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desde aquí mi adorada azul
tengo la noche al hombro y una luna de sangre a media asta
he perdido la voz como la dulzura de las manos en las piedras
y mis telares vacíos se levantan de invierno hacia el horizonte de los labriegos partidos
desde aquí
soy
busco y donde el mundo pierde las palabras y las manos
levanto tu imagen que es mi soledad
las trincheras profieren las batallas
las esquinas deponen su pavor de fuga
y huyen las ciudades
también los silencios y los cementerios
huyen de cal o de terror frontal
hacia el espanto
hacia el silencio vivo donde se pierden las palomas mensajeras
los muertos no tienen la culpa de su sangre
las hormigas se agremian en los vientres dulces
feroces
finales
para siempre
bullen relámpagos desiertos en las catacumbas quietas de las sangres y yo no estoy quieto de sangre aún
no acabo
y sigo con el rencor de las solas medianoches atascando el dolor de mis cerrojos como un sabor a la mitad del cuello
de vino
de náuseas y de beso
aquí
desde aquí
crucifico mi abismo vertical sobre la tierra
remoto grito sin raíces que viene de la profecía que se duda o se pregunta cada día
mejor será dar paso a los ratones
taller ansioso del olvido
donde el sueño pierde el rastro contra el vino
de la tarde que pierde testimonio
hoy peregrino de mi suicidio de silencio recorro mi ermita sin estrellas con la noche al hombro y el hambre de las manos aturdido sobre el pan de los espejos
venía desde otra orilla
el día es siempre aquí
la hora es siempre ahora
y porque tengo todavía todavía
todavía vive mi despojo de garganta como un obstinado suicidio en golondrina
porque el mar es más extenso que las alas


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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