He visto jugar a mi hijo

He visto jugar a mi hijo.
Con su inocencia, sus sonrisas
son para mi alma un abrigo.

Y entre sus juegos y caricias,
mi mente vuela a otros lugares,
lejanos, distantes, pero cercanos a mi hijo:

números, presupuestos y juegos militares,
bayonetas, tanques y enhiestos soldados,
que surcan los cielos, las tierras y los mares.

Mas mi corazón se transporta hacia los campos,
donde los niños juegan con las piedras,
mientras sus entrañas, por el hambre,
entonan su concierto de miseria,
buscando aplausos entre los botes de basura,
en el frío auditorio de las calles…

Mi niño juega, inocente, desconocedor
de semejantes maldades.

Mi corazón se deleita con el abrigo de su amor…
y hace una mueca por los gastos militares.

 

Hermoso poema compañero, derroche de sensibilidad que deleita mis sentidos y estremece mi ser. Placer venir a tus letras.
Estrellas y besos