Pájaro gris

Sus pequeños ojos negros
paseaban una profunda mirada
por el verde jardín del río.

De repente descubrieron
un recogido cuerpo oscuro
tendido en el suelo
y muy quieto.

El niño se acercó despacio,
con cuidado,
no queriendo despertarlo.
Levantaba sus pies del suelo
intentando no ser sentido.

Bajó sus recortadas manos
hacia la figura yacente del camino,
cogió al pájaro con dulce ternura,
pero estaba frío
y rígido.

Sus plumas gris marengo
ya deslucidas
arropaban un cuerpo liviano,
frágil como el cristal,
evanescente como el éter.

Las blancas manos del niño,
cálidas en la tarde de mayo
contrastaban con el plumaje
oscuro y yerto del ave.

El muchacho lo contempló absorto
y a pesar de su corta vida
contemplar la muerte tan de cerca
asustaba un poco.

La línea de la vida de aquel ser
que había sido grácil y elevada,
se había visto de repente,
rota, quebrada.

Él compartía con el pájaro
la misma temporalidad carnal,
sin saber explicarlo con palabras,
al mirarlo lo sentía en su interior.

Le acarició la pequeña cabeza
con delicadeza y suavidad,
como si el pájaro estuviera dormido
y con el roce lo pudiera despertar.

El niño lo depositó con tristeza
en un lecho de flores frescas
mientras con afán le preparaba
una esponjosa tumba de tierra.

Envuelto en pétalos de rosas
lo acomodó en el fondo de la fosa,
rezó una oración por su alma alada
y lo cubrió con turba centenaria
mientras una lágrima por su rostro rodaba.

Esta fue la primera experiencia
del pequeño niño ante la muerte,
la muerte de un pájaro desconocido
le enfrentó al gran enigma del ser humano:
¡Nacido para vivir, para morir nacido!.

 

Es uno bonitos versos para expresar esa pena de muerte , un niño inocente que a esa edad no puede encontrar significado tan claro en su pobre mente de nubes , el aun no puede entender mucho de eso y lo expresaste muy , me agrado pasar por bellas letras.
Un gusto pasar por aquí , nos vemos , cuídate.​

 

¡Cuánto me alegro Dulcemirada que te pararas en mis letras y me dejaras un suave y dulce rastro!. Tu aprecio es mi alegría. Me ha encantado tu despedida: ¡nos vemos, cuídate!. ¡Es tan cercana, tan amistosa...!. Te deseo lo mismo. Besos, Daniela.