XXXVIII.- El alba levantaba.

El alba levantaba las espesas
neblinas de las calles soñolientas
y el viento regresaba las esencias.
Algunas desdeñadas cenicientas
soñaban todavía ser princesas
y el día desvelaba sus demencias.
De vacíos y ausencias
se nutre la locura...
En una noche oscura,
sonámbula, mi alma penitente
buscaba el Paraíso nuevamente.
¿Nunca fuiste a buscar tras un recodo
perdido de tu mente
aquella luz que lo ilumina todo?

Elevando sus alas el deseo
bailaban las eternas pretendientes
la danza interminable del cortejo...
Algunas, desquiciadas y dementes,
lanzaban su requiebro y su gorjeo
a la imagen incierta de un espejo.
Dice un proverbio viejo:
"Nunca es vieja una flor,
ni tampoco un amor"...
Pero, quien busque miel entre las flores,
abejas hallará, pero no amores.
En la caza carnal de cada día
son los depredadores
presa de su famélica jauría.

 

Caray complejo poema. Sutil y claro a la vez.

Me gustado leerte.

 

Buen poema, Ucrónico. Inmenso final.
Saludos desde mi mar.