Para este año nuevo…

Leyendo tu carta,
Mujer de templanza
Yo, te escuché rezar.
Con alma de niña
Al cielo, te vi mirar
De forma tan limpia;
Que el Cielo –pensé –
¡Le habrá de escuchar!

Fue, un ruego sencillo
El que oí vibrar
En tus dulces labios.
Como el reposado suspiro
De un pecho que exhala
Lo que ansía dar.

“Este año yo pido:
Que el hambre
Se ha de acabar
Y que el hombre sabio,
Descubra la cura
Del sida mortal”.

“Y que al niño pobre
Lo dejen si hambre jugar
Sus juegos, de vida
Sencilla, de risa y de paz.
¡Que no los maltraten!
¡Que no los corrompan!
¡Que no los abusen!
Ni les nieguen pan”.

“Que no haya mujeres
Que solo aprendieron
Del puño cruel, el llanto
Y el miedo y el grito y el mal”.

“Que el mundo tolere
¡Que no vitupere!
Al hermano perdido
Buscando un hogar
Sin grietas, con luz y calor”
“Y procure el pan de sus hijos,
Ganado con honroso esfuerzo
Sin ser desdeñado y con dignidad”.

“Y ya por clamar…
Yo pido –dijiste, cerrados los ojos-
Que no se las nieguen
Aquellos que suelen
¡Hincados de hinojos!
Al cielo rogar”.

Leyendo tu carta,
¡Mujer de templanza!
A tu limpia alma,
Yo la vi rezar.
Y acallé mi enojo,
Cerrando los ojos
¡Por más aguantar!

Y con mi vergüenza
-Leyendo tu carta
Por sagrado libro-
Me puse a rezar:

-Padre de todos
Que en el mundo habitas
Santifica el llanto
Del niño y del santo
Y convence al hombre:
Que nunca ha bastado
Con clamar Tú nombre

Ni el sacar la lengua
Para comulgar.

Ni con manos juntas
Pretender rezar.
Que el reino en que habitas
Sea santificado;
Y que aquí, el pecado:
-El de acumular
Obligando al pobre, tu pan
Ni oler o tocar-
Sea la vergüenza
Del hombre de paz
En tu mundo. Y libéranos
¡O Padre! De perdonarnos
A nosotros mismos,
Si –por cobardía-callamos
La propia y molesta vergüenza;
Y luego, ignoramos
Su hambre, su pena y su mal.

Padre justo de todos:
No permitas, que caigamos
En tentación de escuchar,
La ignominia del que intenta,
La misma justificar.
Ayúdanos Señor
Para no aguantarnos,
cómodos;
La cobardía de ahogar
Nuestras ansias de gritar:
¡Basta!
Ante el abuso lascivo
El robo y el maltrato con empeño,
Del emigrante, del pobre
y del desvalido
De la mujer. Y del niño.

 

El año debería ( en cuanto a propósitos ) empezar cada día.Me ha encantado leerte,saludos