1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
Desde aquí y ahora medraré en los pasillos
de tu savia para que cuando yo, que tam-
bién soy el mundo, pase como el viento
por tus hojas a recoger el eco que te dejara
latiendo mi alarido, pueda agacharme
sobre tu sagrario, como una abeja,
y morderte el alma dulcemente hasta
llegar a la imagen con que me has
aprendido.
Toda mi ternura se agachará para
apaciguar los pájaros de miedo que se te des-
bocan, y cuando descalces tu
verdad, del mundo que te acoraza y veda
besaré la nuca de tus ojos desnudos, porque
allí está tu palabra de silencio que no
tiene mentiras. Y ya no podrás ahorcar el
alma sin ventanas, porque te habré clava-
do un lanzazo de sol hasta la entraña
del sueño, y habré arrostrado tu locura
de paloma ciega con la mansedumbre
de una mano cautelosa, y tu marea
y la luna de tu marea se doblegarán
ante mi playa que te arrostra, y ya vencida,
pero sin derrota, porque también la
victoria será tuya, alzarás el
vientre de tu alma como un altar que
tiene un ara por mi rostro.
Ahora, que sabes que Dios me empuja
por la espalda, porque es una consigna
de altura que te encuentre, alcánzame
tu mano como una baranda, porque
yo también soy ciego, y en este
grito de silencio te reclamo, como una
lámpara ganzúa para el candado
de mi sombra.
Acércate mi devoción te espera sin
palabras, y el hueco de mi costado
que es tu lejanía tiene un nombre que
se parece a tu rostro.
Ese himno que se inflama como incienso
en tus espacios será un testigo de mi fervor
con que te acato, como a un imperativo
de destino presentido.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario