El viaje a Colombia (primera parte)

Aquella mañana olía a primavera. En la sultana del norte, empezaba el mes de abril y la temperatura era ideal para amar. Ese año, al fin, estaba lista para ir de viaje, luego de siete años sin hacerlo. Tenía la plena seguridad de que esas vacaciones serían diferentes, muy especiales, pues conocería a la mujer de mi vida, de mis sueños.​

Había tenido que mentirle a mi madre, diciéndole que me iba a Cancún, cuando en realidad mi destino era Colombia, el país que vio nacer a la chica de la que me enamoré, o me enamoró, no sé. Preparé las maletas, empaqué la ropa que reciéntemente había comprado, y no olvidé incluir lencería muy sexy, como parte de mi armamento para la seducción.​

Esa noche me quedé en casa de una amiga, quien supuestamente iba a acompañarme a la playa más bella de México, sin embargo era mi cómplice, conocía mis planes a detalle y me había apoyado moralmente._ Si la amas debes ir a buscarla, no importa que tu madre se oponga_ me dijo y sonrió entusiasmada, luego de haber escuchado atentamente la historia de amor que estaba viviendo y aún estoy. Repentinamente su mirada se extravió, quizá en algún buen recuerdo y cuando la dejé participar en el diálogo me empezó a contar cómo había conocido al amor de su vida, al padre de su hija, mientras la escuchaba sin interrumpir, mirándola fijamente, con mucho cariño y admiración.​

Después de hablar durante horas aquella noche con mi amiga, quien trataba de calmarme porque estaba sumamente nerviosa (el hecho de viajar en avión me altera mucho) ; me dirigí a la cama pues tenía mucho sueño. Apenas aterricé en el colchón comencé a dar vueltas sobre el lecho, Morfeo no quería besarme, sentía un calor insoportable y todo me estorbaba. Imaginaba que el avión se estrellaba, que moría, que aquel podía ser el último día de mi vida y comencé a orar para que todo saliera bien.​

Temía quedarme dormida y perder el vuelo. Tenía activadas las alarmas de tres relojes, mi amiga también me había dicho que me despertaría, que no me preocupara. De súbito, me quedé profundamente dormida. Desperté con un sobresalto creía que había perdido el vuelo, pero aún tenía una hora para prepararme, así que me dirigí a la ducha, aún con sueño, pero con una energía sorprendente pese a que había dormido sólamente un par de horas.​

El taxi que llegó se estacionó frente a la casa de mi amiga, era un jetta plateado. Entonces, sentí que se me bajaba la sangre hasta los pies, puesto que mi madre tenía mi jetta plateado en el pueblo y, por casualidades del destino, el auto del taxista era igual al mío. Casi me infarté del susto, mas de inmediato me sobrepuse y me despedí de mi amiga con un fuerte abrazo y un beso. _Gracias por todo Isabel_le dije y abordé el taxi con cuidado. Llevaba apagados ambos celulares para impedir que mi madre me llamara y se diera cuenta de que no estaba en México. Decidí mantener mi destino en secreto porque si mis padres hubieran sabido la verdad de antemano, me hubieran enclaustrado en un sanatorio mental o peor aún en casa...​

 

Hola Amant, me dejas pendiente del desenlace... Que emoción. Saludos, besos y abrazos amiga.

 

Gracias por estar entre mis letras. Es un honor tenerte aquí, amiga. Mil besos y abrazos.

 

Hmmm así que lencería sexy? jajaj
Precioso y con la duda del qué será. aun así sabiendo en carne propia de el, nada más interesante que ver tu punto... Excelente...