Qué inútil es explicar cuando el otro decidio no entender

No sé si valga la pena contestar,
porque cuando alguien ha decidido no escuchar,
las palabras son sólo aire que se estrella contra un muro.
Pero aquí estoy,
porque todavía creo en la terquedad de decir,
en la necedad de escribir aunque nadie quiera leer de verdad.

Tienes razón,
hay quienes sólo pelean por el trono,
por la corona de cartón que brilla más en la sombra que a la luz del sol.
Se visten de versos ajenos,
se paran en pedestales de arena
y esperan que las urracas les canten odas,
que las focas les aplaudan con las aletas gastadas,
como si eso bastara para que la poesía los hiciera suyos.

Pero cuando alguien levanta la voz y señala la costura suelta,
cuando una plebeya sin miedo dice:
“Majestad, ese traje no es suyo”,
entonces se ofenden,
se revisten de humos y egos,
se arropan con palabras grandes
y repiten el mismo verso hasta convencerse de que es original.

Dicen que criticar es envidia,
que leer con ojos abiertos es aburrimiento,
que decir la verdad es amargura.
Pero no es así.

Yo también pensé, iluso,
que la poesía era para los valientes,
para los que escriben con las tripas y no con el espejo.
Pero veo que aquí importa más la pose que el poema,
el aplauso fácil que la sangre en la tinta.

Y sí, maldición,
para que su alteza duerma tranquilo,
sí dolió.
Dolió porque uno espera inteligencia donde sólo hay soberbia,
porque uno cree que debajo de la seda robada
hay piel verdadera.

Pero tranquilo,
no volveré a molestarlo,
no volveré a decirle que su traje se deshace en los bordes.
Que se quede con su reino de murmullos y aplausos prestados,
que yo me voy a escribir con mis propias manos.

Genial!!! @Jose Anibal Ortiz Lozada, vos si entendiste
Gracias por tus visitas y aportes a mis letras que sólo salen después de quedarse atoradas en la garganta
y aveces parezco una vaca rumiando cuando vomito lo que no puedo digerir
Así de malvada soy