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Perfiles Psicológicos (No tengo abogado para el Juicio Final)
Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 146
De acuerdo con el cristianismo, Padre solamente hay uno, por lo que aquello que hacen los católicos de referirse de esa manera a los sacerdotes, debería ser blasfemia, puesto que solamente son “representantes” de Dios. Aquel sacerdote había terminado la homilía pidiendo a los niños que colocaran una fotografía de sus familias a los pies del altar, haciendo hincapié en que de esa manera caería la bendición de Dios sobre ellos.
- ¿Ya le han dicho que es una persona muy generosa? – me dijo Vinicio, no supe si en broma o en tono serio.
- Los que me conocen bien, jamás me dirían tal cosa.
- Bueno... Yo ya estoy empezando a creer que es buena persona.
- Ahorita cambia de parecer. No se estrese por eso.
Volvió a mirarme con una cara de incertidumbre, mientras abría la bolsa de snacks que estaba en la mesa.
- ¡Qué miseria! – dijo un poco resignado.
- Mientras uno tenga un amor sincero, no hay miseria – sonreí y tomé un sorbo de café.
- Entonces repito, ¡qué miseria!
- A mí, por lo menos que me lleven un ramo de alitas de pollo – alcanzó a decir Donato.
- Donato, mientras uno tenga el corazón colmado de amor y los labios inundados de besos.
Entonces sonó el celular, era un mensaje de Evangeline, que alcancé a leer antes de que lo borrara, era un insulto referente a un tipo de banana, “gracias por el halago, el aprecio es mutuo”. le escribí como respuesta, “perdón doc, era para otra persona”.
Con toda la emoción que cabe en una canción de tristeza, Romeo indicó durante la reunión que estaba trabajando en el cierre de mes, en tanto el resto le hacían notar su poca felicidad. Regina profesaba aquella misma emoción, abrazada a uno de los almohadones, junto a la ventana, esperando la hora de ir a dormir.
- Nicolás – dijo Evangeline – ¿usted se dio cuenta de que la doctora lo dejó brincar para que usted cayera sobre la flecha?
- No – respondió Nicolás con cara de pocas amistades.
- Pues sí – reafirmó Evangeline.
Aquella voz le sonaba a Sandra más ahogada que una deuda con una tarjeta de crédito. Eso era para que se diera cuenta de que su cuerpo no aguantaba pegarse la fiesta durante dos fines de semana seguidos, ya no estaba en aquellos años mozos, aunque apenas tuviera treinta y un años, el precio por los tiempos de juerga empezaban a pasarle la factura con intereses de por medio.
Paolo había vuelto de su viaje laboral por Sudamérica, cansado, con los huesos de la espalda desbaratados por las horas de vuelo, por la escala en Panamá, por el traslado en autobús. Pero era el mismo Paolo, con la sonrisa que lo caracterizaba.
- ¡Uy, amor! – dijo Sandra – vean, ¿cómo se ve mejor, con barba o sin barba? – Vinicio y Nicolás tomaron el celular para mirar bien la fotografía antes de dar su estimable opinión al respecto.
Vinicio llegó con el atuendo de los jugadores del Juego del Calamar a la oficina. Incluso sin mucho peinado, para ir más a tono con la ropa.
- ¿El Juego del Calamar? – dijo Sandra levantándose.
- Sí – dijo Vinicio – como ando de verde.
- Creí que era por el bichito que tiene – acotó Sandra.
Evangeline yo nos volvimos a ver, ninguna de las tres había reparado en el bichito que tiene Vinicio y cuando le pedimos que se volteara para vérselo, se ruborizó y no quiso darse la vuelta.
- Lo único que es mío, es nuestra amistad y el respeto que nos une – nos dijo Amalia cuando llegó a la oficina y se sentó junto a Isabel, Evangeline y mi persona.
El sábado pasado Sandra había sido succionada en plena discoteca de la capital, la habían sacudido peor que un terremoto a una urbe. Porque como dijo Vinicio “Sandra es experta en besos entre tres”. Pero Vini no se quedaba atrás, su trasero había sido golpeado un par de veces, antes de apartarse y pedirle ayuda a Sandra, hay pecados que son más fuertes que nosotros mismos.
Las alarmas sonaban terriblemente y empezaba el simulacro de emergencias.
- Hay que ir así – me dijo Alfonso estirando los brazos hacia el frente.
Pasó el simulacro nacional de emergencia y aquello había sido una división de equipos. Estábamos los que calculábamos las formas de desastres que podían suceder en aquel sitio, luego estaban los naturales, Vinicio, Nicolás y Amalia, que no les estresaba la situación, los del equipo de Donato, Regina y Evangeline, que veían las posibilidades de salvarse en caso de una invasión zombi y aparte estaban Alfonso y Romeo. El primero con su cara ida en algún pensamiento que no tenía relación con las emergencias y Romeo… tranquilo, relajado, comiendo cuando se suponía que el mundo caía en caos. Paolo no participó, el cansancio lo dejó aminorado; y Mateo había pagado la planilla el día anterior, por lo que no asistió a la oficina, posiblemente se habría ido al equipo de los que esperaban que los zombis devoraran a placer.
Llevaba una semana sin hablar con el abogado, nada interesante habíamos tenido para conversar, hasta que hoy a las cuatro y seis minutos de la mañana me envió un mensaje. Era una imagen de sus muslos, en el izquierdo se había tatuado la palabra “love” y en el derecho “hate”. Yo le respondí con un emoji de un mordisco, la próxima vez que nos veamos, completamos el mensaje.
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