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Segmento: "Palabreando el Idioma Castellano" - Tema: "Los Principales Clásicos de la Literatura Castellana".
Publicado por Katia N. Barillas en el blog EfÍmera ilusión. Vistas: 227
Segmento: "Palabreando el Idioma Castellano".
Publicado en la edición #6 de la Revista Digital "En Tinta * La Revista de los Nuevos Escritores" de Marcela del Carmen Rioseco - Escritora * Argentina.
Hola a todos. Hoy les hablaré sobre LOS PRINCIPALES CLÁSICOS DE LA LITERATURA CASTELLANA.
Daré inicio con el significado que el “Diccionario de Autoridades de la Real Academia de la Lengua Castellana” da para la palabra “clásico” en “literatura”: ´se considera una obra literaria clásica aquella que ha sido escrita por un autor que, a la postre, se le considera como un modelo digno de imitación en el arte o la literatura´. Recordemos que todas las lenguas tienen autores clásicos que han escrito grandes obras.
Me adentraré un poco en lo escrito y en lo que he leído de uno de los escritores españoles de finales del siglo XIX y gran parte del siglo XX. Me refiero a José Martínez Ruíz que acreditó desde su juventud el seudónimo de “Azorín”. Nació en Monóvar -el fértil pueblo levantino- en el año 1873. Triunfante en tesonera y ardua labor de literato, con una inmensa gama de obras de excelente contenido educacional, precioso y evocador, hizo revivir a los clásicos del siglo XVIII y XIX, sin dejar de innovar en la literatura lo que pudo, que fue mucho. Todos sus escritos poseen un encanto especial, ya que nos hacen recordar las primeras luces que se encendieron en la oscurecida tarde en que estaba metida la literatura española. Azorín, fue quien la exhumó y la renovó. Trajo al público de su presente las figuras que vivieron en el ayer y en el hoy de su existencia. Dijo más de una vez: “no lo dudéis; todos los hombres que por mis libros desfilan están a nuestro lado y tiene nuestras aversiones, nuestros amores y nuestros desvaríos; así vemos a Berceo con un vaso de vino de Rioja en la mano; a Cervantes, metido en su antigua y lóbrega casa de Madrid; a Jorge Manrique, a Góngora yendo a ver al doctor Marañón; a doña María de Zayas y a otros muchos nombres del pasado y también veremos algunos de nuestros contemporáneos que en algún momento del transcurrir del tiempo serán considerados “los clásicos futuros”… quizás su imaginación pueda desvariar por el pretérito, pues yo mismo, al escribir sobre ellos, me encuentro a la par en el pasado y en el presente, así, igual a como se hallan los verídicos héroes de la fantasía; y… ¿por qué no serán de hoy los que fueron de ayer?, pues, porque a pesar de que fueron de ayer, han de ser y estar presentes en todos los tiempos. Vivieron ayer y viven hoy. Los hemos conocido y sus nombres no pasan de moda porque ellos son los “clásicos” vitales, con vida inextinguible, a su “estro” afortunado se debe; leemos durante días a Cervantes y se nos antoja que lo tenemos a nuestro lado. Nos acompaña en nuestros contentos y nos consuela en nuestras aflicciones. Lícito es el hacer revivir con “palintocia” literaria (que se refiere a un segundo nacimiento) a todos estos hombres que nos son familiares”.
Y agrega: “a Cervantes no podemos poco menos de verlo, también cansado, no de escribir, sí de sus cuidados, en la puerta de una venta, dispuesto a proseguir su perpetuo caminar y, cuando al fin le llegue la hora del reposo, desengañado de todo y metido en su antigua y lóbrega casa de Madrid a la que ama tanto, escribirá una prosa descarnada, escueta, limpia, como la prosa del prólogo al Persiles, que es su mejor prosa”.
Queridos lectores: “todos estos hombres cuyos nombres con sus obras literarias desfilan” por tanto, están a nuestro lado y ese es el motivo de que le queramos mucho; el genio siempre será genio de una u otra forma; con unos u otros libros, por tanto, Cervantes siempre será Cervantes y lo que ha de ser, no deja de serlo por las circunstancias”.
Recordemos que el azar desvía momentáneamente el curso de un momento histórico, pero esta desviación es tan sólo provisional. Necesariamente lo que torció el azar, o las circunstancias, o los hombres, se cumple a lo largo del tiempo, como si el azar y las circunstancias no hubiesen existido y, esto es lo que debe consolarnos o desabrirnos. Hagamos lo que hagamos hay una parte de nuestro destino de la que no podemos disponer; por tanto, confiemos en la gran porción de nuestro destino que podemos gobernar; y, recordemos ¿qué sería de nosotros si no tuviésemos confianza? No podemos romper aquella tela de los sucesos tejida en los telares de la eternidad, pero, podemos contribuir y concurrir a tejerla.
Azorín – Madrid, julio 1943.
Después de esta vasta introducción de un escritor y erudito en la materia, como lo fue Azorín, veamos cuáles libros de habla castellana están entre los diez que se llevan la gloria de “clásicos de la literatura hispana”:
1. Don Quijote de La Mancha
El clásico de los clásicos fue reeditado en el año 2015 por la Real Academia Española (RAE) para conmemorar los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes. En concreto, esta edición reproduce el texto crítico y las notas de Francisco Rico, que es el coordinador del volumen, y se completa con estudios de escritores y filólogos como Mario Vargas Llosa, Francisco Ayala, Martín de Riquer, José Manuel Blecua, Guillermo Rojo, José Antonio Pascual, Margit Frenk y Claudio Guillén. El prólogo está escrito por Darío Villanueva, el director de la RAE en ese momento.
2. El camino
Delibes contaba con tan solo 30 años cuando publicó su tercera novela, en 1950, aunque antes ya había ganado el Premio Nadal con ‘La sombra del ciprés es alargada’. Centrada en la evocación de un tiempo mejor, el protagonista es Daniel el Mochuelo, un niño de 11 años que le gusta vivir en su aldea, con sus amigos y sus pájaros. Sin embargo, su padre quiere que se vaya a la ciudad a estudiar bachillerato. La noche antes de partir, Daniel recordará todo lo vivido en su pueblo con mucha nostalgia ya que deja atrás una de las épocas más felices de su vida. Un reflejo del éxodo a las grandes ciudades que se estaba produciendo en la década de los 50. Con prólogo del escritor Sergio del Molino.
3. Fortunata y Jacinta
El papel de la mujer en la sociedad y el clasismo que imperaba en el Madrid del siglo XIX son dos de las claves de esta obra cumbre de la literatura española protagonizada por dos mujeres pertenecientes a dos clases sociales diferentes. Por un lado, Fortunata es de clase baja, ingenua, espontánea y temperamental, y por otro, Jacinta retrata la hipocresía de la clase burguesa influenciada por la religión y costumbres firmemente establecidas. Es la representación del Madrid ‘Galdosiano’ que pone en jaque todas las costumbres de una época inmersa en numerosos hechos históricos, como las guerras carlistas o la proclamación de la Primera República.
4. La Celestina
Considerada como la obra que culmina la literatura medieval española y preludia el Renacimiento, consiguió al poco tiempo de su publicación una sucesión de ediciones y la temprana traducción a otras lenguas a comienzos del siglo XVI (italiano, alemán y francés). Esta tragicomedia protagonizada por Calisto y Melibea retrata las pasiones humanas más elementales, las que no pasan de moda, y le da poder a un personaje, la alcahueta Celestina, que se ha convertido en un personaje literario de fama universal. Esta edición, recomendada para estudiantes a partir de los 14 años, cuenta con notas explicativas y de vocabulario, introducción, apéndice y actividades.
5. La Regenta
Muchas veces comparada con ‘Madame Bovary’, la protagonista de la primera obra de Clarín, Ana Ozores, se casa con Víctor Quintanar, un antiguo Regente de la Audiencia de la ciudad de Vetusta (reflejo de Oviedo) que es mucho mayor que ella, lo que provoca que la mujer sienta algunas carencias sentimentales que trata de encontrar en un donjuán provinciano, Álvaro Mesía. A esa relación también se une el confesor de Ana, don Fermín de Pas, que se enamora de la Regenta y convierte a los dos hombres en rivales. Considerada como un compendio crítico de la cultura de la época, esta edición cuenta con anotaciones del crítico literario Ignacio Echevarría.
6. Lazarillo de Tormes
Esta obra inauguró el género de la novela picaresca que, narrada generalmente en primera persona, siempre cuenta con un personaje que destaca por su picardía, astucia o su manera de hacer trampas ante los demás. En este conocido relato se narra las desventuras de un joven muy humilde que sufre numerosas vejaciones por parte de sus amos: un ciego, un clérigo y un hidalgo. Las penurias que pasa Lázaro son, al mismo tiempo, una crítica a la sociedad del siglo XVI. Aunque nunca se ha sabido a ciencia cierta la autoría de esta obra, muchas teorías apuntan como autor a un poeta y diplomático andaluz de la época, Diego Hurtado de Mendoza. Esta edición incluye una introducción que contextualiza la obra, un aparato de notas, una cronología y una bibliografía esencial, así como propuestas para fomentar el debate en torno a la lectura.
7. Los pazos de Ulloa
En 2021 se cumplieron 100 años de la muerte de Emilia Pardo Bazán que, además de escritora, fue la primera mujer en conseguir una cátedra en una universidad española. También fue la encargada de introducir el Naturalismo en España, una corriente literaria de origen francés basada en la objetividad para representar la realidad, también la humana. ‘Los pazos de Ulloa’, la obra más importante de Pardo Bazán, cuenta la historia del capellán Julián Álvarez, que tiene que administrar la casa del Marqués de Ulloa, un aristócrata que vive con dos criados, Primitivo y Sabel. Con esta última tuvo un hijo, Perucho. Cuando el capellán se entera de esto, insiste al marqués para que busque una esposa adecuada. Dividida en cinco partes, ofrece rasgos naturalistas como la representación de los personajes como víctimas de su propio entorno o siendo controlados por sus propias pasiones, entre otras.
8. Nada
En 2021 se conmemoró el centenario del nacimiento de la escritora Carmen Laforet que, con tan solo 23 años, ganó el Premio Nadal en 1945 con esta novela que supuso una corriente de aire fresco en la prosa de la época gracias a la escritura con la que reflejó la realidad de la posguerra. Por este motivo, Ediciones Destino, editorial que concede este prestigioso galardón, presentó esta edición especial con prólogo de Najat El Hachimi y epílogo de Ana Merino. Andrea llega a Barcelona para estudiar Letras. Sus ilusiones por comenzar una nueva vida chocan con el ambiente de tensión que sacude la casa de su abuela. Además, la miseria de la posguerra es un peso más con el que cargar. La protagonista relata el contraste entre su deprimente entorno familiar y el nuevo mundo que encuentra en la universidad a través de personas como Ena, una joven fuerte, valiente y decidida que ayudará a Andrea a encontrarse a sí misma. Título cumbre de la escritora, está considerada como uno de los libros más influyentes en la literatura española del siglo XX.
9. Olvidado rey Gudú
Repleta de fábulas y fantasías, narra el nacimiento y la expansión del Reino de Olar, con una trama llena de personajes, aventuras y un paisaje simbólico: el misterioso Norte, la inhóspita estepa del Este y el rico y exuberante Sur, que limitan la expansión del Reino de Olar, en cuyo destino participan la astucia de una niña sureña, la magia de un viejo hechicero y las reglas del juego de una criatura del subsuelo. Curiosamente, y aunque la propia escritora la consideró como uno de sus libros favoritos, durante la redacción de estos clásicos (con un manuscrito que llegó a alcanzar las 2.000 páginas), Matute dejó de escribir ya que una depresión le impidió seguir con su carrera (aunque consiguió retomar la literatura poco después). Tejida de realidad y leyenda, de pasado y presente, esta obra constituye una gran metáfora del alma humana y su historia, alentada por los deseos y las inquietudes que desvelan al ser humano desde hace siglos.
10. Poeta en Nueva York
Lorca llegó a Nueva York el 25 de junio de 1929 (en el Olympic, el hermano ‘gemelo’ del Titanic). Nada más llegar se enamoró del Chrysler Building, el edificio más alto del mundo (hasta ese momento) y que estaba en construcción. A través del mismo también descubrió las desigualdades sociales que existían en la gran ciudad y en qué condiciones trabajaban los empleados negros del edificio. Todo ello, junto a la visión de la ciudad por parte del poeta, fue relatado en este poemario, considerado como un hito de la poesía del siglo XX, en el que expone la deshumanización y la alineación de la vida neoyorkina. En esta edición, formada por dos volúmenes clásicos de la literatura española, se ofrece un acercamiento diferente a la obra, ya que recoge la labor de reflexión y creación que ha llevado al compositor y pianista Josué Bonnín de Góngora a poner música a sus poemas.
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Entre líneas y antes del prefacio de su libro “Lecturas españolas”, Azorín, nos dice: ´la coherencia estriba en la curiosidad y en una preocupación por un porvenir de bienes y justicia; trabajemos en las ciencias positivas para que los extranjeros no nos llamen bárbaros; por tanto, y como clamó en el año 1901, el escritor español, Joaquín Costa… ´no dejéis penetrar el frío en vuestros pechos, encendidos ahora en amor y piedad para la madre España´.
En el prefacio, nos dice: “mi deseo personal es ver lo que en realidad hay en la vieja valoración de las letras castellanas; deseemos que cada cual, que cada crítico, que cada publicista, en vez de atenerse a un patrón marcado y sancionado, fuese por sí mismo a comprobar si lo que en las cátedras y en los libros académicos se dice que hay en tal autor, en tal obra, existe realmente o no existe; así se podría formar una corriente viva de apreciación y la literatura del pasado, los “clásicos”, serían una cosa de actualidad y no algo muerto y sin alma”.
Y, ¿qué es un autor clásico? Un autor clásico es un reflejo de nuestra sensibilidad moderna. La paradoja tiene su explicación: “un autor clásico no será nada, es decir, no será clásico, si no refleja nuestra sensibilidad; nos vemos en los clásicos a nosotros mismos y por eso es que los clásicos evolucionan… evolucionan según cambia y evoluciona la sensibilidad de las generaciones; un autor clásico es un autor que siempre se está formando. No han escrito sus obras clásicas sus autores; las va escribiendo la posteridad. No ha escrito Cervantes el “Quijote” ni Garcilaso las “Églogas” ni Quevedo los “Sueños”. El Quijote; las Églogas; los Sueños; los han ido escribiendo los diversos hombres que, a lo largo del tiempo, han ido viendo reflejada en esas obras su sensibilidad. Cuanto más se presta al cambio, tanto más vital es la obra clásica. El Quijote es la más vital de nuestras obras. ¿Cómo ha sido visto El Quijote en el siglo XVII, recién salido de las prensas?; y, ¿cómo ha sido visto luego, en el siglo XVIII, por los ingleses?; después, más tarde, en la XIX centuria por los románticos alemanes y, ahora finalmente, ¿cómo lo sentimos nosotros?”.
No estimemos, queridos lectores, los valores literarios como algo inmóvil, incambiable. Todo lo que no cambia está muerto. Hagamos de nuestro pasado clásico una cosa viva, palpitante, vibrante. Veamos en los grandes autores el reflejo de nuestra sensibilidad actual. Otras generaciones vendrán luego y verán otras cosas; pero, todo eso, no es cuestión de querer o no querer. Todo esto ¡oh eruditos hoscos y regañones!, responde a una ley inflexible. Se siente con la sensibilidad que tiene. Los juicios no pueden ser modificados ni definitivos.
Azorín – España
MI ANÁLISIS PERSONAL
A nosotros, quienes gustamos de plasmar nuestras ideas en papel y que estamos enamorados de nuestra hermosa lengua castellana, puedo aconsejar que, no debemos cansarnos nunca de: escribir, instruirnos, imaginar y hacer imaginar; porque es nuestro deber crear y a la par de nuestras creaciones… creer en nuestro poder interior para lograr nuestras metas. Recuerden que, podemos aceptar críticas constructivas que nos ayuden a crecer en nuestro quehacer literario y no debemos aceptar bajo ningún aspecto, críticas destructivas de quienes no han hecho absolutamente nada en la vida y ni siquiera tienen idea de cómo hacerlo; me refiero a quienes critican por “poner el dedo” nada más; a quienes se empecinan en encontrar una falla en lo que hacemos y hacer de esta “una tempestad en un vaso de agua”. Esas personas tienen únicamente un objetivo: que nosotros claudiquemos, que se nos baje la autoestima y destruir la imagen que nos ha costado tanto forjar; y, como bien dijera Azorín en otra parte de sus obras: “un crítico no podrá añadir ni quitar nada de las ideas que se tengan sobre un autor. De atreverse un crítico a juzgar por cuenta propia, se producirá un escándalo y los santos varones de la erudición y de la investigación se llenarán de horror”.
Gracias.
www.katianbarillas.com
Escritor - Barillas Katia N.
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Bibliografía:
Multi diccionario ilustrado.
Azorín: “Los clásicos redivivos – los clásicos del futuro”.
Azorín: “Lecturas españolas”.
Sitio virtual: http://xn--educacintrespuntocero-rcc.com/ – “Clásicos imprescindibles de la literatura española”.
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