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Perfiles Psicológicos (Dejad que el universo conspire)

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 81

- Buenos días, doctora, vengo a alegrarle la mañana, bueno… el día – luego se sentó en el lugar que venía siendo habitual en él las últimas semanas, venía de negro, con el atuendo correcto para el clima que estaba corriendo durante los últimos días, pero a diferencia de la semana anterior, esta vez Alfonso llegó con un café en la mano, ya había cauterizado su problema con las muelas. Luego se puso a conversar con Isabel sobre el triunfo que su selección de Honduras había logrado contra México el viernes anterior.

Los problemas técnicos hicieron de las suyas, consiguieron lo que parecía imposible, la esquina del terror se había separado, Enrique estaba sentado en frente mío, lo que mandó a Evangeline varios campos hacia la derecha, al otro lado de Isabel, Vinicio y Sandra compartieron la isla de escritorios más pequeña de la oficina, parecían dos periquitos de amor, sentados sin más compañía que ellos mismos. Luego cambiaron sus cosas a otro sector, donde podían regodearse de mejor manera, de espaldas al comedor.

Al volver con el desayuno al escritorio, me topé con Isabel y Enrique platicando sobre los tiempos que dedican los hombres y las mujeres para conversar, siendo notable la diferencia, pero es que hay que ser sinceros, ¡qué poco comunicativos son los hombres!, en cambio, nosotras detallamos las cosas importantes, tampoco es que conversamos solo por conversar. Los hombres ven de más profundizar las cosas, son tan simples, tan poco humanos, ojalá pensaran un poco más como nosotras y se atrevieran a sensibilizar sus sentidos y su comunicación con su yo interno y con los demás.

- Pasa una vez, pasa otra vez y así va creando un círculo vicioso.

- ¿En serio?

- Sí, es un círculo vicioso.

Pero esta vez, Tadeo estaba equivocado, no era una constante, aunque sí era la segunda vez en cuestión de dos semanas que olvidaba los ID badges a la hora de salir, la anterior, él había estado en la recepción, esta vez tuve que tocar el timbre y esperar a que alguien se apiadara de mí para entrar nuevamente.

- Eso es como una ETS – la comparación era exagerada, pero por la risa que mi respuesta provocó en Amalia después de su comentario, pareció que ella me daba algo de razón. Entonces dejó de lado aquellos susurros que la habían traído a donde yo estaba y regresó a su lugar.

Llegó el miércoles, también llegó algo de sol con este día y además es la fecha de la segunda charla de primeros auxilios, a la espera de ver lo que deparará en esta solemne ocasión. El universo había hecho su trabajo y la esquina volvió a nutrirse con los cultivos que la tierra le proveía, entonces Vinicio, Nicolás, Sandra y Enrique volvieron a su hábitat natural, volvieron a sus espacios privados.

Sandra estaba dando clases privadas de filosofía, del poder de la mente, de la necesidad que tiene el ser humano de conectarse con su interior, porque el universo conspira para concedernos aquello que pedimos de corazón, aquellas cosas cristianas o no, que anhelamos con todas nuestras fuerzas, entonces Nicolás puso atención y Sandra la retó a pedir las cosas, a revelarse contra sí misma, a no sabotearse, a no interferir en la felicidad que la vida le tiene destinada a uno. Tal vez, Sandra no era consciente de que hay cosas que cambian, planes que uno hace y de repente aparece un viernes trece que acaba con las agendas que tenemos predispuestas, como si la vida fuera una rueda mágica, hay gente que por más que la gire nunca ganará la lotería.

- Le puse demasiada sal – y yo diría que sí, por la manera en que arrugó la cara.

- ¿Eso no es café?

- Sí, pero si el café queda muy fuerte, uno le pone un poco de sal para que recupere el sabor a café.

- De algo sirve estar casado con una chef.

- Me ha servido de mucho.

- Yo me refería a la cocina, Leandro – aquel muchacho con el cabello teñido de morado era la primera persona a quien miraba ponerle sal al café, sin que esto fuera un accidente.

- Ah sí, bueno, especifique.

Dos cosas sucedieron hoy que son dignas de mención, los lentes que Tadeo lució hoy ante su necesidad de ver las cosas de cerca y evitar así meterse en el monitor, la otra, el arete que lució Sandra, que, aunque es mujer es bastante esquiva a lucir estos detalles, de hecho, ni Amalia ni yo recordamos verla así anteriormente.

“Le rompen la ilusión a uno, la vez pasada me manosearon toda en la práctica y hoy era respiración de boca a boca”, así describió Regina su decepción porque la capacitación fuera pospuesta para la próxima semana, imagino que debió haberse depilado, por aquello de que el toqueteo fuera un poco más extensivo, digo, por si acaso. Hoy era la segunda charla de primeros auxilios, pero la señora a cargo no pudo asistir, imagino que se durmió o intentó maquillarse y la falta de experiencia le jugó una mala pasada, será la siguiente semana.

Almorcé en la paz y la tranquilidad de una mesa donde estábamos Romeo, Paolo, Evangeline y yo. Mateo estaba libre porque era su cumpleaños, y Donato tenía sus ojos puestos en el monitor de su computadora, pero tan solo eran sus ojos porque sus oídos estaban en medio de la lista de estupideces que estuvimos hablando antes de almorzar.

El equipo se prepara para el paseo a la playa del fin de semana, hoy era perfecto para la charla, por aquello de que alguno presente alguna emergencia, esperemos que no.
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