La muerte del colibrì.

Un pequeño jilguero revoloteaba, como cada mañana, en los generosos campos de flores del jardín. Era un momento esperado por muchos…..los pequeños gorriones, que observaban desde su pajoso nido en las ramas del castaño, devoraban aquella danza de elegancia y delicadeza sublimes...ellos, siempre le decian a su madre, querian ser como el jilguero...tambien el buho. Para sus Cancino y experimentados ojos aquella graciosa avecilla revoloteaba con la gracia de un hada en las flores...siempre que le veia danzar en el aire, con semejante belleza y perfeccion, se sentia un poco menos viejo.
Pero por sobre todos era el corazón del colibrí el que se estremecía frente a este depurado rito. No lo sabia bien… ¿Qué era lo que le atraía de el? ¿Acaso aquella acuarela multicolor que decoraba sus finas plumas? O sus movimientos, raudos y celestiales, que impregnaban de vida el jardín….no lo sabia bien. Y era simple: el mismo no sabia lo que sentía... pero sea cual fuese la naturaleza de aquella sensación le llenaba el alma con la fuerza de una tormenta, y a la vez le daba una calida paz.
Lo único que deseaba, con mayor urgencia que respirar, con mas necesidad que cualquier otra cosa era poder estar con el; poder tocar aquel plumaje seráfico, aquellas alas etéreas….toda esa perfección. Pero el miedo siempre le hacia retroceder….
Pero una mañana, no pudiendo mas con su deseo se decidió.
Se levanto muy temprano y fue hasta la puerta del jardín a aguardar la llegada de su amado. Estuvo concentrándose en lo que le diría, en como podría reaccionar aquella musa alada; permanecía controlando su respiración cuando vio surgir un gato negro y de anchas patas. Se estremeció ante el peligro, pero a esas alturas nada podría hacerle “bajar de las nubes”. Estaba parapetado aguardando el paso del felino cuando vio surgir al jilguero….y sintió como su alma se estremeció...el gracioso danzarin de las flores no vio el peligro mortal, y con su gracia habitual volo sobre el jardin; el gato, intrigado primero con la ingenuidad del ave y feliz por su suerte se agacho…. Entonces el colibrí se lanzo en picada sobre el gato…..el felino, al verse atacado reacciono con sus filosas garras alcanzando de lleno al colibrí. Al ver la escena el jilguero se detuvo y se elevo. El gato intento saltar sobre su presa, pero la velocidad del primero se lo impidió….
Contrariado el gato busco el cuerpo del colibrí, pero este había caído a una posa de barro y no pudo encontrarlo...
Taciturno y aburrido, el felino se fue…
El jilguero bajo entonces y fue hasta donde estaba el colibrí. Lo tomo con sus alas, limpio con sus plumas su pálido rostro y lo miro con infinita ternura
-… ¿amigo, estas bien?-los ojos del colibrí, cuya vida se le escapaba, se abrieron entonces
-….nunca me he sentido tan feliz….
-ese gato me iba a atacar a mi…me has salvado…-el colibrí sonrío entonces
-….no, tú me has salvado: me has hecho nacer…-el colibrí murió.

Que ironía: en vida el colibrí Moria…pero al morir, el amor le hizo volar de la ala de su jilguero en una eterna danza que le dio doblemente la vida eterna……fin.

 

Vaya relato, por lo menos el jiguero supo apreciarlo.Un abrazo

 

Linda prosa con un mensaje muy apropiado....las ironias de la vida sorprenden y enseñan cosas que uno no ve. Un abrazo amigo.

 

gracias por tu opiniòn y por tu abrazo..un honor..R. toro

 

me alegro que te gustase; es verdad: la peor ceguera es nuestra propia inseguridad. gracias por pasar..R. toro