Cenizas

Cenizas. Toda tu existencia se redujo de pronto a ellas.
Las fantasías, columna vertebral de tu motor.
La esperanza que alimentó tu infatigable recorrido.
La audacia con que enfrentaste los días duros.
La generosa bondad que puso de rodillas a los más siniestros personeros.
Todo resumido a un puñado de cenizas archivadas.
Grisáceo testigo de tu maravillosa existencia.
Ceniciento polvo reclamado por los mares azules que lo quieren consigo para reestablecer su natural magnificencia.
Volátil brazo de los vientos que reconquistarán su soberanía sobre las verdes praderas, las pronunciadas colinas y las cálidas selvas, urgidas de aires nuevos.
Manjar supremo de los fuegos que transmutaron tu densa vida por liviandad extrema.
Ya eres parte del todo y estás en todas partes.
Sobre los vastos campos, sobre los mares fríos, sobre las llamas vivas, sobre los blancos vientos.
Dentro y fuera. Encima y debajo.
En las noches más cerradas y en los días más diáfanos.
No omnipotente. Siempre omnipresente. Estado sempiterno.
Infinita. Y siempre siendo parte de mí.
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A mi madre.

 

Wow, tus letras me acaban de inundar el alma!!
Nostálgicamente hermosas!
Besos,
Chiqui.-

 

Gracias Chiqui, un honor que pases por aquí y dejes tu huella.

Besos.
Diego.

 

Excelente.
Amigo ,me has emocionado.
Un abrazo
Rosario

 

Muy hermoso y emotivo relato en honor de tu madre Diego. Un placer haberte leído. Un abrazo.

 

Gracias Rosario, amiga mía, es hermoso saberlo.
Te devuelvo muchos besos y abrazos por tu emoción que también es la mía cada día al despertar y saber que al igual que mi padre, me acompaña.

Diego.

 

Gracias lore, el placer es mío por tu paso y tu tiempo.

Un beso.
Diego.

 

Bellas palabras, lamento tu dolor, me conmovieron tus palabras, casi me arrancas una lágrima...

Te quiero, besos.

 

Gracias dulce 16, el dolor ha dado paso a la alegría de reconocerme digno en mis sentimientos.

Un beso grande amiguita.
Diego.

 

Vestigios de una esencia, que redunden elipticamente en el entorno, para enaltecerlo y nutrirlo, eternizando el tiempo y la huella de sus pasos, que deambulen en el viento dando potestad de su recuerdo, de su encuentro con el universo, tatuando su posteridad en los residuos de los besos... sempiternos... excelentes letras, se puede degustar la delicadeza que las arman, un placer leerte
Kikos y abrazos apretaditos
:::hug:::

 

Gracias charo, es un gran placer leer siempre tus comentarios.
Un beso,
Diego.