-
Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"Cerrar notificación
!!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!
Perfiles Psicológicos (Capitulo Penúltimo)
Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 94
Ese día mientras toda la oficina se encontraba en su diario vivir, yo estaba camino a una cafetería del centro de la capital, no apunté el nombre o al menos no lo recuerdo en este momento, fui para encontrarme con el abogado, me escribió el día anterior y me pidió que nos viéramos porque tenía una noticia agradable que contarme, una noticia que sería un impacto en mi vida, así la describió. Mi querido abogado iba a sorprenderme con algo, espero merecer esa noticia.
Quedamos en estar a las nueve y cuarenta de la mañana, yo llegué al sitio diez minutos antes, había una pareja desayunando y un señor leyendo uno de esos periódicos donde disfrutan alarmar a la población con noticas sobre crímenes, gente desaparecida y demás atrocidades. Aproveché para pedir una taza con café sin leche y un pan dulce, mientras esperaba que él llegara. Puse mi bolso en la silla que se ubicaba frente a mí, revisé que el maquillaje no fuera tan estrambótico y esperé por la noticia. Un minuto antes de cumplirse la hora acordada ingresó en el local un joven, un niño que debía andar entre los once y los doce años, venía bien vestido, imaginé que los padres entrarían tras de él pero llegó solo, empezó a mirar por todo el sitio buscando a alguien, yo estaba con el celular en la mano esperando algún mensaje que no iba a llegar.
Entonces el muchacho caminó hacia mí, me saludó y me pidió permiso para sentarse, le indiqué de manera cortés que estaba esperando a alguien y que era cuestión de segundos para que mi acompañante llegara.
- No va a llegar – se sentó y se quedó observando mi cara de asombro.
- ¿Disculpa?
- Me llamo Eliseo y soy el hijo de Mauricio.
El sorbo de café que estaba en mi boca casi se devuelve a la taza, pero por su cara pude notar que mi reacción era la más natural.
- Así que usted es Bianca, es bastante bonita.
- Gracias, así que tu papá no va a venir.
- Ni siquiera sabe que usted está aquí esperándolo, fui yo quien le escribió.
Si algo le reconozco al chico es que no perdió la tranquilidad, al contrario, se mantuvo tan relajado que parecería que era mi hijo, le pedí un café, pero dijo que no esperaba tardar demasiado.
- ¿Qué pasaría si llamo a tu papá? – yo simplemente estaba desafiándolo para saber hasta dónde podía llegar.
- Pasaría que usted perdería el tiempo y mi papá le haría una escena por lo que voy a decirle y por lo que él no ha tenido el valor de contarle – parecía tan tranquilo, tan normal que empecé a sentir algo extraño dentro de mí misma.
Acto seguido abrió un sobre que llevaba en sus manos, sacó unos papeles y los puso en la mesa junto a mi taza de café.
- ¿Qué es eso?
- Los boletos de avión.
- ¿De cuál avión?
- Nos vamos en quince días para Argentina, a mi padre le salió una oportunidad de trabajo y ya tiene todo listo para irse.
Los dedos de las manos me comenzaron a hormiguear, la pierna izquierda me dio un jalón y no tuve muchas cosas que decir.
- Es mentira, tu padre me lo habría dicho.
- Compruébelo por usted misma, busque las reservaciones para el vuelo y verá que no es mentira. Mi papá piensa irse sin decirle nada a usted, de lo contrario, ya usted lo sabría. Puede estar tranquila, mi mamá no sabe que usted existe, pero yo no soy tonto, y una noche me levanté casi a las once y sin que él me viera me quedé recostado a la pared mientras tenía una videollamada con usted, hay maneras de recuperar los números que se borran de un teléfono.
No dijimos mucho más, me sentí sucia, inmunda, quería que la tierra me tragara en ese momento, salimos juntos del local, yo no pude terminar el café y el pan de seguro se me habría atragantado de comer siquiera un pedazo más. Yo tenía tantas cosas dentro, tenía rabia, tristeza, dolor, culpa.
Le prometí que no hablaría más con su padre y tomé un taxi para irme a casa. Esa tarde fui al banco e hice los trámites para renovar mi pasaporte, yo tenía visa estadounidense, pero mi pasaporte estaba vencido, así que hice el trámite respectivo y quince días después tuve el documento en mis manos, entonces comencé a buscar algún destino para comenzar el sueño americano, para irme lejos, no volví a contactar al abogado y tampoco le respondí ninguna de sus llamadas ni de sus mensajes, yo había sido una estúpida durante todo este tiempo, lo peor es que creí que yo era la lista de la relación, pero aquella charla en la cafetería me hizo entrar en razón y abrí los ojos.
Sé que hay cosas inconclusas, la casa la dejo patas arriba, con tantos despojos, tantas tonterías, una mujer como yo no ocupa recuerdos que la atormenten, no somos hombres, somos flores delicadas que nacen en jardines. Tengo un tumulto de cartas que dejé a medio escribir, ya no tiene sentido que las termine, sus destinatarios no van a recibirlas, ya no.
Cuando tuve las fechas de vuelo hablé con mi jefe y puse la renuncia, fue viernes, ese día todos mis chicos están trabajando desde sus casas así que no le vi la cara a ninguno de ellos, no me despedí, no quería dejar rastros, me oculté entre las sombras para que nadie me viera partir, para que nadie estuviera presente cuando yo diera por terminadas mis labores, me fui en silencio, con un poco de nostalgia sí, pero con la sabiduría de que había hecho las cosas de la mejor manera, porque uno no debe marcharse ni antes ni después, uno debe irse cuando debe irse.
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario