1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
Hoy el vino me duele garganta al infinito
despertando mis túneles dormidos.
Y, mientras el mundo,
canto voz de flecha y arco hinchado
porque Dios me escucha
quemar tu nombre como una ofrenda,
te amo, sí,
y toda mi íntima colmena
se asoma para guardarte
paloma, tristeza mía,
cuando en las noches como ésta
eres toda melancolía.
Tú casi no lo sabes,
entre Dios y el mundo hay un país
casi de miedo donde no tienen palabras las cosas.
Sí, es cierto yo te quiero
y en verdad el nombre de tu imagen no te lo puedo
alcanzar.
Tu presencia de pan tu mirada de honda catacumba
garza de durazno
tu oreja de caracol guarda mis vísceras azules
aunque mi canto no te cante
cisne, cuando mi alma de estanque, relajada
te ensueña casi fantasía.
Amor, yo mismo me duelo
porque la carne de mi alma te reclama
cuando el mundo se desnuca en un costado
y yo es cierto, vuelo
donde Dios me ayuda a cosecharte.
Porque no muera tanto el silencio desbocado.
Y el mundo, el mundo, el mundo, casi ausente
se desnuca, lateral como el mar del caminante
porque tú subsistes el naufragio de la gente
aunque el vino te aseste mi abismo de espejismo
y aunque yo cante y no te cante
desde la honda zozobra de mi abismo,
sí amor, mi cóndor se libera en mi garganta
y yo mismo vacío de mí mismo
te busco sobre el barco que te canta
para morir donde mi voz se espanta
si eres sólo la visión de mi hermetismo.
Pero ya no mi sangre sin galeote
ya no más mi molino sin remero
porque ya no puedo morir aunque me muero
Y si pasas,
porque todo se asoma a recogerte
olvidaré, es cierto
pero antes de poner un candado a tu partida
quiero llorar aunque en vano tu desierto
porque luego un puerto
que te guarda doblará el recodo que te olvida
clausurado un rumbo muerto
donde podrías haber sido huerto
raíz tierra, lluvia, corazón y vida.
Adiós, adiós, aunque el vino,
aunque tu imagen se derrite,
y a pesar de mi fervor que no dimite
adiós, porque no aprendes mi camino
y Dios no empuja mi vela.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario