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Segunda entrega de sonetos.

Publicado por Alonso Vicent en el blog El blog de Alonso Vicent. Vistas: 1174

SONETO POSTRERO DEL AÑO

No pido ni el favor ni la tortura,
ni un cielo más azul del que ya existe;
me miro en el espejo de lo triste
sin perder del reflejo la cordura.

Pienso aún, y lo hago con soltura,
me ajusto el sobretodo que desviste,
me asomo a lo que veo y que no viste
y siento cómo aprieta mi atadura.

No es el mundo un hogar cuando se pierde
ni somos más allá de la batalla
ni fuimos si el recuerdo nos traiciona.

No es la boca una boca si no muerde
ni es labio el labio que al besar no calla
cuando con otros labios colisiona.


NACÍ EN UNA REPÚBLICA DE BESOS.

Nací en una república de besos,
en un estado libre y solidario;
crecí en puertas con luna y sin armario
y en ventanas que huían de sus presos.

Al aire me curé de los decesos,
me empapé del sabor a vecindario,
me acomodé el papel y el escenario
y compartí mis carnes y mis huesos.

A la carne agradezco mil placeres,
a los huesos les debo un gran apoyo,
al vecindario poco, pero gracias.

Al escenario subo por poderes,
para la sed me agencio un buen arroyo;
lo demás, unos saltos y acrobacias.



SI TIENES QUE DEJARME.

No me dejes exento de tu boca
ni preso de un color que sepa a labio
pintado con la tinta del agravio
en que el paso del tiempo desemboca.

Si tienes que dejarme recoloca
el carmín invisible que es el sabio,
el que no disimula lo que rabio
por haberte sentido en lo que toca.

No me dejes del todo abandonado
en mitad de la nada que no encuentro
ni me des por perdido o encontrado.

O aún mejor; secuéstrame por dentro
el recuerdo de haberte acaparado
y déjame salir de tu epicentro.



SONETO A LA LLUVIA EN LOS CRISTALES Y EN MI ALFOMBRA.

El día es gris como si el alma fuera
parte cortante de un fatal acero,
y de tus ojos el azul que espero
anclara cielos sobre un mar de cera.

Llueve en la alfombra de la casa austera
que te albergó del torrencial enero,
que cobijó con delicado esmero
tu transcurrir y mi paciente espera.

Como de lágrimas que sé perdidas,
en los cristales martillean gotas
faltas de ritmos y de bellas notas.

Trae la lluvia al socavón que anidas
un mar de lodo que mantiene asidas
a ras de suelo mis mojadas botas.


SUPÓN QUE ESCRIBO EN MARTES TRECE ESTE SONETO

Supón que escribo en martes trece este soneto
después de un lunes casi inexistente y frío;
supón que ya no existe nada, ni el vacío
de verse impar, y falta, íntegro, mi asueto.

Nadie me espera a la salida de un prometo,
ni me calienta el borde airoso de un estío
que la sequía dibujó en lienzo baldío
para borrar después su trazo y mi boceto.

Pasó la nube y la locura del que empeña
a largo plazo la ilusión y su camino;
quedó el aval, sin firma, dueña ni destino.

Llegó la hora del balance y, a la greña,
un despropósito partido y sin medida;
llegó la noche, con su insomnio y resentida.


ROSA

Ando cicatrizando treinta años
y aún sangra la herida por mi piel;
nos dieron a beber de nuestra miel;
después cielo e infierno, dos extraños.

El tiempo no curó mis cumpleaños
ni fue el abrazo de la muerte fiel
al compartido espacio que un garniel
brindó a la adolescencia con engaños.

Una cosa falló, que fue yo mismo;
una motocicleta acelerada,
una pizca de más de egocentrismo.

Dieciocho; maldición en mi morada,
precipitada toda en un abismo.
Pudimos serlo todo y fuimos nada.


QUIERO DEDICARLE A NANCYSANT ESTE SONETO.

Poeta que al amor le cante el verso
como lo hace "my Nancy" no hay ninguno,
y lo digo, señores, por si alguno
en sus propias ideas anda inmerso.

De su palabra soy un buen converso
y a su timbre de voz mi voz aúno;
no vayan a creer que soy un tuno,
si acaso un escritor casi perverso.

Sabemos que decir siempre hay quien diga
y también que cantar siempre hay quien cante
rimando con los pies o en disonante.

Pero con Nancysant el verso liga
la estrofa, el sentimiento y el instante;
¡Menuda amiga tengo! ¡Qué talante!



MARGINADA

Con su vestido de colores viene
la triste niña que olvidó el futuro,
huérfana, sola y adosada a un muro
que en su pequeña espalda se sostiene.

Ya puede hacer calor, que llueva o truene,
o que le lancen el peor conjuro;
es el color de su vestido puro
reflejo fiel del alma que contiene.

Llega a mi altura y reconozco el paso
leve, presente, frágil, dulce; ido.
Sigue y se pierde, sombra de su sombra.

Vaga soñando en alas de un Pegaso
que rescató de entre su propio olvido.
Vive y subsiste en lo que no se nombra.


SOMOS

Eres con mucho el fulgor que me ciega,
soy el espejo del ojo que mira,
ciegos los dos por amor en la pira,
fuego candente que en sangre se riega.

Todo se pierde con gusto, y se niega
otro futuro, otra huella, otra lira;
otra mirada, poema o mentira
libre de culpa y propensa a la entrega.

Dos principiantes cosidos a besos,
dulce en los labios el labio que asoma,
fuerte el instinto al saberse traviesos.

Somos con creces el máximo axioma,
suma de carnes, de sueños y huesos,
resta que ignora del tiempo la broma.



¿QUÉ ES EL AMOR? (soneto blanco)

¿Qué es el amor sino una dulce guerra
en la que intiman los vocablos sordos.
¿Qué es, pues, sino el saberse preso, adicto
a un movimiento ciego y virginal?

¿Y qué decir de la anestesia propia
y de la ajena, del sentirse dos,
uno con otro, uno simplemente
entre los astros, sin pisar el suelo?

Que es para siempre dicen, luego callan;
para lo bueno a medias y en lo malo
un frente unido para más poder.

Que hasta la muerte todo es un vivir
aunque se muera cada día un mundo.
Que es el amor una mudanza dicen.
  • Manuel Bast
  • Eratalia
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