Le robe tres palabras a Pablo Neruda

Sucede que a veces, el tiempo carcome ruidoso al silencio
Como dos lirios besándose los hombros, los ojos, los sueños
Sucede que a veces no estoy entre hombres y pasos y corbatas
Como un niño sin dulces, con los dientes perfectos

Sucede que a veces me aburro de hacer todo, esperando la nada
Escribiendo en paredes con los dedos heridos, raspando verdades
Con las uñas mordidas, nerviosas, cansadas
Esperando pasmado, contemplando el suicidio

Sucede que a veces me ensucio de hollín el rostro
Y me acuesto en la calle con la mano tendida, a los pasos de nadie
Entre calles mojadas, y ruido y amores
Contemplando al olvido, entre tontos con pieles de cobre

Sucede que a veces la lluvia me besa el cabello
Y la luna se burla incompleta de absurdos que miran
Con los ojos siniestros y la mirada perdida
Como piedras de río, cansadas, tediosas, absurdas.

Sucede que a veces el sueño impaciente regresa
Y los ojos se pudren, valientes oliendo las luces
Cuando todo es de noche y los autos conversan
Callados, tartamudos, oliendo a vinagre

Sucede que a veces me vuelvo como de mármol
Y las mentiras se vuelven cinceles que marcan tu ausencia
Como pasos tranquilos en arenas eternas
Tan llenas de espacios jamás recorridos

Sucede que a veces acaricio tu risa burlona
Y te abrazo violento con los dientes
Y te endulzo las manos con la sal de mis ojos
Y te envuelvo de tanto, y te embriago los labios

Sucede que a veces respiro segundos y horas
Y siglos, y meses buscando recuerdos
Y me empapo de lodo la mente
Y te encuentro y te busco, y te pierdo de nuevo

Sucede que a veces te pienso dormido
Como solo, como riendo, como con prisa
Y te sientas de frente y me observas llorosa
Cuando todo despacio, me aprieta los hombros

Y me aflijo entre nubes y te escucho abrumado
Así, barriendo aburrido las tardes de otoño
Como insistiendo, como capricho, como las olas
Y noches y días y soles azules

Sucede que a veces me arrastro de pie
Y me abstraigo escribiendo ruidoso, casual, alarmado
Como sumas y restas, como dividiendo la vida
Como siempre, como antes, como todos los días

Sucede que a veces te escucho encantado
Y me abrocho la piel, devorando segundos
Abreviando discursos entre libros cansados
Y me siento en el aire y le escupo a la tierra

Sucede que a veces las paredes me huelen a ti
Y las beso llorando, y las toco pensando
Y las pinto con tiempo, y las mojo
Y las tiro a patadas y las alzo de nuevo mas altas, mas altas

Sucede que a veces te grito melancolía
Mientras tu callada en la noche escuchas olvido
Y me acuesto en promesas que nunca te dije
Y tu tranquila soñando recuerdos, me olvidas

Sucede que a veces ¡te adoro!
Y me quemas por dentro, y me besas los dientes
Sucede que a veces ¡te grito!
Y me quito la piel a rasguños

Y te sueño, y te respiro y te amo
Y a veces sucede, que pronto ya me has olvidado.




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muy buen poema muy original trate de usar menos mayÚsculas saludos

 

Es una autentica obra maestra. Tienes un talento que desborda