Una mañana en la escuela

Caen de nuevo lentamente las amapolas rosadas
sobre ese forraje verde que le solemos llamar la vereda
Y entre un suspiro y un susurro nace un instante
de un anhelo matutino que busca una esperanza

La psicología del momento era inexplicable
y nos perdemos todos en una euforia demente
sin más explicación que unas toxinas desconocidas
que provienen de no más que las mismas amapolas

Los pétalos aquellos eran como la lencería de la tierra
que se vestía lentamente prenda por prenda
y se perfumaba también con su fragancia rosada
Y las gotas de la lluvia matinal como la bisutería
que adornaba su semblante con brillos reflejados

Se podían ver los distintos rostros acontecidos en un mismo lugar
y asombrados todos con un mismo milagro tempranero
como si se hubiese congelado el tiempo en una mañana eterna
y nos quedáramos atónitos todos en una fantasía perpetua
viajando entre nosotros miles de pensamientos y sueños

 

Ufff brother, loca mañana. Un abrazo.