Tango

El violín que suena y da sus notas,
el bandoneón que las toma
y las acaricia con su cálida voz;
un trino vibra entre las largas notas;
la pareja que se abraza
y comienza a bailar.

Sutilmente,
parecen volar sobre la pista,
parecen sumergirse en el mar,
parecen suspenderse en el tiempo
y hacerse uno con el alma
que Piazzola dejó
en el melódico violín
y el armónico bandoneón.

El tango casi muere;
un paso más acoge el piso;
un brazo que se desliza por su espalda,
y un beso que sella la tonada.

 

muy bien, feliciades , es muy bueno tu poema, saludos

 

Gracias por tomarte el tiempo de leerme, amigo. Que bueno que mi poema haya sido de tu agrado.

 

Muchas gracias por tu comentario, me complace que hayas disfrutado leyéndome. Me complace también saber que mi intención fue lograda al expresar la sensualidad y la pasión del tango en mi poema; me gusta mucho Piassola, y este poema lo escribí mientras escuchaba una de sus obras, inmediatamente vinieron palabras a mi cabeza que intentaban plasmar aquella bella melodía, sin embargo, creo que jamás con palabras podrá plasmarse la nobleza exquisita de la música, aunque los versos pueden brindar un placer artístico igualmente bello, uno puede deleitarse tanto con una obra musical como con una obra poética, pero jamás la una podrá plasmar a la otra en su perfección.