Lo dijo el doc

:::sonreir1:::
Tras larga caminata en la sierra
dos compadres allegados
en vieja choza pernoctaron
para volver a emprender camino
al poblado, donde vivía el doctor

Uno de ellos bien amolado
bañado en fiebre se consumía
no le calmaba el dolor
ni tres tragos largos de tequila

¡Hagame la merced compadre
de traer aquí al doitor!
¡Llévele éstos veinte pesos fuertes
pa' que se compadezca
el cuate de mi dolor!

¡Pus a ver si quere...!
¿Pero será lo mejor...?
¡Mejor hacemos juerza
y de tripas corazón!
¡Ya nos'tá lejos el pueblo,
déle un último empujón!

Ya desmayado el pobre
no le deja elección al compadre
y ya entrada la tarde,
entra al jacal con el doctor.

¡Compa, compa! ¡Yas'ta'qui!
¡Despiértese hombre, pa'
que lo atienda el doitor!
El enfermo no se mueve,
esta frío y duro, cuando lo examina
el galeno, que de frío,
está calado hasta los huesos!

¡No hay nada que hacer,
además de sepultarlo!
Ya su compadre está en manos de Dios.
Cobró su dinero eso sí y se
marchó presuroso.

Entre lloros y esfuerzos
abrió una tumba donde echó
el cuerpo, bien empetatado,
tocó fondo y lo empezó a cubrir
para emprender el largo retorno.

¡Con dos palmos de tierra encima,
empieza a clamar el infeliz:
Compadre, que no estoy muerto,
no me entierre por piedad!
¡Que le voy a andar creyendo
a un indio tarugo que no sabe escrebir!
¡Lo dió por muerto un doitor
y no se me va arrepentir!

Sergio C. Lechuga M.

 

Ingeniosa tu forma de versar. Te felicito por estas letras.

 

muy divertida y muy adecuado el contenido a la forma y a los medios

 

jajaja, pos si hermano, habrá que aprender a escrebir, jajaja

 

Jajaja, muy buena la anécdota, estimado Sergio;
tienes buena mano para los relatos;
un saludo,
edelabarra