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Perfiles Psicológicos (Capitulo Final)

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 120

“Contrario a lo que piensan algunas personas, el sexo no es lo que más corrompe a la sociedad, lo que más corrompe es el dinero, eso cambia a las personas, hay quienes se creen la gran cosa porque tienen dinero en sus bolsillos, a esas gentes las escupo… son tan miserables que se creen mejor que el resto, por ellos llegará el Juicio Final, por lo que le quitaste a tu hermano y por las veces que viste a los demás por debajo del hombro”.

Salí con la frente en alto, con la convicción de un trabajo bien hecho, con la tranquilidad de que durante todo este tiempo siempre había dado lo mejor de mí. Y eso es mucho, es mucho porque hay personas que siempre dan menos, siempre se creen superiores, viven su vida con arrogancia, con ínfulas mal puestas, a ellos no les debe la vida nada, son ellos quienes le deben a la vida, al prójimo, a la historia. Pero yo puedo mirar con la frente en alto a quien sea, he hecho todo lo que me ha sido posible, nunca renuncié a ser yo, si hoy me voy, es porque todas las historias terminan, ¿cómo no habría de terminar la mía?

Compré un boleto sin retorno a Estados Unidos, iba por el sueño americano, para comprobar por mí misma si realmente es mejor la vida en ese país. Justo ahorita estoy bajando del taxi y camino hacia el aeropuerto, por costumbre solamente llevo una maleta, no es mucho lo que alguien como yo ocupa para cambiar de vida, voy con una sonrisa, incluso saludando a la gente.

Entonces, comienza el espectáculo, comienzan a sonar las sirenas de las patrullas, se oye un disturbio en las afueras, la gente voltea a ver, como lo hacen las personas que se interesan en los asuntos de los demás más que en los suyos propios, me detengo, tengo seis policías que me impiden el paso. Me siento como Cristo cuando llegaron los soldados a atraparlo como un ladrón en aquel monte en medio de la noche.

- ¡Suelte la maleta! – me grita uno de ellos por tercera vez, la suelto, más que eso, la dejo caer pausadamente - ¡con las manos arriba! – me colocan las esposas.

- Todo lo que diga puede ser usado en su contra – me dice otro más joven.

¡Qué voy a decir!, las personas no conocen a sus pastores cuando los tienen en frente, existen personas que queremos arreglar este mundo, pero las masas políticas nos lo prohíben. Nos argumentan que somos iguales, pero cuando alguno quiere ser luz, aparecen los intereses de los poderosos para llevarnos a la oscuridad.


Quince años después, en la cárcel de máxima seguridad, San Rafael de Alajuela.



- Santa María madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Aleluya! ¡Aleluya! – así terminé mis oraciones aquella tarde.

Habían cambiado de turno, los guardas aun hablaban de los pormenores que sucedieron durante el día, las duchas de agua fría que habían dado a los que habían resistido, los presos malcriados que lanzaban excremento a la comida y a las paredes, en fin, tantas cosas que un chico como ese guarda nuevo no estaba acostumbrado a ver.

- Este es singular, verdaderamente singular – le dijo el viejo Larry, soltando una risa apenas perceptible.

- Dice aquí que su nombre es …– estaba contestando el otro hasta que fue interrumpido.

- No – le dijo Larry – no lo llames por el nombre que viene en esas libretas estúpidas, eh mira, pon atención – luego abriendo la rejilla de la puerta y dirigiéndose a mí con un tono bastante burlón, dijo mientras el otro se alejaba dos pasos – ¡Eh, Doc!

- ¿Es doctor? – le preguntó el más joven.

- No te acerques tanto – luego le señaló las paredes y cerrando los ojos movió sus manos como si estuviera dirigiendo una orquesta filarmónica.

- ¿De quién son esos nombres?

Entonces, Larry sacó un viejo recorte de periódico que llevaba en su billetera, lo desdobló y roncando para afinar su voz leyó:

- Asesino múltiple condenado a cadena perpetua en cárcel de máxima seguridad – el otro chico estaba atónito, Larry siguió leyendo – mmmm… veamos… ah sí, conocido por su alias de la Dra. Bianca, el hombre fue acusado por la muerte de más de quince víctimas, a quienes aseguró liberó de sus trastornos, dado que en su opinión eran personas con problemas psicológicos cuyo tratamiento no podía ser coordinado por los profesionales en la materia. Sus víctimas fueron personas que contactaron al homicida en busca de consejo o pidieron a algún conocido que los contactara por ellos. Algunos fueron sepultados en los jardines traseros de su propiedad y terrenos aledaños, algunas de las víctimas llevaban meses perdidos y sus casos habían sido perseguidos minuciosamente por las autoridades. Este hombre con problemas de personalidad múltiple escribía para un conocido diario local bajo su pseudónimo de la Dra. Bianca dando mensajes sobre temas personales, se dedicaba a terapia espiritual durante los fines de semana en la iglesia de su pueblo y procedió con los asesinatos a lo largo del último año.

- Pero – le interrumpió el otro guarda, asustado – esos nombres que están en las paredes, Nicolás, Paolo, Rebeca.

- Son los nombres de sus víctimas, este bastardo los escribió él mismo – le contestó Larry guardando de nuevo el papel en su billetera – el último al que asesinó fue un tal Vinicio, lo estranguló a medianoche, después de salir de un bar de mala muerte ¿quieres saber lo que pasó con el resto?

- ¿Sabes lo que pasó con todos?

- Con algunos, vamos ¡pregunta! – a Larry le temblaba la voz de la emoción.

- ¿Enrique? – la voz de este era más temblorosa todavía.

- Lo sepultó vivo, a dos terrenos de su casa.

- ¿Donato?

- Cinco puñaladas en la espalda – Larry lo tomó por los hombros – ¡vamos hombre, pregunta con emoción!

- ¡Tadeo! – dijo el otro alzando los brazos.

Larry le bajó los ánimos y luego le contestó:

- Créeme, no quieres saber lo que le pasó a ese tipo, tampoco quieres saber lo que le pasó a esa chica que está escrita arriba, Amalia. Mira, vayamos por unas cervezas cuando salgamos y tal vez con alcohol te cuente lo que les pasó a los otros desdichados. Algunos quedaron tan maltrechos que las autoridades no saben a ciencia cierta lo que les hizo y el pedazo de infeliz nunca quiso hablar.

- Es un hijo de la gran …

- Sí, tranquilo, tranquilo, en el bar te lo cuento.

Luego cerraron la rejilla y los escuché alejarse a pasos lentos, tan lentos que casi podía contarlos, contrario a lo que creían, no estaba sola en aquella habitación, algunas veces, puedo ver a Isabel, Romeo y el resto de mis chicos que vienen a visitarme, no lograron sanar en su totalidad y me visitan usualmente para que yo continue contando sus memorias, no son simples cadáveres como la gente quiere hacerlos ver, hay gente que no muere nunca, son eternos. Tal vez sean ángeles, tal vez tengan razón, quizás estoy en una celda, pudiera ser, aunque para mí, simplemente me alejé de la gente, descubrí que las personas tenían tantos conflictos que yo no podía curar, y si no podemos cumplir con nuestro propósito en la vida, no tenemos razón para seguirla llevando a cabo.
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