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Hoy mi garganta mastica el mar. Mi voz
ojos abiertos es un estuario sin memoria
y el barco que me crece, de tanto
naufragio olvidado busca las
alas en un arco azul para hacer flecha
una paloma, que tal vez hoy aprenda
el rumbo.
Ya se cierra la frente de la espalda
sólo mañana tiene sueño
aunque en el oficio de guardarle el
peregrino ensimismado vuelva
el rostro al rastro. Ya puedo ser
de sol si no hay olvido. Ya logré
el miedo de morir como las
golondrinas que se atrasan al
verano y no pueden remar sobre
la noche Es cierto que el telar del
canto se ha secado. Ya el sediento
caminante no beberá de mis
manos.
Pero igual, no habrá olvido
en mi vertiente. Nadie logró
la sombra con mi voz de palo
Si te sirve de bastón, tal vez
puedas subsistir tu zozobra
Pero cuando la última tarde
te haya dado la espalda,
tal vez mi tallo seco de garganta
te ayude a nombrar con una
cruz, un muerto.
Yo aún alucino la luna, en
las noches sin espera
logro flores mis manos de
cactus y de hastío, y para
tocar tu corazón de pan
enciendo un pájaro sin vela
que me ayuda al canto.
Pero no! tanta luna sin
historia tanta noche de
espejismo...
Sólo un último esfuerzo
por poder el sol!
y aunque
se agache la rodilla
de mi paso cansado, mi
paloma te lleva el sueño que
no derrota el camino.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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