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Yo te quería azul y dorada como las
mañanas enormes.
con tus manos transparentes como los místicos
silencios en el templo.
Yo te quería cotidiana y tibia llena de las
mariposas silvestres que giraban en tus
ojos.
Yo te quería así como eras fácilmente
sin la severa gesticulación de los que ya no
son niños
yo te quería indestructible y frágil
como una espada de cristal en la
fuente de un jardín al alba.
Eras amarilla y azul como yo te quería
tu voz polvorienta parecía agua fibrosa y
seca. y estabas llena de caminos sin
senda porque nunca fuiste caminada.
Yo te quería honda como los túneles pero pura como las catedrales
de cristal, como la dimensión en que
los peces entre la mañana y la arena
son abejas sobre los caracoles.
pero tenías un hueco a la espalda
como el acceso indescifrable del silencio a la muerte
y en ti la mañana redonda al otro lado
de los túneles rompía el eterno infinito
descifrado y no encontrado.
Desde ti me llegaba la piedad de la leña
y las llamas eran tiernas pero las sombras
heladas
y el fuego era un jardín como tus manos
y la sombra del fuego procesiones de fantasmas.
Yo no sé si te amaba, pero te era fácilmente.
podía rezar con tus dogmas porque creía
en ti como creo en la mañana.
Y ahora tengo miedo de la noche infinita
y quiero retroceder el túnel que no
avisa el sol del otro lado.
Ahora sí te amo porque ya no eres mía
y ahora tengo el miedo que no tuve
mientras eras dorada porque podrías
ahora ser recuerdo hace mucho.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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