lenguaje oral, relegando las disciplinas de la escritura a una posición secundaria. Como consecuencia, la ortografía pasó a convertirse en un apéndice marginal que sobrevivía invariable en el ámbito docente.
La disciplina ortográfica es afrontada aquí desde una perspectiva distinta. Se presenta como un conjunto de sistemas convencionales de representación gráfica que, aun hallándose en relación estrecha con los sistemas de la lengua oral, poseen autonomía.
Así se observa en diferentes ámbitos. La diacronía de la lengua que es el estudio o análisis de los fenómenos lingüísticos acaecidos desde el punto de vista de la evolución del tiempo y de los sistemas ortográficos, o sea que, no siguen vías paralelas. Por otra parte, el aprendizaje de la ortografía se relaciona con procesos psicolingüísticos y neurológicos propios y da lugar a rutas que activan capacidades específicas, que se encuentran con dificultades singulares y generan problemas no compartidos. En otro orden de cosas, la ortografía se ha convertido en un valor social de la mayor importancia. Por último, la ortografía representa el pilar fundamental de la unidad de la lengua. Mientras los demás planos lingüísticos como:
- La fonología: que es la parte de la lingüística que estudia los fonemas o descripciones teóricas de los sonidos vocálicos y consonánticos que forman una lengua.
- El léxico: que es el conjunto de palabras de una lengua.
- La morfología: que es la parte de la lingüística que estudia las reglas que rigen la flexión, la composición y la derivación de las palabras.
- La sintaxis: que es la disciplina lingüística que estudia el orden y la relación de las palabras o sintagmas en la oración, así como las funciones que cumplen.
Estos cuatro conceptos se hallan sujetos a los parámetros de variación geográfica, social, cultural y situacional. La ortografía es un código uniforme en la que todas las variables se diluyen. Aunque su pronunciación sea distinta, una misma representación gráfica unifica la voz literaria de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa o Miguel Delibes. Su unidad y su vocación de permanencia convierten a la ortografía en un factor de unión y de contención frente a una evolución descontrolada del idioma.
La Ortografía de la Lengua Española es coherente, exhaustiva y simple ya que se propuso seguir las exigencias metodológicas del principio empírico que rige en todas las disciplinas científicas. Con coherencia interna, para evitar la existencia tanto de normas vagas, imprecisas o ambiguas como de preceptos contradictorios y con coherencia externa con el resto de las obras académicas. Evita pues, tecnicismos y expresiones de difícil comprensión para ser seguida por cualquier hablante alfabetizado.
Además de lo anterior, se puede agregar que es una ortografía razonada ya que, los tratados tradicionales estaban concebidos para ser aplicados directamente a los grados más elementales de la enseñanza. Es una ortografía didáctica porque en la presentación de sus reglas sigue prioritariamente el orden de codificación (desde el fonema hasta la letra), que es el proceso en el que sobrevienen las dificultades de escritura y se producen los “errores ortográficos”.
Por último y uno de los rasgos más relevantes es que es una ortografía panhispánica, resultado de la voluntad común y del trabajo conjunto de las veintidós academias que integran la Asociación de Academias de la Lengua Española.
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Mi análisis personal va dirigido a todos los que gustamos de la buena escritura y de la buena lectura. Desde mi punto de vista, escribir bien es respetar al lector. He visto muchos pareceres en redes sociales respecto a este asunto, opiniones que han hecho desde profesionales con altos cargos, escritores y poetas con obras publicadas, y personas que, como muchos de nosotros, no dan importancia al hecho de escribir bien. Muchos han expresado virtualmente: “no importa cómo escribo, sino, lo que quiero dar a entender”; y a ellos les contesto que, una coma mal puesta, una palabra a la que no se le da el golpe de voz, así no lleve acento ortográfico, una palabra mal escrita… distorsiona lo que han querido decir. Me he encontrado con errores como: ´ciempre´ en vez “siempre”; ´habrir´ en vez de “abrir”; ´anjeles´ en vez de “ángeles”; sólo por mencionar algunos. Para mí -jocosamente hablando- digo que: “No es lo mismo decir Tomás Urroz que… toma Tomás tu arrocito”.
Algo muy parecido pasa con quienes se han mal acostumbrado a escribir sus textos en letras mayúsculas… eso es un irrespeto total, ya que, escribir textos en letras mayúsculas, es como estar “gritando” a quien te lee, a no ser, y pido disculpas, si tienes problemas de visión agudos.
Tristemente todo esto va en ascenso y ya se ha vuelto una terrible costumbre.
Con esto que estoy expresando, quizás, muchos me tachen de perfeccionista, pero, aprender y desaprender es la experiencia más fácil que nos acontece a todos los seres humanos; por tanto, si todos nos pusiésemos en lugar del lector, nos daríamos cuenta de que el respeto al buen escribir es la norma de oro que hará que otros se interesen por leer tus obras, esto en el caso de nosotros… los escritores de ahora.
Es necesario leer mucho, ya que, la lectura, enriquece el vocabulario y, por ende, aprendemos a escribir -si no excelente- por lo menos, con la menor cantidad de faltas de ortografía. ¿De qué sirve, por ejemplo, tener una letra bonita, si no sabes escribir bien las palabras? Los textos bien escritos, dan ganas de releerlos.
Gracias.
Katia N. Barillas
www.katianbarillas.com
Bibliografía:
Ortografía de la Lengua Española.
Multi diccionario Ilustrado.
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