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irrumpiré como un súbito
náufrago que emerge del nunca que
te late azul en un costado
Hay un nunca para cada rostro un silencio
para cada palabra en lejanía que no tendimos
nunca
El mundo nos topa marea azul que la espalda
rostro a rostro soledad a soledad.
de los barcos remotos que te llegan
cenizas lavadas de testigos
me volcaré como un grito caliente
en el tiempo redondo (completado)
de la eternidad en el instante abierto
Yo soy la voz en el acecho de tus caracoles
yo soy la vez que te existe
que te todos los púlpitos
soy el desde total que circunscribe tu
vigilia
soy la raíz que te tierra
soy el grito que te invade
grito de oro
como el sol en un templo sin muros
romperé tu nunca
mis manos caerán en el oleaje brutal
de tu locura conquistada
todo será ocupado como la lluvia en las venas
de la tierra
como la lluvia envainada en los hormigueros y las
cuevas
hasta volcarme en el siempre regresado
como la flor atestiguada en cada abeja
como la flor del hierro como la flor del pan
hasta que mi silencio rompa en tus
piedras existidas lamiéndote la
soledad que ya tendrá mi nombre
Hembra
para que se te ponga mi sol como una
navaja de oro
Dulce yegua de pan
latido para volverme luna
azuzando tu mar dormido
cómo no comer tus ojos de plenilunio
morderte con las manos el pájaro que estrella,
calentado de savia
Siempre la lejanía ha sido después
del día por eso alguna vez preguntarás
por la hora de este canto.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT
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