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Arde como una vertiente
en mi charco desteñido de polvo
para mi alma turbia tu imagen
que es como un farol en la niebla.
Yo apoyo mis besos
como góndolas en ti
y tú te enturbias como tiritando
cuando yo apoyo mis besos como palomas en tus iglesias.
Muchas veces me quedo dormido
como un frasco de donde escapa el fantasma del perfume por el hábito
hasta que lo olvidemos
y podamos volver a comprobarlo.
Y despierto
sorprendido de tu vientre
que trama el hijo
como una rueca frutal.
Porque luego él será como las hiedras y trepará hasta tus ojos
Y yo lo aprenderé tras las ventanas
y luego él trepará por las columnas hasta tus ojos
y podrá verme en tu vientre guardando su tumba como una vela
porque habrá resucitado de tu vientre al cielo de tus ojos
y él será la hiedra que crecerá como el humo adosado a tus cráteres a tus volcanes
mientras su sombra trepa en nuestras almas
como la humedad cicatriza los muros de los templos.
A veces me quedo dormido
y al despertar pienso mientras tú sueñas
y escucho cantos que se atreven en tus senos
como las mariposas del panal que sueñas.
Y escucho en sus cúpulas cómo el jugo se enrolla
para nuestro inimposible uno y otro
para nuestra sola persona
para nuestra sola carne.
Cuando te miro de cerca eres como de naranja
como si estuviese dormido sobre una playa o sobre un cielo completado
No importa que no pueda sumergirme
hasta el primer tamaño antes de la nada.
Me basta con sospecharte de uvas
y pensar que en cada lugar tienes un árbol de mil manos
que esperan como flores el rocío de las mías.
Me basta con rozar un gong en una uva de tu vientre con mi antorcha
e incendiarte de ecos.
puedes ser íntegramente mía como mil estrellas simultáneas de mis ojos
con sólo convertirme en un pecho de tu abrazo
un pez de tu vena
mango de tu puño
para la noche en que eres valiente como la guarida de una grieta.
Las velas son pinceles velocísimos que hacen las cosas
son puñales de la noche
Pero las velas no pudieron hacerte
los ojos de mis manos te tuvieron antes de las velas
porque eres perpetua de mis ojos como las lágrimas
como los párpados.
Ha llegado la primavera y tú me emites de tus grutas
como el canto del agua próxima
porque he quedado como el eco del perfume.
Y yo corro por el páramo preparado de árboles
como la playa perfecta que saben las olas que se llevan el secreto de los castillos.
como la herida que tienen los puñales antes de la herida.
y te despierto para decirte que el invierno ya pasó
y que en las guitarras de las ramas crecen las frutas como un canto
pero tú que eres la tierra tiemblas aún por el arado como un corazón
y yo detengo el agónico ariete de la sangre
para apaciguar las olas contra los muros.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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