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A la orilla de tu silencio fundé una
ciudad que me soy.
Llevaba un barco de larga sal
(la vela larga quilla en las olas del
viento)
Pero traía el hambre de no haber
tenido puertos, el hambre de ser
alguna vez la espalda de los barcos
Pensé en los monstruos de toda la
tierra y tuve miedo de bajar por muchos
días, yo podía seguir, pero tus árboles...
A la orilla de tu silencio, fundé
una ciudad que me eres.
Después fue el hambre impostergable
y los ojos que quería enredar en tus
parajes.
Todo lo temí la primera noche
alucinando fieras despertaba
acosado por tu silencio
como el último vivo.
el fuego latía como un pájaro
de sangre de música
una mano cada vez más remota
que se tragaba la tierra
quemaba tus propias muertes
manos secas que claudicaban
en tus árboles.
Y un día no pude soportar la
fatiga de mis centinelas.
Al despertar
tus pájaros tiritaban gotas de sol
que canto.
entonces confié en ti
le arranqué mi barco al agua
Y viví días como una tortuga
pasando las noches bajo el
bote.
Todavía sabía que las lluvias
y el frío nos duelen de noche
y un día que ya había quemado
casi toda mi nave,
quise hacer una choza con tus
cañas (tus dedos de caña)
entonces conocí tu voz
No sabías por qué yo decía techo
y frío y lluvia
entonces aprendí que llovías
agua de otra raza, como tallos
de música que se volcaba tu techo
de estrellas, y entonces aprendí
que no debía extirpar los ojos de tus
ramas que yo decía frutas,
porque estaban vivas, y tú no existías
el escondrijo del hambre.
Entonces aprendí a haber llegado desde
siempre
A perder los símbolos de los asesinos
a calentarme con la noche misma
a hablar con el silencio que era
un país de palabras sin lenguaje
de palabras sin cosas
de palabras sin espalda
desnudas de significados
de palabras infinita


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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