Tus Ojos

TUS OJOS

Me estoy mirando en tus ojos
y no consigo encontrar
palabras para expresar
los irisados,los rojos,
las chispitas de oro y plata
que en tu profundo mirar
destellan,cual luz que el mar
refleja,del sol,al alba.

Son insondables,locura
de amor,de fuego que abrasa
y tempestad que le arrasa
a quién intentar procura
hallar promesa de amor.
Hallar el pozo sin fondo
en tu mirar puro y hondo
que inhibe toda razón.

¡Ojos moros! ¡Ojos bellos!
¡Como me haceis suspirar!
Quisiera yo al despertar
encontrarme dentro de ellos
y descifrar el misterio
que ocultas tras tu mirada,
que celosamente guarda
tu semblante frío y serio.

Yo de día y noche sueño
con poderte enamorar
y de tu dulce mirar
ser el señor,ser tu dueño.

 

Hecho, Armonía, ¿Te parece mejor así? En realidad si que quedaba algo amazacotado...:::blush:::

 

Gracias, aprecio el comentario...:::lengua1:::

 

Sobre todo si asoman por el borde del rebozo...:::sorpresa1:::

 

Todo un honor que me haces, amigo Andrés al comentar de forma bastante detallada mi poema, realmente celebro que te haya impactado...:::banana:::

 

Hola Yolanda, de nuevo se cruzan nuestros caminos, me alegra mucho verte por aquí también, estoy seguro de que nos llenaras de tus estupendos poemas.

Un gran abrazo...:::hug:::

 

Es que, amigo Pato, la ventana del alma son los ojos, ¿Quién iba a resistirse a dedicarles al menos un poema? :::banana:::

 

Se agradece, Victor, tu paso por el poema y la indeleble huella que en é dejas...:::banana:::

 

Hola de nuevo, amigo Sebastián, me encanta encontrarte en mis versos...:::banana:::

 

Gracias pasar, Poetakabik, tu huella queda marcada...:::banana:::

 

Gracias Ricardo, celebre que te gustasen...:::banana:::

 

Gracias, Armonía, fue una buena sugerencia y me ayudaste a presentarlo mejor...:::banana:::

 

Jajajaja, gracias Tristitia por rescatar este poema del archivo polvoriento, celebro que te haya complacido y hayas disfrutado con su lectura.
Son los ojos de aquella que me enamoro y que aún sigue siendo mi dulce tormento.

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Hay un tiempo para enamorar y luego llega el largo tiempo de disfrutarlo.
Me ha sido concedido hacerlo.

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Es que en mis tiempos presumía de don Juan pero emulaba a Cyrano para conquistar, aún solíamos salir a rondar pero nada de cantar, prefería me arrimar y mis versos al oído recitar.

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